CATEDRAL DEL LABERINTO ESMERALDA: Era una mansión abisal, de tres gárgolas vigías custodiando un laberinto inextricable de la orden el fuego su espejo; guarida y morada de corceles centauros, la flor de Hércules crecía de una luz lejana, sigilosa y eterna, crecía de aquel inframundo un olmo eterno guardián, todo hojas en ojos en llamas, viborillas por ramas. Hidras y Esfinges, como Medusas avisaban con su acecho yerto del peligro, refugiaba, aquella guarida maldita que hasta dioses temían surcar. Aquel bosque umbrío de laberinto, era de aguas azabache y brea encendida. Poso de almas errantes y jinetes difuntos, todo servía a la sed de sangre, en esta fortaleza se custodiaba la llave de la virtud jamás enseñada mas había... FÖRÜQ Miguel Esteba II Más había un cerro las almas condenadas, en su cima era de nieve roja, sangre congelada allá germinaban las semillas del mal y odio resplandeciente, su deshielo alimentaba el río la Estrida tiniebla. Toda bestia aguardaba el regreso de Perséfon...