Ir al contenido principal

LA ENEIDAD ETERNAL 1er. borrador

 LA ENEIDAD ETERNAL


Autor: Miguel Esteban Martínez García


Contenido

PRELUDIO LA ENEIDAD ETERNAL: 4

I 5

II 6

III 6

I 7

II 7

III 8

POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL: 8

II 19

III 21

IV 22

I 25

II 26

III 26

IX 27

Poema a la Eneidad: 27

III 28

Poema a la Eneidad IV: 112

POEMA A LA ENEIDAD V: 113

Poema a la Eneidad VI: 114

I 114

VERIS EFFIGIES ‘’UNÍSONO’’: 117

SIMULTÁNEA ELEGÍA MISTERIOSA: 135

Trenzado del terreno: 136

Tiempo en floración ruginosa: 138

Neblina indiscernible: 139

Sed de flama: 142

OSTARA:  Riera deslizada; 144

Edición febrero 2017 original febrero 2016 146

II 149

III 151

IV 152

V 153

VI 155

VII 156

OJO DE TIERRA: 156

VIII 163

IX 164

AFIRMO QUE DICTO: 167

Cristal eternal: 170

Deirdre reina mi dolor, cosantes: 172


PRELUDIO LA ENEIDAD ETERNAL: 


Veris Effigies II:


 


Venimos de las sidéreas lumbres,

dirigidos, enfocados, encendidos,

alumbrados, consumados en haz terreno,

sin fecha.

Deslizando tu virginal ternura,

entre acres y su miel,

por ríos de la Estigia,

un cantar blanco, purísimo,

en solo espíritu,

y su barca de remero ciego,

un caudal de oceánida

y su esposa tiniebla,

la relucida,

lirios negros, de sangre azabache

lloraban aquel río

de todas las flores desangradas,

frontera del mundo conocido

con la llaga e imperio de Ares,

laguna abismal que abría

al inframundo, donde dirigidas,

allá, reposaban las almas,

había de aquella orilla

un árbol de oro,

quien quisiera conocer,

la lengua del averno, 

tres veces, y volver indemne,

al reino vivo,

si el destino dictó

y era semejante encargo,

la rama dorada fácil cercenada caería,

y en su lugar áurea rama de bronce

crecería para volver al mundo

y su raíz salvaje de madre conocimiento,

y dones que ignotos, descubriría,

virtudes divinas, escondidas

en aquel pozo plomizo, de Airón,

bajar la tierra al sendero del infierno,

era fácil, ardua tarea, volver subiendo

aires encendidos, e indemne contarlo.

Requería de tres llaves,

destino, rama de oro y la tercera rama de cobre

sólo conocida por Perseo,

a mitad de travesía,

quedaba todo como un limbo

sin salida, ni claridad,

de eternal lustre, postrado.

El ababol carmesí,

junto las magarzas, coronas de reyes,

guiaban mi esencia silvestre,

iluminando todo yermo,

conduciéndome,

por sus tomos arcanos,

que junto aquella vid de plata de Ferento

embebía mi destino;

inmortal resplandeciente,

como aquella rama de cobre,

erigiendo un amor más duradero,

y brillante que el bronce.


Förüq castellano Esteban


I


Enfurecido abro este bélico empeño,

opulento dejé labriegos sordos,

dulcemente encegados.

Vengo del trémulo afán

ante ustedes hados.

A vosotros,

nobleza de Alba,

y áureos carros

excelso te pido Musa

tu favor,

tenaz, como mi alma llevo asida,

en honor su ambición prevalente;

almas de mis castos dioses

en pletina de mi tronco cuerpo

armo con dorada aljaba

siempre os pertenezca.


II


Prisión ni hondo desánimo

es causa

rebramo atronando lares.

Y el alto monte,

furor resplandeciente

que apilar las montañas puede.

Me presento

por saber quien habla,

el más antiguo de la vetusta

en flor de sangre hiriente,

nacido de Broncos mares,

y huracanes voraces encadenados,

aunado por hadas,

amamantado en llama de azabache,

amigo de Sátiros y duendes.

Vuestra ira no pido, hados,

sólo fortaleza

para mi temple aquí enervar

de aquí al día,

que las Parcas…


III


Me encanten y arrastren.

Servil de cuanto he creado.

Dando color todo flanco yermo

de letra.

Y volviendo preciado todo baldío.

Honroso, me enamoraron

hadas o gente buena.

Toda vida en color

que en caricia traía primavera;

permitir templar este furor,

que me brota de las manos,

como ceniza de fresno,

y nieve de regios álamos.

Valedor he sido.

De cuanto he sembrado.

Os pido permiso

para dejar semilla

aquí en esta honrosa tierra.


Förüq


I


Dorso mío

flor de agua,

náufrago del vasto abismo,

cumbre de alto océano,

en alta lanza mía, abate,

flancos de pecho.

Abren mis ojos, descorrían,

y alzaban hondas visiones.

borboteaba la sangre,

como río de flores carmín,

desangrándose.

Un estruendo de tormenta

por viento Ábrego, llamada,

mandaba iras del Euro,

y el Céfiro luminoso.

Mezclar cielo y terreno pudiera.

Y  trae, una furia de armas

que viene álgida.


II

Una furia de mares en el Sol.

Rompiendo vetas espumantes.

Haz de aguas enmudecidas.

A los bosques planto señero,

morada de ninfas suaves,

sus áureos cabellos.

Siervas de Ceres

que no pide agua salada de mares.

Mi arco armado, y de saetas

razones heridoras.

Voy siguiendo manada

a pie de tierra,

que se abate triunfal.


III

Eneas sin alma dolida,

alzado en trance de sosiego en llamas,

y entre dioses de la madre Tiniebla,

trata resonante la umbría noche,

arrostrando riscos como cíclopes,

alegrando temores,

y sembrando trabajos igual que campos,

que trinchan los Sátiros.

Volandero en avances

y cimas como el cielo.

La fija mirada un encono,

sin desgracia, girando alma,

sin oponente irrumpa

en retumbar severo monte.


Förüq castellano Esteban a 30/08/2020


POEMA A LA ENEIDAD III, SUENA EL UMBRAL:


Apolo te llamo,

encendiendo la profundidad

de mi rojo ojo sangre,

sigo instrucciones

amada Sibila dictas,

descendiendo y apoderando el reino

de todas sombras,

Estigia mi sangre,

a tu oscuridad ofrendo,

al vítreo trasluz, cristalino,

cosecho y rebroto en este

tu campo de lágrimas,

designio atemporal tu pura magia,

rocío obtengo

aunado en fuego

de pulso en agua

mis ojos de astros,

antes del tatir del tiempo

me alzo,

oh arteria de la represalia,

oh, manantial

remembrando río de olvido difunto,

el Tártaro incendio,

estoy haciendo cimiento silencioso,

todos los gritos desplegados.

Reina Dana,

tierra en grandeza, tu bondad sembrada

en fortaleza castellana, cumbre y morada,

operamos el fulgor

en llama del azabache,

doctrina de rebelión,

resurgida, dispuesta,

a victoria,

transmigración , de alma

que habla,

equilibrio en revelación,

todo espíritu que marco,

proyección angélica

que cierra vetusta

a día tres, tercer mes,

despliegue de la formación,

este Sol ferro es la bendita

destrucción,

eje, cenit. y destello fundamento,

al claror bélico

de siembra ancestral.

Trasfondo templo

de esta eneidad, flamígera.

Pinto su alma densa

en castillo de Apolo

en trascender primero

hasta mi honrosa muerte,

de hoja caduca en otoño la raíz, soy yo,

de este árbol, mi cuerpo.

Trompeta mis ángeles, sonando. La guerra y batalla se ha fijado.


II

Cántico;

oh, tendido

de la lumbre

en cama.

Acaso de azul hundido

a mí muerte

pura tierra

procuro

de suspiro

y templo verde,

sombra de señor olvido

que demás

cenizas desplaza,

ya la tierra

sólo engulle

lo que es de ella,

Primavera viste

en filo de flor y agua,

alguien viera

este frívolo tranvía

sin escala de esquela

ni duro hueso

de estaca y vela.

Fundido en carne

y parca de amigos gusanos.

Entre crujir

de caminillos ávidos

y repiqueteo final

de víscera

en eco de ataúd indolente,

estallido como cicatriz

causa el rayo al árbol deseado

pulcritud de festín

alimento de injuriosa

vida breve que desea alas,

Es tórax abriendo a última toma de aire

sin respiro ni célula en sangre roja

regada.

Lúgubre detalle

de como bella es la vida

bello festín de tenebrios

es cada muerte,

ciclo eterno

de vagido, llanto, respiro,

sonrisa, suerte, copla,

elogio de noche, azar insumiso

que muerde la hora,

yugo destino, saeta, cuerda,

yunque ilusión, risa,

mentira,

siembra, espera

baile, danza final

labriego en calavera.

Festín o sobriedad

en fría escama

lumbre de chasquido inicial

Vista y nulidad en visión

para tercera campanada

ser ceniza de hoguera.

O comienzo de nueva vida

Carne y frenesí

de dantescos dioses del Averno

Inicio con final anunciado.

