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Mostrando entradas de mayo, 2021

Sembrar la lluvia

Amapola silvestre, llévate mi sangre  a las entrañas del inframundo así como tus pétalos, elevan la sangre de los suelos, que tus raíces,  me conduzcan al tercer reino. Oh, espino amarillo,  que bajo tus espinas, han visto infinitud de cal  varios nacer los montes y senderos,  que todos llevan al mismo sitio a perderse  en el elevado espino  de tu luz. Oh elevado,  cuál sería tu misterio para dejar a este escriba absorto. Brezo silvestre,  sin miedo, tras el olivo te vi crecer,  y una manzanilla cerró  junto con el verso de la caléndula arvensis  que tapó con sus pétalos en cuña,  al caer la luna al cielo. Hervor del sol de mayo, despertando el ojo de la tormenta, necesitando más savia, para respirar, señores cardos bordean el sendero a mi secuencia presa en el arañal mi suerte, visité hoy su familia de arañas, como cada año, ellas, que siempre están porque nunca se fueron, bajo mi olmo de impía mano, plantado, su vena de acequia  que surte el canal de riego, asoman primeras gotas pre

Sembrar la lluvia

Amapola silvestre, llévate mi sangre  a las entrañas del inframundo así como tus pétalos, elevan la sangre de los suelos, que tus raíces,  me conduzcan al tercer reino. Oh, espino amarillo,  que bajo tus espinas, han visto infinitud de cal  varios nacer los montes y senderos,  que todos llevan al mismo sitio a perderse  en el elevado espino  de tu luz. Oh elevado,  cuál sería tu misterio para dejar a este escriba absorto. Brezo silvestre,  sin miedo, tras el olivo te vi crecer,  y una manzanilla cerró  junto con el verso de la caléndula arvensis  que tapó con sus pétalos en cuña,  al caer la luna al cielo. Hervor del sol de mayo, despertando el ojo de la tormenta, necesitando más savia, para respirar, señores cardos bordean el sendero a mi secuencia presa en el arañal mi suerte, visité hoy su familia de arañas, como cada año, ellas, que siempre están porque nunca se fueron, bajo mi olmo de impía mano, plantado, su vena de acequia  que surte el canal de riego, asoman primeras gotas pre

Arañal

 

Arañal

 

Sentir de la turquesa

Umbroso páramo, que relumbras mi contento, miro la sola ribera mi infancia, y hoy me hace compañía, una afanosa, simpática, soledad, no amancilla mis penas, ni es complaciente, amiga ferviente del caos de idea, oh si mis penares te cantaran, como sonora golondrina que me hizo nido, por el pardo firmamento, me arrulla una tímida luz violácea de luna tersa, desde el otro lado, nadie a quien decir adiós, nadie a quien acoger en amable trazo, como fuentes una dicha me bulle atónita y cristalina, que surca del bello campo, sus flores, por este sol de mayo, erijo una sonrisa, más duradera que el bronce, limpia y más resplandeciente, que un destello terso de alba, azul esfera de armonía en simiente, brillo que no morirá de tus ojos sepultado, al viento tu acento canto un apasionado, seguro, transparente, ardimiento, colgando las lumbres de estelas suaves, y amores de esbozos humildes, mi sentimiento no era ni cuerpo, ni alma errante, era rubí excelso primo del granate mortecino, amimas, y rie

Sentir de la turquesa

Umbroso páramo, que relumbras mi contento, miro la sola ribera mi infancia, y hoy me hace compañía, una afanosa, simpática, soledad, no amancilla mis penas, ni es complaciente, amiga ferviente del caos de idea, oh si mis penares te cantaran, como sonora golondrina que me hizo nido, por el pardo firmamento, me arrulla una tímida luz violácea de luna tersa, desde el otro lado, nadie a quien decir adiós, nadie a quien acoger en amable trazo, como fuentes una dicha me bulle atónita y cristalina, que surca del bello campo, sus flores, por este sol de mayo, erijo una sonrisa, más duradera que el bronce, limpia y más resplandeciente, que un destello terso de alba, azul esfera de armonía en simiente, brillo que no morirá de tus ojos sepultado, al viento tu acento canto un apasionado, seguro, transparente, ardimiento, colgando las lumbres de estelas suaves, y amores de esbozos humildes, mi sentimiento no era ni cuerpo, ni alma errante, era rubí excelso primo del granate mortecino, amimas, y rie

MI SOL TE CANTE

  I Mi canción, que el solo monte,  no desconocía, abría dones de una furia, que a mi dulce tormento, apremiaba. Furia insolente, transgresora, impelida al compás meloso. Fuerza de beldad cantada, sonaba mi pena, ya no era. Mi corazón, ya puede alzar el suelo, inmortal materia de verso que mísero, no era lamentable. Ojos enclavados, en reina fantasía, que busco como ribera mi sentido, con gemido, y mitad de alma, tu aire no destierro, acojo, con mi arpa, muriendo montañas en nuevo aliento. Siempre bañas mi hada, mis ojos vespertinos. II Afilaba mi nombre, sin muerte vana. Tu cristal purísimo, que por mi luciente, vive tu luz, que emblanquece, oh, pureza todo el Occidente, en tus labios secuaces, en tus sones como granates, ígneos, y piedras de sangre que seguro silban que me enciendes, gloria, amiga de míseros hados. Sepultado mi cuerpo en tu mágico coro. Pudiera ser mi llanto, rocío en flor mi Leannán-Sídhe. III Raíces en mi corazón, mi flor de Odín completando su sed, dentro mi pecho