Te diviso en mi sentir,
giras evanescente en mi mente,
tornado que acrisola
dentro todo mi sueño,
y te llena del cielo en flores sangrantes,
como besos espumantes incendiarios,
incendiarios de una razón que escapa cuan te quiero,
libre y grande llenándome de ti,
sin tapujos, sin espinas,
nada vive para siempre cariño,
pero afirmo,
que sí es eterna la conexión angélica,
irrefutable,
inextinguible,
inmortal,
álzame el suelo del cielo,
sí el cielo te pido en dos manos verticales
unidas por tu sentido argento,
es algo más
comienzo, esto que ya he empezado,
los ángeles no tenemos miedo,
si caemos es sólo para empezar de nuevo y mejor,
caí en un cromado aleteo tus estambres
y me enganché a tu gineceo para siempre,
amor verdadero
amor sin tópico eterno,
como luna tiene centenares de clones mediocres la llamen
y no la honren,
yo nací por ella,
y no es sólo luz de centella,
ni irisado tornasol
de esquela florida,
ni marea, ni vespertino consumar hueco,
más que halo y vorágine
luna qué serás,
yo solo veo tu mar de sombras semper,
sempiternas,
bienvenida Escarlata a tu nueva vida,
musa doncella vampiro Leannán-Sídhe al mirar,
nueva era recuerda tu profundidad,
esto es danza inicial,
estoy bailándote luna,
sobre través
la senda sin comienzo ni retorno,
no te equivoques,
yo Förüq tu campaña,
ya estoy condenado,
a ti por eso sigo en pie,
la guerra y contienda personal,
que llevas razón
no se elige la escritura de alma,
sólo se elige destinatario
estoy esperando de ti mi nueva condena
mi nueva era de profundidad,
el mañana aseguro si llega será para llegue otro mejor,
vencí a la 1:18 de la madrugada
esa una trágica solitaria,
de vela en mano,
que como dulce fantasma,
siempre me arropa la sábana,
flagrando methafora,
llevando mi dulce tormento a dormir feliz,
porque otro día pude leerte, escribirte y amarte.
Förüq Esteban y Leannán-Sídhe
I Retiro sembrado frente la casa consistorial de los Santos de la Humosa; en una banca sentado en compañía la vetusta del lugar, dos ancianos y una anciana de ternura en raíz, senda de labriego sordo de tranquilidad acrisolada, al reposo del sombrero y la azada, de tórrido verano y pepinillos del diablo bajando sus matas la iglesia de San Pedro. II De la vid a la higuera del patio rural con mecedora y fuentecilla azul, un cuenco con pasas y botijo de agua fresca, saqué mi decencia a pasear las cuestas y callejas de encanto acompañado por fachadas centenarias que brillaban fortaleza en reposo era este un pueblo de gatos en tejados y sus calles, decenas, conté sus patitas, y sus bigotes III Asomaban, al titilar las palometas en farolas, solos cantiles de aura luminosa. Vine buscando cumplimentar mi misión de cabala fantasmagórica y reliquias llevan sortilegios de almas herradoras, por regias forjas en ventanas y portones madera añil al barniz. Me encara la emoción de afre
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