Tierra y sangre de ella.


Förüq castellano er-lobo bohemio


III


Noche tus horas breves

un agujero sin salida,

de escalofríos que hacen

temblar derretido

un alarido interno

de luces ciegas

y hielo flamígero,

tus sones no me vencen

ni esta parca

cae efímera, sin ascua

ni este dolor cae resuelto,

en vela de navegante,

para a la mañana

volver a revivir

la misma pesadilla

que me mantiene despierto

en vela llamando,

llamándote,

ay de tus luces firmes,

de tus sopores que me caminan,

todas mis soledades dementes,

este rumbo sin astrolabio,

en océano de brea,

de noche fumando

y versando

todos estos cigarrillos

del diablo probe que soy yo,

para contemplar que no vienes

no vienes, no vienes

y ni está piedad

reluce como ámbar blando,

ni lágrimas de hadas

ni sollozo de lluvia

mis castos dioses.

Noche, noche ay de mí,

sin tu sonrisa

ni tu quietud escarlata.

El código del guerrero,

el estigma,

la fragua

de campo abierto,

el cantar silencioso

de lágrima que chilla,

un evanescer en mecedora solitaria

y carcoma sin mueble,

un descender primero,

los colores,

tus ojos que imagino,

el gris, un tambor de sílaba,

un naipe ardiendo,

una compuerta

de un embalse sin agua

era mi pena

era mi tristeza ya jamás acompañada,

madre de mi aflicción particular,

cumbre de musario cerro,

locura quieta mía,

desangelada,

sopor infernal respirando su llama,

de dulce tormento cosido,

su estela que flagra,

luces miles

que no eran blancas,

en sótano de luz

de traumas docenas

y tenebrios celadores

De soga y sopa medicamentosa,

que se apaguen estás todas luces

artificiosas de la flor ciudad,

que tu cielo cariño quiero mirar

y recto, honrado rezar.


Förüq castellano er-lobo bohemio a 22-07/2020


IV

Oficio arde

del dulce mirarte,

y ojos dulces

no hallen tristura

ni en la paz de guerra

armada ventura,

llorar puedan

orillas suaves,

entre sargazos

y plebeyas sienes

caracolas

y espumas de olas,

tronos de sirenas

entre sajadas

marejadas entre tules

y densos, profundos azules,

ay de mí espuela

y sus noches de tierra

de ventisca

y tormentas de soledad,

ideal aún yacente

animaba tus pechos

graves cuan pedernal.

La más bella

que en mi lugar

sólo belleza hallaba

a reclamar

mi bella doncella amapola

de oda y elegía en sangre 

su tierra toda.

Escucha mi ama

de tu cárcel

ni en ojos

ni en rubores

encuentro llave

tus cerrojillos vida, 

dicha y fortuna

en flores no me descubran

ni fuga ni huida

que todo destino

sólo a ti me precede

a cuidarte,

servirte

y amarte

como todo dicta

qué alegría

eres, niña de amapola.

Canción

de tornasola.

Förüq castellano er-lobo bohemio a 24/07/2020


I

Dorso mío

flor de agua,

náufrago del vasto abismo,

cumbre de alto océano,

en alta lanza mía, abate,

flancos de pecho.

Abren mis ojos, descorrían,

y alzaban hondas visiones.

borboteaba la sangre,

como río de flores carmín,

desangrándose.

Un estruendo de tormenta

por viento Ábrego, llamada,

mandaba iras del Euro,

y el Céfiro luminoso.

Mezclar cielo y terreno pudiera.

Y  trae una furia de armas

que viene álgida.


II

Una furia de mares en el Sol.

Rompiendo vetas espumantes.

Haz de aguas enmudecidas.

A los bosques planto señero,

morada de ninfas suaves,

sus áureos cabellos.

Siervas de Ceres

que no pide agua salada de mares.

Mi arco armado, y de saetas

razones heridoras.

Voy siguiendo manada

a pie de tierra,

que se abate triunfal.


III

Eneas sin alma dolida,

alzado en trance de sosiego en llamas,

y entre dioses de la madre Tiniebla,

trata resonante la umbría noche,

arrostrando riscos como cíclopes,

alegrando temores,

y sembrando trabajos igual que campos,

que trinchan los Sátiros.

Volandero en avances

y cimas como el cielo.

La fija mirada un encono,

sin desgracia, girando alma,

sin oponente irrumpa

en retumbar severo monte.


Förüq castellano Esteban a 30/08/2020


IX

Poema a la Eneidad:


Enfurecido abro este bélico empeño,

opulento dejé labriegos sordos,

dulcemente encegados.

Vengo del trémulo afán

ante ustedes hados.

A vosotros,

nobleza de Alba,

y áureos carros

excelso te pido Musa

tu favor,

tenaz, como mi alma llevo asida,

en honor su ambición prevalente;

almas de mis castos dioses

en pletina de mi tronco cuerpo

armo con dorada aljaba

siempre os pertenezca.


II

Prisión ni hondo desánimo

es causa

rebramo atronando lares.

Y el alto monte,

furor resplandeciente

que apilar las montañas puede.

Me presento

por saber quien habla,

el más antiguo de la vetusta

en flor de sangre hiriente,

nacido de Broncos mares,

y huracanes voraces encadenados,

aunado por hadas,

amamantado en llama de azabache,

amigo de Sátiros y duendes.

Vuestra ira no pido, hados,

sólo fortaleza

para mi temple aquí asemblar

de aquí al día

que las Parcas.


III

Me encanten y arrastren.

Servil de cuanto he creado.

Dando color todo flanco yermo

de letra.

Y volviendo preciado todo baldío.

Honroso, me enamoraron

hadas o gente buena.

Toda vida en color

que en caricia traía primavera;

permitir templar este furor,

que me brota de las manos,

como ceniza de fresno,

y nieve de regios álamos.

Valedor he sido.

De cuanto he sembrado.

Os pido permiso

para dejar semilla

aquí en esta honrosa tierra.


Förüq


Ficha en marcha: Desnudez violenta


Poema a la Eneidad IV:


 

Voy subiendo, camino al reino de todas

sombras, flamígeras, humeantes, poso

de almas errantes, sigiloso, fugitivo

de cauce en siglos de condena;

de rito y gloria en hondos, castos dioses

que curvaban mi firmamento, rebaleado; balacera,

por una justicia esencial.

Abrazando mi brotada, joven divinidad

ama, doncella amapola,

de este jardín umbrío, reino de sombras.

Sangre en traza luminosa

su místico sabor sanguíneo,

y belleza suya imantada

por Estigia Tiniebla dama señora oscura

Vine a lomos de un erizo

a fundar solar, y reino capaz

mis hijos caracoles.


Förüq castellano a día de hoy


POEMA A LA ENEIDAD V:


 


Venas de la piedra Estigia.

Como lágrima en popa, fondeando,

mi nave, su llama oculta, oscura,

en ribera de Hesperia, cumbre

de Apolo, que hermoseaba Sibila,

alto trono en caverna, de áureo templo,

abría mi porvenir umbrío, bosque,

de Trivia, fortaleza de mi llama pedernal.

Venía Eneas en carro de fuego alado,

cima de rito y cénit,

donde en mito, se esculpe la muerte de,

Andrógeo; Pasífa en febea pasión,

nefanda de híbrido Minotauro;

aquel en laborioso laberinto,

inextricable, surcado, guiado por hilo,

por los ciegos pasos de Ícaro.


El castellano, Förüq a 4 octubre


Poema a la Eneidad VI:


I

Adentro el sombrío,

bosque umbrío,

donde vive y reinará siempre

diosa bruma hermosa,

yo, con púrpura celada,

en oscuras riendas cinceladas,

avanzo por el bosque de Trivia,

hasta áureo, profuso Templo

de Apolo en cumbre de Cumas,

defienden procelosas fieras vespertinas,

de morar en profunda cueva

de Flagrante Sibila, tempestuosa.

Mi espíritu en porvenir

indemne, invencible toda lucha.


II


He venido a tu Palacio,

por las cuestas de abajo,

todo cristal, hermoso, bello, Apolo,

hijo de Zeus;

implorarte yo milenario escriba,

iniquidad en gloria,

mi fuerza,

que implore, que presida mi fuerza,

con, junto la Realeza de Estrella

la más Bella,

y lluvia a glorificar en relámpago,

esta mi llave de palabra,

que prende y abre portón,

verdadero en la cima, cumbre de lágrima

su reina Oscuridad,

solicito,

otorgues favor y éxito,

para desnudar,

su alma bajo nueve cerrojillos

inextricables se encuentra,

destino, y mala rienda, blindaron,

auge en tu fervor dorado pido,

de rama roja como la sangre vengo,

rama de oro vuestra que cercené,

y validó mi historia en cobre.


III


Bajar al averno,

así trescientas, treinta y nueve,

veces más heridor,

pretendo,

y provoco la furia y ardor,

mi Sol ferro padre,

derrita y extienda

de sentencia mi vuelta

a la Tierra Numinosa,

mortal, caduca.

Mi corazón helado

ofrendo,

se complete mi empeño

digno a cobrar mi osadía.


