En la zozobra la noche dormida me encuentro, lapsos como tic tac el cronógrafo del cerrajero universal. Fuegos que faroles iluminan mi frente que deposité en objetos perdidos la comisaría mi localidad entre semáforos y ruegos entré al parque Buero Vallejo para que alguna idea me iluminara, caricias eran abrojos derramaba un atrapasueños, sin miedo, al esperpento, una sombra me acariciaba se enredaba en los vellos de mi pecho. Escucha el plañir de mi tentación, llora por todas ilusiones marcharon en y sin valde. Era el susurro y reminiscencia del guerrero toda su tierra lamía, resurgido entre el polvo su memoria, Mientras una dama hilvanaba hilos de seda ...
I A la piedra luciente tu cuerpo vivo, canto piedra de río que sobre mí no ha de pasar, de fondo, yo, sospecho realidad de tu forma serena, de besos que destellan, de música incierta. Oh, realidad, que te niegas a ti misma, dices que jamás has existido sobre el ruedo ardiente, II Sobre la arena de la profunda muerte, cuerpo extendido que canta sobre lo verde claro espejo funde las aves, azur cielo que sospecho acero a labios, piedra viva, luciente blande tu escultura de carne y capacidad de estrella por un mar, donde doblarse, brillo de una luz un desnudo trémulo. III Brillo que a la creación riela, tus dos labios de arena, libélulas de fuego tus gemelas piernas se miran entre ellas, pluma que te esconde entre mi papel de sangre, quiero saber el pronto secreto tu existencia, y tus venas de ríos que se sonríen, oh, tu frontera, de manos nuevas, sol, rivera, y su párpado. Förüq y Leannán-Sídhe MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA