RIERA
EN RAMBLA DE FLORES DESANGRADAS POR ATARAXIA
PROYECTO:
Lira es un tipo
de estrofa de cinco
versos de la métrica española e italiana,
compuesta de tres versos heptasílabos (siete sílabas) y dos endecasílabos (once
sílabas).
7a, 11B, 7a, 7b, 11B.
Lira:
A
Musa
Todo lo que descubro
aliento ciego, bucólica siembra
como esbozo elucubro,
abre rayo, desmiembra.
Cercenada estalla, ella, brotada hembra.
En sangre de limpia agua,
carmines me recorren, eres mi hombro
un postrero abre fragua,
de mi sino un escombro,
quiero regar la vida de este combro.
Engarzando yo, quieto
ella el iris de mi bella natura
brilla en puente Himeto
desde ojo que aojo cura,
suerte, que labrada es sangre que apura.
Hoy campos son de endrina,
para ser retozo que cruje solo.
Desnudar de la encina,
hoy olvido logrolo,
pero a ella con un rolo trina el piolo.
Libre por ti soy, ardo.
En rambla sin ribazo de secarral,
por transeúnte cardo.
como raíz de parral
esfumo, alcanzo, sones de su fractal.
Mis astros que son santos,
obtusa furia que engulle impelida,
prosigue, consume a tos,
destapa desvalida,
de toda la tristeza que invalida.
Hasta que engulla esta enorme
sombra que sigue procelosa, rauda
el siglo engasta fome
mi silvestre alma escuda,
te hablaré alto, como el amor exuda.
Sin directriz, ni engaste,
porque mi carne no tiene baraja,
hoy clamaré desgaste
mi ataraxia cuaja,
que cegaste tuya. Mi dama graja.
Desde rejuvenecer
que gasta emblanquece por cielo extenso,
Sueño del resplandecer,
hoy no bastó lo menso,
sin solitud desaprenso, repienso.
El Castellano
II
7a 11B 7a 7b 11B
A Agrosfo
I
Traigo de mi alma en fuego
incrédula, extraña poesía runa,
al capítulo llego;
de tierra, viril luna;
seco abrojo regio, cumbre que ayuna,
II
Habitado tras yermo,
con mis sentidos inermes postrados,
llana música en termo.
Mi Virgen seduce hados,
brazos aguerridos amancillados.
III
El silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo hendido,
vislumbra trazo arado
solitario, nacido
sangre, impía herida yaga henchido.
IV
Traigo soles difuntos.
Melancolía hija, el siglo enajena,
alzo, beso mis adjuntos;
sin honrosos entrena,
lucha diaria enajeno en cuarentena.
V
Al pie de soto llano,
viperina sierpe de frondosa era
aspereza abre plano,
placer dioses quimera,
todo es bruma siempre gris la espera.
VI
Esfuma lecho real
de sangre gualda disputada grana,
mi directa pluma lean,
nimbo mis astros cana,
en sonrojada pupila mi lana.
VII
Misterio, azar o tinta
siderales ensueños, envanece,
avanzo, yelmo pinta;
arrepiente, fenece
piedad aflora yerta, no perece.
VIII
Ante Lugh no se humilla,
apego mi faz ya desorientada
cuarteada sien cepilla
mi jofaina aplacada,
mi semblante pardo no cambio nada.
IX
Fervor sí, prendo fuego
desde este sueño de orgullo reseco,
Indefinido apego,
sin rastro yo la checo,
con puerta florecida llaga mi eco.
BONUS: (Rima y métrica libre o blanca)
Custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!
Y de placer sucumbe.
El Castellano
OSCURIDAD
GERMINA
A Obscuridad
-Nec vincere tenebras, et amat,
Oscuridad no se vence, se ama
I
Azar disuelto en viento;
vienes, te lavas las manos soturnas,
ensuciando te siento.
Grande en horas nocturnas,
mi potencial en horario alas diurnas.
II
Cuestan más, especias
que el guisado en resultado en finales.
Traje de brumas necias.
Sombra honesta en turbiales.
Granate lustre postrado a venales.
III
Jamás vendido al postor,
por mis colmillos guerra al error ido,
acrisolado impostor.
Voy por hervor florido,
y lunas en alabastro gemido.
IV
Es un son de los grillos.
Acaso se requiere don de gentes.
Redil de carrasquillos;
hematíes dementes;
acequia de almas o entes relucientes.
V
Crisol, hervor de soles.
Lucen lunas gimiendo en alabastro.
Indemne como moles,
yago, yace en mi castro.
Brilla mi malva rosa, ¡Fulge!, mi Astro.
VI
La banal inmundicia,
anisando lo habitado en espejo;
ayer de hombre en malicia,
dicha, uno, dos, despejo,
tres, dolido, la rosacruz no alejo.
VII
Con besos por espigas,
y ángeles soterrados, sin vilo;
ya lo digo, no digas.
Hermana negro hilo.
Autocomplaciente la flama afilo.
VIII
Esta acequia rutila,
y ángeles soterrados, sin yermo,
malva salvaguarda, hila.
Estira aliento, en Lermo.
Mi sed en galego alzado digno ''ermo''.
IX
En el patio su araña,
suya su corona por candelabro.
Se siembra, tiesto apaña;
su saliva yo labro.
Sangre de ámbar atesoro, le jabro.
Serventesio:
Estampas de la sangre resplandecientes,
granate su sangre encumbrada, son venal;
sentido alerta; despierto los lucientes.