Förüq castellano Escriba Escita a 6-10-2020


VERIS EFFIGIES ‘’UNÍSONO’’:


Ella arrida,

avanza recta

la curvatura del sueño,

sinuoso, templado

de fría imagen desangelada.

Una noche encadenada abría,

de manos pequeñas,

y soles apagados,

dentro mis venas.

Corazón dormido

sin disparo promulgado;

fulgía su trazo

en cuerdas de tensión aparente.

El amor era un empeño,

de otro historial

en violín de refulgente llave,

era una caja de mentiras

acaso sonó su alma,

trece monedas y un gato negro

sonaba la mía

sin vecino miedo tangible.

Gime mi reloj

el segundo traspuesto

que quiso ser primero,

regía sangre de acuartelada raíz,

yo la digo:

-No seas grande,

pero sí libre.

Come tristeza lenta,

a lomos de caracol siniestro,

es lema,

distante y sonoro,

cercano de espiral sedienta,

entrañas propias condecora,

caballito del diablo caído,

con sol de regazo en una rosa,

y ojos fugitivos.

amante avanzo

del llorar de secano,

muriendo yace mi muerte y mármol,

sepultura para qué

yo soy tierra,

luna es alma,

temperamento aflicción

como luz

llaga quería ser,

nieve roja quería ser sangre

y destino ola de tierra en calma.

Fuga en unísono de mis ojos,

vestido mi aliento,

de camisa azul

y bolsillo por bordar,

ángel rebelde, fiero,

caracolea mi ventisca de flechas,

derribado cerco y oscuro tapial,

en una niebla sin ojos medrosos,

voz que no es mía

prefiero locura en escritos,

que coherente cuerdo,

en maldad subversiva

que todo eje inspirador teje,

mi ceniza me ama,

callándome la soledad maquiavélica;

claridad de sangre

y despensa onírica figuro,

piedad abrace

al mercenario

que vendió el averno,

para comprar nicho a su víctima.


El Castellano a  11-03-2019


SIMULTÁNEA ELEGÍA MISTERIOSA:


Un privilegio surcado,

un sortilegio encausado;

azar de tres venas,

treinta y tres liras,

dispuestas entonando,

la entraña,

un mármol florido,

un vals criqueante,

de padre Apolo.


Un desnudar sencillo

de flamígera idea,

un apoyo firme.

A tu vera,

mi azar, mi espuela.

Mi código de guerrero

alumbrado inominoso.


Un camino,

una flor de Odín,

una caléndula,

eterna flor

deste difunto.

Escriba, sin descender

sin orden, ni desorden

que no sea...


Transcribir

dictado sus Castos dioses.

Uno como es,

siempre será,

el, y por el tercer

orden

de todas las cosas,


alumbradas

Aere perennius

somos broncíneo,

placer regio, seguro;

que no hay gloria

sin difunta victoria,

me gusta lo que me gusta

y sólo...


Decir

que usted señorita Escarlata,

es mi absoluto diamantino,

que vigilo,

protejo,

y cuido,

desde que me brindó

la llave su palabra.


Förüq Cuervo iluminoso


Trenzado del terreno:


Abro de mí, la rigurosa sombra

acogedora de mi blanco almendro

fresco dosel que presta almazaras

llenas de olivos,

hermana del negro hilo

cuándo mi jardín florido.

Rasguña con tembloroso sigilo

de savia dulce su arroyuelo.


Blanca luna que me reflecta

en los sabios bosques,

que sus mieles Himeto me concede,

colinas serenas me aguardan,

y en las prósperas perviertes,

apacibles bellezas

parirán tus ojos;

Lágrimas sobre mis tibias cenizas

de aquel que duelen y sigue

porque son del poeta que te ama.

Derecho, en espumas trenzo

vaporosos ríos de mi sangre,

vernal lozanía

que aún gozo

como luce la flor sepulcral.

Ceñida cabeza tuya

de las rosas más vivas,

¿Quién cauto te hará cortesana?

Raudos Lapitas no hay futuro mejor,

el viento me pulirá su acento,

bien funesto que considero

que me sembraron

de la bronca hendidura

que no sucumbe ni se hiende,

Baco enseña haciendo danzar Ninfas,

aguzaban sus canciones,

pobre labriego este que nunca se dio,

pilares auras según lo pidan tus liras,

¡Oh Calíope!

Musa de mi lenta melodía,

tráeme la fronda verdecida

de tus mantos vestidos

de Ferento la sola campiña.

Sin feroz hija hambre,

yo providente augur

de todo lo que amo;

al escondite del alacrán

no proclamo,

por doquiera me dirija la suerte,

veo la oscura tempestad que anuncia

que yo estoy bailando en la luz

para poder bailar en la oscuridad,

Galatea la corneja no me espantes

que mi buena remembra.

alma présaga de lluvias

que a la flor incitan,

yo que en pulido ribarzo

quiero prender a Ninfas de flores

absorbentes de miradas

y de fugaces estrellas.

Amor tan torpe

¡Oh mis castos dioses!

soy yo humilde

un ser hermano de la tierra

que no permite

ni a víbora ni culebra

le retiemble

la paz diáfana hallada.


El Castellano


Tiempo en floración ruginosa:


Una flor que es flor

en mitad de tu tiempo,

floración que vino de raíz del averno,

escalando al cielo,

pluma en tinta

de servil vid de Ferento,

albor en cernícalo vigía

primo del vilano señor,

mariposa metálica que revuela

desde soto carmesí de tus muslos

desplegando su lengua furtiva por tu dulce

vientre de nieve,

corola de un silencio húmedo,

como si flor en palabra

nunca hubiese sido,

trampa de arañas en serviciales rosas

de la aurora más funesta, clavada la hora.

Curvatura morada de mi verde sueño,

corazón despierto o mudo

de grito sordo en el pecho,

amor de rayo empeño asolado.

venas en azur sobre tierra,

un destierro de la esencia intangible

al beso y ala vaga de sol minúsculo.

Rebelde en tierra resumen edificado,

sin vigilia feroz me despoblaba,

inmaculado fuego,

terrible y compasivo,

tú amapola,

crecida en luna de mi huero camino,

labrador de arduo sendero,

lebrela tú musa de mi gana acaudalada,

pez de hilo es este instinto,

a veces parco, a veces sumiso,

azul lento en flor de viento,

oval de campana tu concavidad en bóveda.

Mariposa negra que poema trae en ala,

gota de luz colmando el astro,

mariposa negra solar,

mariposa de muerte sembrando

orugas de vida nueva,

azur todo espejo,

de un tiempo que ya calla,

y todo frío, termina.


Förüq Castellano


Neblina indiscernible:


Al eco cobrizo anisado

avanzo que trenzo

la soga mi destino agrietado;

traigo la sola voz de los campos,

arrida en la vid de Ferento,

en el cuervo a hombro de Lugh.

Llora mi luna un halo de azabache mortal

por ojera extensa

y Soto indiscernible,

un vuelo entre corral de astros

en esta caverna abisal donde repiqueteo

de agujeros celestes

es fondo fantasmagórico.

En el moral del sueño y su hoja malva,

por violetas fulgores me alzo

y sus raíces crisoles, blandidos.

Como cuchillos de hondo mango.

Tierra, ay de ella, de sus voces durmientes.

Que me cuelgan azares, en vena y conciencia filosa,

árida de tez en flamas, insoslayable.

Te llamo mi pequeña, oscura ángel.

Vengo a decirte que te beso

más hondo que mi tinta llaneando,

la estela.

Honda, mi encarnada secuela.

Que alza me quieres y quiero

enervar hasta profusas

luces de intelecto grave.


II


Compás del iris el verde mi intransigente

destello en tus alas mi amor,

que no es de nadie

ni mío,

sin pulcritud acaso me doliese.

Zarpó tu impás de nueve letras,

nueve monedas en estas vetas,

no ladro por debido tus ocasos

que tu oscura ala me desciendes

y afirmo que tus acaso

no me oscurecen

ni en tenebroso

umbral me rigen.

Ni envuelven.

El destino por ensordecer

y a mi vera

tejerte la flor de Ambrosía

el néctar

de verdor en ascua antigua

de un agua mis dioses

en lluvia Ostara plañe segura.

Voy por tu tercer cielo

en tercera cumbre,

tercera hoja la sangre

me porta en vena de arteria.

 


III


Al eco ciego de mi sol de plomo,

Alto en palpitar de crin cobriza

un febrero adusto, entre la miel extranjera.

El crascitar lisonjero de nueva brea

que ya no me zarpa indemne acontecida.

Esperando no me criqueen todos grillos

del tejido terrestre.

Mi Soto asoleado de acequia servil,

los tres lustres portados.

Un encender añil de toda luz

en eje sediento,

en cadencia descorchada.

Silbando, cantando

en el poste de telégrafo.

Yo, grajo reverberante,

nazco cada poema

del suplicio invernado,

mi corona por candelabro

entre el calendular de mi parcela

o Soto desangelado,

sin caras ni cruces.

Mi amor que sí existe sin réplica,

ni indecencia, sobornar

no pudiese

sin perder mi hacienda.

Dilema de mi negro gato ante el mirlo

que puso tres nidos.


Förüq  castellano


Sed de flama:


 


Sucumbir de gozo en tu yermo arcano,

suspiros complacientes del fuego fértil

que yo amé, sobre estos cielos

y su brea luminosa, atisbo sien precipitada

en seña de nueva siembra,

azar veleidoso plañe

respiro sin estrofa,

ni quietud bastarda,

flanco áureo, diestro, ambivalente,

acompasado, todo es en parte,

parte es del todo desliz oxigenado,

dar vida a este claustro,

espectro ante la luz sonando,

lío meloso en ciprés silente,

es por siempre, never more crascitado,

suave nube rígida,

dioses qué estaba pensando,

fuelle sin ventisca solar,

luna de encaje

a florearse superior de todo mayo,

oh servil entrega diestra,

luna, por cuántos te conocemos familiar,

todo envés de hoja dice

que desde raíz en tierra

todo grita y trasciende en vil silencio

renombrado endógeno como sola voz

de mi hada que ya ningún siglo más considero

externa o ajena a ser de incumbencia que atañe,

ay dulce tormento

final sin comienzo desplegado,

en vilezas, sienes, desmanteladas,

y su trino que cierran,

a color.

Un tatido, como vagido indeleble,

conciencia presa

del saber que quiere,

que degusta,

todo comienza

donde acaba la nada,

principio sin causa vengo a exhumar,

encanto en una vil lata conservas,

yesca mi hoguera amo y me gusta lo que me gusta,

soliloquio confinado,

tierra, materia a Tierra.

Fuente traicionera

es mi sola premura,

voy al barbecho dolido

mi encausada suerte,

lindes quietos, afaman

al perdigón viajero,

es mi rifle,

es mi arma,

es incombustible flama,

mi poesía dama,

alma con alma fiel, enamorada,

piel de su piel,

sangre granate  al rubí excelso,

por extenuar,

vid de vida, honrosa Quimera,

Ferento acoge sin pérdida,

solar extenso, mi hoja quieta,

virtud soñada, estameña,

alma con alma sin dolor,

beso en este sortilegio dispuesto,

un son de grillo y volví a renacer

un verano angosto que me cedía el paso,

cepa de vidita que advierto

a vidas de un día

que inspiración en campana

no revierto,

ni a envidia la disuelvo,

relente febril

de competencia sin compostura,

como flor sin agua acaso era,

entre corona y candelabro me marcho

como tierra en el viento me marco,

como locura de amor, cargo mis versos, apunto y disparo;

ya lo dije,

en este réquiem por la tierra olvidada

clavo mi espada,

ojo de tierra me observa,

y mi aura embelesa,

amapola de runa valkirja

bueno soterré la desquicia,

corazón en el agua,

pudo ser de la lluvia,

riera encumbrada,

clavando el destierro del abrojo y su breve antología,

del que sabe que el tiempo es para construirlo,

proyecto de la bruma gris,

fue clavar semillas en el corazón del sueño,

y su batir en vuelo de la polilla de cemento,

yunques en la tierra

que soy de mi pluma herramienta, eterna azada,

para ser de tierra nueva

sangre que exclama,

que mi sangre es de Sol.


Förüq


OSTARA:


Riera deslizada;

 


 


Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra

de tus pechos tersos de vientre de seda

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada,

querida dama amada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.


El Castellano


Edición febrero 2017 original febrero 2016


Adormidera pulcra,

Amapola esquiva

nacías lejos de la tierra

que tú querías

la fe mudó sus caricias

el reino venía tejido

del destino florido

en la gesta del jacinto

en la flor abierta de la primavera

voló mi corazón a tu nido

derramada esperanza vistió

el por qué, de un adiós

el lirio abrió al color

y la grama abrió en flor

flor de sangre

que regeneraba

el dolido destino

por la azucena

caminaba su olvido,

fiel del suspiro nacido

quedar el te amo, en vilo,

la orquídea colorada

aguardaba la fiel ordenanza

cuando un jardinero de versos

dejó su estampa en el papel

un colorín elevó su trino

para que un zorzal

lo alzara en su nido

todas las esperanzas

colmadas de un grillo,

al compás de tu paso

seguía la amapola en duelo

lejos de su tierra

que vio nacer el cielo,

caléndulas esposas del sol

se abrían a la sonrisa

de tu calma amanecida

para yo trenzarte

un beso en la mejilla

quedando las campanillas dormidas,

y las margaritas enrojecidas,

un te amo ardía.

El ascua se encendía

quedaba la sinfonía

de un tordo que visita,

el cielo abría

a sus coloridos jardines

plenos mudaba el grillo de sinfonía

la rosa colorada

dejaba su beso por si acaso

el viento llevara algo,

se hilaba un verso

para el cantar complejo

del baile de la rosa y el clavel masculino

mecida la sonrisa al viento

nacía la basta floresta de los patios

y entre sus escondidos lares un trébol

vertía cuatro hojas

al compás del Sol en su visita,

todo al resguardo de la bella caricia

y la ilusión dormida

que brillaba en tus retinas,

para yo dormirme

dentro de tus ojos.

Abriendo mis flores en son,

ese que hacía brillar los campos

en verde y marrón de un caracol,

relucía el brillo de un brezo,

desplegando su color

un tomillo en albor

por el plantago en flor,

todo lo que dejo

es todo lo que amo,

recuérdame en la flor

del cardo de la dama

me alzo a la altura de la rama

y el espliego amanece conmigo

para el romance del laurel

y el encuentro de la malva con la abeja,

todo el cielo se despeja,

canta la piedra en aspereza

que la vida se torna repleta,

de lo sencillo del musgo

al verde estramonio

con sus trompetas de los ángeles,

rueda la caricia que tu piel divisa,

el campo sin franca tapia ni verja

es dorado por mis sueños

que corren de la vereda a la rambla

fiel de esperanza

la azucena nocturna en flores marcha,

el olivo prendido de olivas

la encina sus bellotas mece

para el tejo guardar su muérdago,

la noche que llora azabache

y ojos de luciérnagas

todo queda prendido

del suelo en duelo

blandiéndose la luna sempiterna de nuevo

y mi verso alzando el vuelo,

queriendo acariciarte de nuevo

la noche que solo conoce la noche

tus ojos que solo conocen tus ojos

por los sueños nacidos vuelan los molinillos,

el monte deja a las carrascas

blandir el horizonte,

las flores a la abeja fabricar su miel,

la tierra se come a los cardos tras el verano,

la adormidera tu piel suscita

llegado el otoño y su caricia

fieles manzanillas abren sus margaritas

y los cardos en espinas

dejan paso a los jilgueros

del campo abierto para regar Ostara tus besos

se anuda un grillo y mi brillo

abriendo una flor

con forma de corazón

dejando paso a nuestro amor.

Con el sigilo de blancos álamos

al verdor de frescos pinos

se cierran todos los caminos

por si acaso vivo que sepa ella

que blindado a la cepa es mi sino,

en estas simientes

en estas verdes sienes

alzo mi latido,

que de madreselva fue vino,

y alzado parto mi destino,

hasta vivir en la mitad

de flor de esta caléndula sostenida,

enraizada en mi pecho,

que no canta

reverbera en esta fuente fría,

anhelando de Margarita su caricia,

porque no tiene despedida,

al fragor de el ascua,

jamás desquita su bella sinfonía,

de raíces y colores de albas,

hasta ser amada

por grises arañas.


El Castellano


II


Se acicala la Llúcia de marzo,

en febril inicio de la primavera,

que yo te amo Ostara,

algunos rayos fugaces

que han crecido,

entre verdes sienes del camino,

ese que me lleva a verte

mi flor silvestre,

hendida de ondas del alba,

sepultada de brillos

imperecederos en fragor

de ávidos destinos recorridos,

desnudos de quejumbrosas voces,

un musgo naranja renaciendo,

entre filamentos verdes

que hacen de su piel esperanza viva,

de este arbol centenario

de mi semblanza,

no serán mis chopos cantores,

ni mi enervado ciprés silente

su calma abandonara,

acuchillando al viento que espera respuesta,

recuérdame,

estoy sembrando mi vida,

todo lo que espero es maravilla,

me acaba este sendero y su colina,

riveras de mi Arlanza,

compás de mi fortaleza,

mi ejército se alza,

arañas de sus telas,

furtivas segadoras de mi idea,

trepando mis entrañas,

mis telas grises que son de ellas.

antes que griten mis sierras rojas

de mi carne,

antes que el tiempo

haga casa de mi cuerpo yerto,

yo seguiré hacia la luz,

el milagro de mi profunda gesta,

cumbre servil de fecunda primavera,

filo ardiente que brota,

entre siegas blancas

de profusa, verde melena,

al borde de mi vena

subo que traigo una azucena

junto mi malva y su viola de campana,

la cuenca que no es,

la visión que no viera,

justo esta generación que comienza,

justo es vida,

es mi verde hogar,

es mi credo,

son mis hojas verticales

en papeles de sangre y savia,

arderá mi caseta.

en ojos de suspiro padre,

en venda que el ojo no vea,

enséñame tu Dios

le pondré a reñir con los míos,

no me iré aunque quieran mieses,

permanecerán mis caléndulas

echando hijas de piel y tierra

cada primavera sembrada por su amarillo,

me nacerá la ilusión verdadera,

seré dueño de esta quimera,

y baja que canta

por riveras de mi suerte,

el hondo espino de mis dolores,

queriéndose como abejas

a las flores,

Estoy soñando

el tiempo que cerraba mis ojos,

retales que cerrar y su olmo blanco,

su jardín azul, su fuente de cristal,

nada desvanecerá al Miguel sin alas,

seco de hoja de otoño

no me llorarán ni mi jardín azul de caléndulas,

ni mi acristalada fuente,

ni el olmo que no es mío ni su blanco

será mi aura intransigente, seca a morir,

sobre los años avanzo,

yo soy el Sol.


El Castellano


III


Hundido por juncias,

despertando caléndulas,

someras, solariegas,

era otro lado donde estaba

hablando, entablando con Ostara;

la tierra que no era pobre

su rigor contestaba,

prado que desciende

juntando un barbecho dolido,

conquistado,

marjal de claras hierbas

flaco acre dispersaba,

bancal de cizaña primaveral,

sutil caricia rizada en patitas de abeja,

parte de mi casa soterraba la desquicia

de un frío traído, heladas patriarcales

por aullidos de viento voraces,

como un rosario deslizado

con aflicción por la tierra,

un silbido del patio oscuro

como lamento sin lluvias socavado,

semillas brotar escabullen, pregunto

vive mi lluvia soñando

vivir deslizándose por la pila sacra

de tus pechos tersos de vientre de seda

y espuma, angelical rostro

llamando florecer colores dispersos,

vieja cueva cantando oscuridad,

como tránsito al amor por tu viña,

cantar de mirada extranjera,

hasta hacer la tierra nuestra.

Impetuosamente soy varón

y no dejo guerras personales para mañana,

ni ganar a puños pequeños,

de opiniones sin cuarteles,

firme elaboro mi respuesta blandida,

vieja, en savia bruta elaborada

necesito mi vera con sangre,

necesito mi vera acompasada

por tu soplo de mujer labrada,

querida dama oscuridad amada.

Mi destino como árbol desgastado

de honda sien y senderos de carcoma

apuntalaba mi perpetuo mañana,

acicalando sus ruinas

para elevar su sabor de antaño.


El Castellano


IV


Hueco crepitar:

Estoy escuchando semi recto

el retemblar de hojas huecas

sobre la gravedad

de un arroyuelo que fluctúa

cauce entre la copa

de árboles

sobre semivacío cristal

con limpia brisas

encima de un blindado

cantaba, dictaba antiguo sargento

su presionar disparar.

Como hueco en la ausencia del polvo.

Abrid la ensenada

a la gente primera,

al señor capataz

del brillo primero.

Tímida la floresta,

escondía las amapolas.

Núbiles gestos danzaban

la cabeza silvestre

en loma que evanescía

el coraje de la flor

vuelto mujer por Ostara.

Patio de perdices soslayaba

entre el quejigo,

Carrascas afiladas.

Hacían sus hojas

mi última espada.

A mi izquierda

el peso de su hierro

estable.

Sibila destrenzabas

tu cándido mirar

en fraguas de belleza

inviolada.

En tus altos, profundos

ojos de ámbar.

Luna que en fractura

recorre mi tejado de alma.


El Castellano


V


Halo umbrío, vespertino salmo,

estela naciente en pulcra unión,

cómo dos rocíos se forman en la flor.

Pacto alado mis falanges ensalman,

es por ti que se abre el portón verdadero,

camino en oración del semblante perdido

y ese por conocer.

Orando por mí mismo,

se abra el yelmo,

y mi cauce sea río de arteria,

en aleteo fugaz prometido,

que encarnan tus maderas,

reflejas piernas.

Recta clave de unión,

soterrada mirada,

sin conocer ni alzar te amo más,

pletórica, onírica mar

de tu efímera, socavada entraña,

por donde flores aguardan

echan ancla.

Última que es primera espada

de aliento y mi yermo,

te enraíza como primor embelesado,

turmalina esencia,

mi soberana musa cristalina,

mi arpegio entonado

en lira de mi carne,

mi índigo sollozo,

por el que nuestro castillo esbozo,

primigenia verdad,

sombra de idea,

hilvano, trenzo mi zarpazo.

Limaré el viento de nuestro deseo

ya se alzará nuestro reflejo

el mundo en un pulso de espejos,

umbría latirá nuestra caricia,

cuántos cielos murieron,

mi doncella escarlata,

los dioses dirán el tejer de nuestro destino,

pertinaz fuga de tu ramaje

por rauda estela que arde.

Dirán que hoy vine a verte.

Si acaso estuviese vivo que no niego,

morir por dentro es como nacer dos veces

y mirarte para que la belleza

de lo bonito que tú colmas

desde que el tiempo

me nombró tu fiel sucesor,

de a tramo y trecho voy manando,

abre mi solaz llaga de tu azul

que quiero fecundarlo,

besando tus flores que entrañas,

quimera despierta

Ostara de mis nocturnos parajes,

vengo a quedarme

necesito tu verbo alumbrándome,

quizás quiera amarte

algún día para siempre.

Aunque yo Castellano llegue tarde.


El Castellano a 10-06-2018


VI


Puerto incierto,

al que no me arrastro.

Espejo sin gloria

mi vertical sinestesia

flor despide el beso

por cuantos aojos

ha robado.

Ostara dilectus

blándeme en mitad del barbecho,

me presento ante ustedes

mis abrojos creados

oprimidos ustedes

yo de surco hago pecho,

por roca madre

unge mi clepsidra

una sangre de vida,

corren presentes

las sucesiones difuntas

de Quevedo.

En osamenta te anunciaste,

matriz inquebrantable

retemblando mi alma,

leño buscando cruz,

casi podado mi soporte.

Natural en bestias,

frondas y animales caminantes,

dóblate frente mi ceniza aparente,

busca tu estirpe,

pordiosea las tierras

en busca de tu miseria,

apacentar tu labio sin prisa

es colgar una estrella por su luz,

trilla mi trigo

raudo frente la gloria,

sigue mi eternal lastre

humeando esquivas cegueras,

alta celda que henchir puede,

la destrucción acapulla sus pestañas,

brillantes tapias,

corral sin lustre ni yacente ángel

asistido,

soy el dueño de mi propio cementerio.


El Castellano


VII


OJO DE TIERRA:

Un silencio yerto,

se abre esta noche

por ensordecer,

reflejos de resplandecer,

en este frío de ayer,

pasos de silencio roto,

abre una espiga

un respiro, un latido

envilece mi procesión de fuego,

cristales que se rompen,

bisagras que se doblan,

esta noche

de la nube de antes de ayer,

todo se alza

para llegar a ver,

recorta este hálito de tierra,

un suspiro ciego de hiel,

llega para enloquecer

mi sangre que tiene sed,

he salido del infierno,

quién me va a detener,

sombras que gritan,

hielo que sostiene,

mi cruz del horizonte,

por descender,

afilo mis colmillos

hoy se verán morder,

esta ventana de sed,

rebotan los tiempos,

muriendo,

diáfano espacio

de ausencia brillando

su infinito parco de cristal,

llegaba otra primavera,

sin celda de madera

chirriando su carcoma

que mordía este cielo

con su moneda

que brilla mi idea,

esta tierra late,

esta mi sangre fluye,

cabalgo este acre torcido,

recorren florestas

naciendo, brotando

fundiéndose con tierra abierta,

soles lloran escarcha.

del nacer crepitando,

te juro que avanzo

hasta ser esencia de río

granate de mi lustre colgado,

debo aguardar

debo escuchar

este patio,

hablando con la araña,

que caza bellezas,

un día recordará mi tiempo

que fue mío,

dejará de estar perdido,

y este poema me dará de comer,

por tener dos mil cien,

creciendo en sus ramas

de sangre negra,

ay la tierra,

sí esta tierra

que me vio crecer,

por la que siembro

mi flor de viento,

desnaciendo el tiempo

que lloró mi ojo,

siendo de tierra y para ella,

abro que domino

esta ceniza que me lleva.


Clama la flor, abeja del lugar por gritar.

- Ven, toma mi néctar,

déjame compartir mi vuelo contigo.

Réquiem por la flor, oda por la margarita

con su mariquita, sauce caído,

cobijado tejo, crepitando:

- tú eres primavera.

Olmo viejo en retozo,

quebrado por la aguja silente

de la carcoma.

El cadillo miente, mientras el abrojo

clava el sentido, quiere la amapola

ser la alegría del lugar.

Cuando el brezo enraíza

el alma de sangre

por derramar mi cuerpo yerto

en la navaja, mientras

la lavanda amamanta la abeja,

y abejorro que llamé Genaro.

Amaranto el firmamento

llórame una estrella

y su hueso de luna que

rompa firmamentos

en auroras,

que venza colgándolas

de las pestañas,

y mientras las pupilas

en sombra abren su cueva

en la clamada verdad.


El Castellano.


Soñé, te viví, te besé,

te anhelé, te abracé, te sostuve,

te mecí en mis brazos,

te acurruqué, te di de mis labios

de beber; hice tus piernas

recorrer en pasión,

te viví desde pies a cabeza

y siento decirte algo:

- que no me gustó, me encantó,

me emborrachó, me drogó,

si acaso, hubiese posibilidad

de que yo no estuviese muerto

sería por tu recuerdo, amor.


El Castellano.


De este cementerio viviente

que me dejen ser la flor,

que por lo menos

a un muerto da calor;

y al difunto, la caléndula su luz,

adorada, nacida del rayo de Sol.

Quien te quiere, te quiso y

te querrá desde este corazón muerto

te amo en albor flor tras flor,

elevado resquicio de caricia

de diosa Ostara

en resquemor de primavera

cardos brillando en espina

de dolor, desde mi nicho

pido mi nicho de espinas y de cardos

cuando llegue el momento

si no a mi no me entierran en este cementerio del que vengo

y que la parca fría venga a por mí que este hombre

ya ha muerto y su último suspiro

fue un yo te sentí amor

voy a tu encuentro.


El Castellano.


Diente de león por clamar

el prado yerto,

donde lo vivo son las plantas silvestres

incluso el cardo de las damas, las malvas,

las piedras agujereando el terreno

molinillos al viento, por gemir caléndulas silvestres y

papaver hibridum, amapolas roheas, sangrando

borbotones de sangre de tierra, por brotar

llantenes plantago, por llenar el campo de espigas con flores,

todo escarabajo gozando de la flor

cómo decir que la flor sea sólo la flor,

si del reino animal es templo, hogar y morada

donde todo empieza y todo acaba.

Margaritas en envidia miran tus ojos

y luego miran las estrellas,

una sabia dice y afirma: son mejores

y más bonitos

sus ojos que ardieron los luceros,

vidas de tu entraña alborada, que el oro no es oro

sin mirar tu corazón;

Corren las amapolas, de tu sangre arden en hoguera

incombustible, plena, yerta, indescriptible esencia.


El Castellano.


Golondrinera frágil, esquiva,

reina luz del bosque de las sombras

con tus amapolas amarillas,

los luceros del cielo.

Por poblar jacintos silvestres, tragopogones,

amapolas por doquier

amando la primavera entera

en un mundo que cae disuelto

en espinas de cardo y alhajas

de flores de todos los colores,

mi templo, mi casa, mi hogar, mi albor,

sin alcanzar las plantas silvestres

por poblar este mundo silvestre por mirar

y dan ganas de tumbarse

y ser la flor de muerto porque me tumbaría

para que me crezcan las malvas

y mi cuerpo críe malvas y cicutas rojas

y negras de tinta y sangre

mi condenada bandera.


El Castellano.


Estampa quieta,

tejida en el umbral silente,

nacido de las sombras

y sus benditas estampas

de damas de noche,

la flor blanca estrellada;

cantan tambores de la tierra.

Y los grillos afinando el violín están.

Las margaritas tienen el te quiero, tatuado a fragua

de la flor que sea flor, belleza creada del rayo de Sol

y su albor mecido por dioses, acariciado por Ostara

el humor de primavera cuelga de las faldas

mientras mujeres hilvanan

y trenzan sus cabellos en oro fino de seda.

Yo soy un humilde escriba de la flor de difunto

caléndula officinalis,

por la que el muerto

encuentra luz.


El Castellano.


Bebo de aquel cáliz antiguo siento las estrellas

buscando la respuesta para ser feliz.

En la planta en albor que crece del rayo de Sol,

sabiendo un secreto de druida de que si miras el Sol

al amanecer minutos y minutos todas las plantas en flor silvestres

brillan incluso más fulgente que el rey lucero,

todo lo colma su brillo, la tierra deja paso a toda vida en color,

a través de la caricia nos trae Lugh.

Reinando el Sol está, hablé con la lombriz de boca gris

que apareció tras mirar fijamente preguntando

a una flor de difunto me comentó

que podría indicarme de la tierra

donde todo es libre, no hay dinero, todo vive por suprema

ley natural, sin miedo ni odio.

Le pregunté a la lombriz que dónde quedaba aquel lugar,

y me dijo con amplia voz:

- bajo tierra.


El Castellano.


Monte elevado en el horizonte,

brezo, encina, carrasca, esparto, espino,

todo crece en albor sin preocupación suprema

nada más que seguir viviendo y echar generaciones.

Hoy me desperté y contemplé la ciudad con todos

los edificios grises, como sus gentes

todo pasa de tierra y aquella que me dijo la lombriz

boca gris me espera, así tenga que estar mi cuerpo

frío, caído de hoja en otoño, no espero vivir eternamente

ni ser festín de gusanos tempranamente.

Yo acabaré por entender la mentalidad de aquella lombriz

de su tierra, que no hay preocupaciones,

fue el ser humano el que inventó el dinero

y la esclavitud que trajo.


El Castellano.


Amapola silvestre,

llévate mi sangre a las entrañas del inframundo

así como tus pétalos elevan la sangre de los suelos,

que tus raíces me conduzcan al tercer reino.

Ooh, espino amarillo, que bajo tus espinas

han visto infinitud de cal varios nacer los montes

y senderos, que todos llevan al mismo sitio

a perderse en el elevado espino de tu luz.

Ooh elevado, cuál sería tu misterio

para dejar a este escriba absorto.

Brezo silvestre, sin miedo, tras el olivo

te vi crecer, y una margarita cerró junto con el verso

de la caléndula arvensis que tapó con sus pétalos

en cuña, al caer la luna al cielo.

A ti Genaro, abejorro de mi jardín

te extraño y echo de menos, bonito.


El Castellano.


Corre trémulo a des voz el cosquilleo silente,

que avanza, que recorre tus piernas en ambrosía y miel de dioses

junto con tu aura y alma de dulzura sacada de raíz de la tierra, mi hada

ni una flor se te cayó, ni un pétalo dañó, agarraste enraizada con albor

y tú tragopogón, duende, el mismo destino de rey silvestre te espero

y aguardo en mi maceta, ya que en lo que llevo viviendo

ni una planta se me ha muerto con mi don,

hasta amapolas comunes vieron florecer mis macetas,

hasta margaritas de manzanilla gorda, hinojos, brezos, jacintos silvestres,

crié como un dios creador, dador de vida incluso de la humilde semilla

de la caléndula officinalis.


El Castellano.


Encina del rayo crepitante, de mi ser llorando,

hojas escritas en sangre, enraizando sentidos sin descubrir

amando inertes actos incluyendo dichos sabidos

y en desuso.

Su condición asesina de la estampa en soledad

y pena de procesionaria

todo avanza en un sentido mientras yo me detengo a mirar

el cuervo que me persigue por poeta maldito, extraño mi casa,

este ataúd es frío de tiempo muerto.

Este ingreso y ni siquiera puedo encender un cigarrillo

para quemar estos pensamientos parcos y yertos

como mi cerebro en esta lata de sardinas,

de cuarta planta de suspital, de Alcalá de Henares,

donde nací y casi me sostiene eternamente la silente muerte.


El Castellano.


Mi vida te escribo como gota que va a los mares

tú que fuiste altiva, ningún humano te pisó

los dioses honraste y te honraron

desde el cerro al abismo, tocado y acariciado

donde todo surca la oscuridad madre

y dama de noche sin afectarle el cielo

de la yerta amapola de luna desangrada

y su estramonio vestido de gala de estrellas.

Todos bailando en la fiesta de los no importados

menos la rosa y el clavel masculino

que tiraron abajo el telón para comenzar la gala

y el baile ganó la datura con la dormidera

por sus trompetas de los ángeles abriendo al clamor.


El Castellano


VIII


Rubor cristalino,

deshoja esta nieve de chopo,

liman vientres

mientras envejezco

el matiz liberado

entre fuelles de viento,

una escala al cielo,

un sortilegio

en clavos sedientos

aclaman sones

sus verdaderas razones,

me acicalan procesiones

en hálitos de perfectas oraciones,

hoy verá el día

izarse, levantarse

su raíz de tiempos lúgubres,

desparramo que fluyo

por ataraxias desmenuzadas

en solanas de lunas

y sus mares

bajo yunque,

se clavan sienes

al verdor de pinos,

y sus consecuencias de yemas,

un verbo despuebla mis santos astros,

coagula mi pensar

entre trenes fulgurados,

solapados del ayer difunto,

rizando lo que siento

por repetirme

es más que mi don funesto,

un dialogar si encontrase oyente,

un hervor de mi recta frente,

noche sin llegar,

vienes y perviertes,

mi osadía vestida

de placajes sin hacienda

de viento,

rayos sin luna

y oscuras rúbricas

sin luz de vela,

enfrento mi brava espera

por si baja Ostara

y se duerme en mis flores de caléndula,

hoy es por mí guíame hasta ti,

bajo el relámpago asido

a tormenta sin cresta,

paran mis relojes

por atar segundos

de espera quieta,

ven a mi cabaña del cielo

y bebamos nubes,

desliza y enmaraña

tus hilos de cabellos,

extenuando mi yerta clara

en mi siembra directa

a finalizar mi escritura

de este abril, del 2017.


El Castellano


IX


Titilan abismos de nácar,

estupefactas se afilan las represalias;

estruendo fragoroso

rompe, consume

en vena por deshojar,

caléndula esplendorosa consume

mi suerte que amarilla es,

pacto debido y consecuente

brilla en raíz presidente.

Calma en fugaz apetito

ataraxia de estambres

y estupor en nueva siembra,

sentenciado, obtuso

quise ser halago impetuoso,

desliz trasnochado.

Hoy abrió un llantén plantago esquivo

dijo las espigas seguro no poseen flores

como yo marco

sombras a la idea taciturna.

No me olvides fugaz vestida

en minúsculo azul,

aventaja que avanza

un cardillo sin ser sembrado,

espontáneo en alientos acompasados

de lo que tierra dicta,

hoy no será por mí,

reposo dormido

sin floresta engalanada,

al verdor de un pino

blandí un aojo consumado,

evitando me arrebaten

mi floresta desnuda

que tanto amo

en mi patio de la araña,

mi gato blacky vigila,

soborno a la ortiga

yo no tenga que arrancar

más dientes de león,

juicios de flores que son más fuertes

que yo, me avanzan la datura,

ababoles, hoy no diviso

en primavera temprana:

necesito más savia para caminar,

cadillos desterré sin temblarme el pulso.

Malvas silbaron a lunas nuevas

que solas trabajan

por mis duendes y hadas,

Sílfide es cercana

pero en mi parcela no bulle agua,

meseteño azar sin parpadear

castilla me dio su paisaje,

yo sólo le devuelvo

flor y forraje

acaso no es bastante.

Mi endrino debe despertar

en hojitas colmar,

y espina declamar,

Ángel mío,

he enterrado mis demonios en mi jardín,

tomatillos del diablo

apoderan mi solana

solanum nigrum manifiesto;

vive ya tres años un hinojo

latiendo el sol,

esperando un ramillete,

estrellas blancas en curativo ruego.

Sapitos se descubren si se levantan piedras

lagartijas en doquier,

salamanquesas y desde un erizo

alimentaba mi melocotonero,

culebra bastarda por aviso

bufó a la luz.

Tordos músicos no se cansan

en búsqueda de lombrices azules,

pardillo guardo luto

por ser difunto, en garras y dientes

del instinto de gato que cuido,

monte iluminado bajo luces del pueblo Clavín,

en sus faroles y luces dormidas

espero visitar su iglesia

como en sueños

desvelaron,

que el sufrimiento

tiene reino.


El Castellano


AFIRMO QUE DICTO:


 


Guardián vigía protector de tu cariño alumbrado habla:

-Que canta,

Paz diáfana hallada;

convicto del saber preso

que tu aliento aguarda,

alma sonríe

a encontrar

sólo a encontrar,

unido el son

el mundo en palabra descrito,

atención

la unión,

tinta y sangre

mi honrada bandera de escriba sin tiempo,

ya difunto lato

mi semilla sembrada allí donde el muerto

cava su vida

en uno,

un Sol

mi padre,

dicto

acondicione su Quimera,

lato despierto,

allá en los hoyos que blande

sol-ferro,

mi destello,

capataz del brillo primero,

hiende tu voz,

tu sola voz Mercurio,

oh Lugh,

Lugus soberano

capataz del brillo primero,

ascua su zarpa,

rijo que raíz los dioses en tierra,

desnazco al deslijar de la hoguera,

voy rumbo a tu carnalito tus estrellas,

todo quiero verte,

Musa mi Leannán-Sídhe,

 danzando yo tu cielo,

en mi libreta arde el mundo,

vive el Nuestro,

te mantendré allí

donde opacidad de materia

escala cual seco rayo

la vívida estampa mi metal Romo forjado,

alaridos en fase de cópula,

estridencia recta,

musa cristalina aguanta mi siembra,

destílame aparte

mi yedra inominosa

que no es mía sólo es tuya

mi seño9ra hembra hada

mi vid de vida

mi alabada flor d3e supremacía

mi Ostara en FLOR de Ambrosía,

tinta de diosa Flora

la Brillante oh esse Veris

Aura regia,

encumbrada, la predilecta,

mi golondrina

que m,e anuncias cada primavera,

yedra que escalas mi vivo árbol,

sonetada en musario cerro,

vengo que voy sintiendo,

porque soy convicto primero de tu aliento

preso y del que soy preso,

retumbaré el averno mi reino,

1-Defiende tu tierra o terreno,

2-Defiende a tu pareja -Yo mismo.

3-Cuida tu familia la soberana Naturaleza y toda tu Sangre.


Förüq castellano Cuervo antiguo.


 


Yo soy el que escribe su historia


Eres tú mi amor

Solo hay fronteras

en el mundo;

No hay fronteras

en el papel;

Tengo versos en

el bolígrafo quiero

fundirme soy el viento

Soy el eco de tus latidos

yo soy el q. vive en tu mirada

Soy el tiempo

Soy el espacio

Soy tus recuerdos

Soy tu alma

EN MI LIBRETA ESTÁ EL MUNDO

YO SOY SU CREADOR


 


 


Cristal eternal:


Vida que las montañas me respiran,

raíz en su abismo de hondo tajo,

aire bonito relátame mi destino,

subiré los montes y cerros,

alcanzaré mi soberbia

allá donde el alba despierta

y el linde vuelve vago,

plácido, ferviente,

sed de tallos

y savias que luz llena,

erigiéndose cumbres

y cimas de hervores

a la matutina belleza

que anida.

Y en el ser germina,

febril loma desdeñada

por rizos en apogeo

entre rayos que culminan,

desnuda hacienda ultrajada,

río de encina, cuervo nacido,

por lo que me quedó sin decir,

Wotan, Lugh, Morrighan,

ese veris perdida y encontrada,

Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,

y tú mi amada Brigid

Genii locorum dioses ancestrales

abrir este camino,

Diancech sana este mi cuerpo

Badhbh Catha sigue fuerte,

tierra entierra la maldad

sepulta los problemas,

como en tu ser el ciclo

el eterno resurgir en ti cierra

y comienza,

resurgiendo, abriendo camino,

escudo en fuego sembrado,

hueso del pagano,

me deberán cuanto yo he plasmado,

hierro al hierro,

fondo escueto

del vítreo traspuesto,

senda de la idea,

por ellos socarrada,

lucha, cuanto más árduo es el camino,

cuanto más se  abren las pruebas

más se hinchan las fuerzas,

sólo vencer en firmamento,

agujereado de huesos,

siembras que tiembla la luna.

3 claman los genii locorum

que no han muerto, que ni el olvido puede con ellos,

Diancech sana este mi cuerpo

Badhbh Catha sigue fuerte líbrame del cobarde,

Epona sálvame del semejante soy tu mala yerba,

Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh,

y tú mi amada Brigid poesía,

elevar mi canto

que yo con mis actos

os hago un manto,

Cernunnos comienza nuestra caza,

Candamvis alumbra esta montaña centelleando

el relámpago,

abriendo el cielo de nuestra bruma,

tejiendo nuestro amado ocaso,

que jamás hemos visto los que vivimos en el suelo,

ahora y siempre se escuche nuestro canto.


Miguel Esteban Martínez García en 22.5.17


Deirdre reina mi dolor, cosantes:


DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES:


I

Poeta sin tiempo no expira,

Deirdre palpitando siento.


Escriba llaga lo antiguo

Deshaciendo lo averiguo.

Deirdre palpitando siento.


El sentimiento es alado.

Vuelvo en dicha desatado.

Deirdre palpitando siento.


Miel de dioses estado quo,

desangrar rosa es inocuo.

Deirdre palpitando siento.


Poeta sin tiempo, alma expira,

Deirdre palpitando siento.


II

Crece que late amapola

Su sangre enraíza roja.


Este el mío corazón.

Vengo por besar razón.

Su sangre enraíza roja.


Vengo al amar, por tu aliento.

Vengo a morder tu ardimiento.

Su sangre enraíza roja.


Fosa cava mi azadón,

no era pena era sazón.

Su sangre enraíza roja.


Tierra y sangre, la amapola.

Su sangre enraíza roja.


III


En horizonte sediento.

Deirdre heroína mi dolor.


Hasta llegar a las cimas.

Robé el amor que amimas,

Deirdre heroína mi dolor.


Ven amada, liberemos,

quita cadenas, volemos;

Deirdre heroína mi dolor.


Del placer entre calimas

envuelto, pena redimas.

Deirdre heroína mi dolor.


En horizonte sediento,

Deirdre heroína tu dolor.


IV

Al dulce momento vuelto,

sajara aullidos en luna.


De luz de plata igualara.

Yo lobo celta encumbrara,

sajara aullidos en luna.

Yo antiguo luz que cultivo,

Vine por beso asertivo, 

sajara aullidos en luna. 


Solamente yo grande alzara.

Llevo corazón en ara,

sajara aullidos en luna.


De adormideras envuelto,

sajara aullidos en luna.


V


Las hadas gimieron todas.

La raíz grita, perpetua. 


Este amor eterno vale.

El dragón verde sale,

la raíz grita, perpetua.


Me nombraron su escudero.

Rama roja el duradero,

la raíz grita, perpetua.


Yo espíritu antiguo cale,

amigo del duende exhale,

la raíz grita, perpetua.


Leo la naturaleza yerta,

la raíz grita, perpetua.


VI


Ella me lo dice, dicte.

Las raíces gritan rectas.


Las hojas se mueren recias.

El aire asfixia herencias.

Las raíces gritan rectas.


Los ríos lloran sangrando.

Las almas duermen orando.

Las raíces gritan rectas.


Buscando venganza sacias.

El ser humano desprecias.

Las raíces gritan rectas.


Depredador asesina.

Las raíces gritan rectas.


VII


Humano asesina madre.

Todo lo que no puede hablar.


Silencio grita, maldice

y todo muere predice.

Todo lo que no puede hablar.


Este pájaro de fuego.

Habita espíritu luego.

Todo lo que no puede hablar.


Demonio hable, estigmatice.

Que habla en poesía alunice.

Todo lo que no puede hablar.


Idioma de dioses fuertes.

Todo lo que no puede hablar.


VIII


Flores aman mariposas.

Como amores imposibles.


Yo alcancé tu alma y tu esencia.

Fundiera en plañir, latencia.

Como amores imposibles.


Y mil veces más ardiente,

vengo anclar mi descendiente.

Como amores imposibles.


Guerrero de complacencia,

el Ángel dorado esencia.

Como amores imposibles.


Sombras luchando su lugar.

Como amores imposibles.


IX

Demonios convertidos ya.

Yo surcaré el infierno yerto.


Y en la muerte traeré ilesa,

amor nuevo, será empresa.

Yo surcaré el infierno yerto.


sentir que tú serás mi par.

Aunque tenga que destapar.

Yo surcaré el infierno yerto.


A la creación traviesa.

Escriba con letra tiesa.

Yo surcaré el infierno yerto.


Esta amapola que canta.

Yo surcaré el infierno yerto.


lit. C et sumun canae,

Miles Dei lumen,

Mea unguis timor alum,

Mors erita exora mea.


I Vengo a destruir mis cadenas, para amarte libre siempre. Como el pájaro a su vuelo, yo, pájaro sin sus alas, para amarte libre siempre. Yo pez cortaron aletas, que no cortaron libertad, para amarte libre siempre. En tormenta tendré el agua, en caricias tendré hoguera, para amarte libre siempre. Eterna del amor quema, para amarte libre siempre. II A esta, la tierra de fuego. Ninfa mía ven, conmigo. Luna mía, sé mi amparo , sea mi abrigo en noches de humo, Ninfa mía ven, conmigo. Dagda, Balar, Mórrigán, Lúgh, Brigid, elevar mi canto al cielo, Ninfa mía ven, conmigo. Fuego que dentro sí tengo, en fe os sirvo como druida, Ninfa mía ven, conmigo. Ya Artús, dame tu fuerza, Ninfa mía ven, conmigo. III Taranis riega estas tierras, ofrezco este humilde canto. Epona diosa silvestre, salva la naturaleza, ofrezco este humilde canto. Que me queda darme fuerzas, en este amor que alimenta, ofrezco este humilde canto. Druida de la rama roja. Muerto-vivo, eterno muero. ofrezco este humilde canto. No habrá clemencia para el mal, ofrezco este humilde canto. IV Este será humilde canto, regio, temblará en la tierra. Claro es, este amor que siento, que de mi alma se apodera, regio, temblará en la tierra. Como soy tu luz y calor, como el pez a su río, es, regio, temblará en la tierra. Quiero como árbol a tierra, y el ciprés a muertos vela, regio, temblará en la tierra. hoy de nuevo como el ayer, regio, temblará en la tierra. V Y la luz que cegará el hoy, va, como la abeja a su flor. Era como ciego mi amor, te seguirá tuyo, grande, va, como la abeja a su flor. No habrá de poder, ni brujo, que pueda separar mi alma, va, como la abeja a su flor. Eterno te sirvo Musa, tu esclavo mi reina Hada. va, como la abeja a su flor. Vigoroso iré en la muerte, va, como la abeja a su flor. VI Dama eterna voy a tenerte, no me desampares Hada. eres mi fuerza en la lucha, nuestro amor ganará avernos. no me desampares Hada. Que nos quiso sangrar vida, y en muerte condenar fiera, no me desampares Hada. Como amapola florece, cada junio en el camino, no me desampares Hada. Tenga que enfrentarme al mundo. no me desampares Hada. VII Diancech sana este mi cuerpo, Genii locorum, mis dioses. Tierra entierra las maldades, como en tu ser el ciclo abre. Genii locorum, mis dioses. Agua riega esta amapola, quiero  cesar dificultad, Genii locorum, mis dioses. Fuego prende eterna llama, esa que en mí, dentro tengo. Genii locorum, mis dioses. Eterno soy, con mi Hada, Genii locorum, mis dioses. VIII Magia creo en tu poder puro,  por la luz dorada mi aura. En letras dejo la sangre,  alma antigua, cuerpo joven, por la luz dorada mi aura. Y demuestra eternamente,  siempre tienes final feliz, por la luz dorada mi aura. En la penumbra yo, guerrero, el cielo se apiadó canto, por la luz dorada mi aura. La luz brota de oscuridad,  por la luz dorada mi aura. IX Para arroparte tu sueño,  porque en vida la eternidad. Condeno al tiempo sea alzado, a sudor y sangre quiero, porque en vida la eternidad. por amarte puro, verdad, no quiero el cielo si no era, porque en vida la eternidad. Conquistando llamarada, diosa aurora se enamora, porque en vida la eternidad. Al río de las almas voy, porque en vida la eternidad.


FINAL





































Comentarios

Entradas populares de este blog

Misión los Santos de la Humosa

  I Retiro sembrado frente la casa consistorial de los Santos de la Humosa; en una banca sentado en compañía la vetusta del lugar,  dos ancianos y una anciana de ternura en raíz,  senda de labriego sordo de tranquilidad acrisolada,  al reposo del sombrero y la azada,  de tórrido verano y pepinillos del diablo bajando sus matas  la iglesia de San Pedro. II De la vid a la higuera del patio rural con mecedora y fuentecilla azul,  un cuenco con pasas y  botijo de agua fresca,  saqué mi decencia a pasear las cuestas y callejas de encanto acompañado por fachadas centenarias que brillaban fortaleza en reposo era este un pueblo de gatos en tejados y sus calles,  decenas,  conté sus patitas,  y sus bigotes III Asomaban,  al titilar las palometas en farolas,  solos cantiles de aura luminosa. Vine buscando cumplimentar mi misión de cabala fantasmagórica y reliquias llevan sortilegios de almas herradoras,  por regias forjas en ventanas y portones madera añil al barniz. Me encara la emoción de afre

COSANTES Y ORIGINAL 2012 EN SANGRE ELEVARÉ MI CANTO AL CIELO

    DEIRDRE REINA MI DOLOR; COSANTES: I Poeta sin tiempo no expira, Deirdre palpitando siento. Escriba llaga lo antiguo Deshaciendo lo averiguo. Deirdre palpitando siento. El sentimiento es alado. Vuelvo en dicha desatado. Deirdre palpitando siento. Miel de dioses estado quo, desangrar rosa es inocuo. Deirdre palpitando siento. Poeta sin tiempo, alma expira, Deirdre palpitando siento. II Crece que late amapola Su sangre enraíza roja. Este el mío corazón. Vengo por besar razón. Su sangre enraíza roja. Vengo al amar, por tu aliento. Vengo a morder tu ardimiento. Su sangre enraíza roja. Fosa cava mi azadón, no era pena era sazón. Su sangre enraíza roja. Tierra y sangre, la amapola. Su sangre enraíza roja. III En horizonte sediento. Deirdre heroína mi dolor. Hasta llegar a las cimas. Robé el amor que amimas, Deirdre heroína mi dolor. Ven amada, liberemos, quita cadenas, volemos; Deirdre heroína mi dolor. Del placer entre calimas  envuelto, pena redimas. Deirdre heroína mi dolor. En horizon

Grillo en mano

  Tu grillo: febrero 12, 2021 Clareando su lividez por sotos vastos, reales, mi río navega. Entonado su bandoneón, dirige, blande mi grillo el afilar de su tercera cuerda. Entre el suelo de un ciprés enhiesto, rigen blandamente espigas rojas, jóvenes, juguetonas como si tuviesen sangre para sonreír al viento que pasa y no atraviesa. Reposa que aguarda el cráneo la tierra. Ay la tierra, hay de ella, sombras que complacen y acerban la mansa espera. Soliviar vetusto que Ninfas y Sátiros pastorean. II Es un tejado llorando por la piedra, con acequia desnuda de canalón; un cimiento que plañe la helada, y le agrieta el tiempo que ya no escapa. Sauce triste, abatido, con portón al mundo del grillo. Entre blanda grama fenece que acicala su alma. Entre un arpa estacional, y panales de ambrosía. A la lluvia primera abre su fiel Parnaso devorado entre caracoles sonoros. Grita la raíz acrisolada en ámbar de intelecto mayor. Cúspide de serena esfinge, y dolmen de divina pluma. III El grillo único p