Sin bombilla 💡 en sótano de luz, el penal
Entre fauces brillantes adjunto abrojos.
Rebrote de oscuridad en el arañal.
Alguien ya vendrá por mis áureos añojos.
Epodo:
Caldea, hasta rebullir. Yo arrostro antojos.
Avengo eternal raíz; disparo aojos.
El Castellano
Reflexión:
A veces dentro la oscuridad;
a veces dentro de una luz.
MIGUEL ESTEBAN MARTÍNEZ GARCÍA
VENA DE LOS CIELOS
SOTERRADOS:
Alas en bronce proclamo,
desamparo magnánimo, con hexámetro en hierro dispuesto,
a mi izquierda el peso de sus argentas plumas.
Áureo filo insondable, una ventana;
con casa de caracol en espejo rotundo,
su dorado desliz, me labren,
al paso y avance de mi póstuma;
un encaje de mis vellos en pecho
tapiz inabarcable, voy derecho un vuelo suplicante,
ramilletero ciego, oficio del impalpable
tesorero soñador,
como unir dos flores y besar el suelo tejido
por flores del cielo.
Sempiterna ella mi luna de acero.
Arranca todos mis hierros.
Versátil como si arrastrara una trilladora por mi pecho;
mis hierros esos yunques que llevo en la tierra de mi corazón.
Suplicante abre un repecho, digno, servil, de cuanto he profesado.
Heredero yo de todo lo que he servido.
Esperando me devuelvan un día
lo llorado por mi sangre arriana.
Entre súplica y ruego encontré un solitario anhelo como poderosa
parra
que tierra jabra.
Hendía, profundizaba negra tierra, de oscura sangre, una raíz
cromada revestida.
Como cuchillo, de hondo mango.
Hablé con el tiempo.
-Me respondió su mitad acuartelada.
Su vena en aire todo filtra,
nada corrompe, es una victoriosa siembra divina.
Osé caminar nueve kilómetros,
para adentrar el baldío secarral de mi yermo.
Encontré que coseché quinientos gramos
de campanas de adormidera yertas,
Pero repletas de simientes sostenidas,
Hoy la tierra guarda su segunda muerte
Esperando germinar más muertes en color,
Y sus alfileres, sueño de las ninfas y hadas.
El Castellano
Claman verdades de la tierra
por nacer y resurgir
la quietud estameña,
sobre la misma tierra
el eterno ciclo de la vida,
como traje de la mujer soñada,
muerte en memoria hilando recuerdo vano.
Resurrección como caminillo de hormigas
por la soberbia de la simiente al albor
de sangre sin condición.
Yo soy por siempre
miel de infortunio desaconsejado.
Así como dura sonrisa y guiño besado.
Al azar de la existencia
efímera esencia del crepúsculo más sonrojado;
apellido y nombre que nada representa
como resplandor de la centella
vil chisporroteo sin sonar,
cargo el silencio y el infinito de mi verbo
a lomo de frialdad en escama
resopló en la montaña sin nombre
latido de mi húmeda lombriz azulada,
de mi tierra que jamás tuvo dueño
latido sin final
agua de manantial núbil destelleo,
va girando mi vida por enraizar
yo soy siempre
sendero de sierpecilla inútil,
con el manto de su desnudez violenta.
El eterno comienzo sin final
aullido del viento, arena en una gota de lluvia,
hoguera crepitando la tierra del volcán.
Río que acaba y resurge del mar,
ese soy yo siempre por despertar.
El Castellano y Leannán-Sídhe
14-1-2019
Hoy las fuentes bullen
los ríos desbordan
las vidas dejan sus grises
de invierno y sonríen
al alba de la lluvia
que toda vida mece
sal al jardín ayer sembré mis ojos
esperando que la tierra fuese sangre
las raíces mi boca
y la planta mi cuerpo
para con longevidad imperial
llegado el momento
decir de este jardín yo no he muerto.
El Castellano y Leannán-Sídhe 14-1-2016
Sin
luz late brillante oscuridad 13-1-2019:
Danzo totalidad atribuye al menos todo
empeño en horadar propia sombra esquilada,
finalidad de sentir en la carne
frialdad de su negror,
que siempre asigno me ama.
Danza mi tristeza gemela,
un sopor de ángel sin estrella,
aplaca ella
monótona nota desangelada,
gravita torno cerro musario
donde mis espinas brotan
del fango fragoroso como branquias,
alborota mi fantasía de respirarla.
Lecho rápido dinamitado,
voy por fecundar tercera secuela
que arrostra mi trazo,
por ventanales de alma profunda y sus mares,
se note de ella su azul altísimo,
encrestado en figura su polvillo,
y mi viborilla secunda al azar de nueve puntas.
Espuma gire la manecilla
de su abismo,
e indulto displicente suene,
moviendo montes,
deslizando inmóvil el sueño del cuclillo del trece
afilándose este enero,
con abisal mirada,
y su insignia jamás aplazada.
Pugnada, conjugada cual veleta fija
a brillante sol naciente,
sin columna
ni designio que aplasta
su cuervo ahogado
bajo precipicio intransigente
opaco rostro inconmovible
como milenaria raíz
de este mi índigo origen
en metálico obscuro
la rebelión
con su ángel caído
de secos ojos.
Desertando a morir.
Su sueño Förüq se ha agotado.
El Castellano
Brillante
oscuridad 13-1-2017:
Despedía el día
la porfía de una melodía
una balada por Belcebú,
el pasillo se abría
cruzaba las calles heladas
de enero y su cuero,
danzaban las sombras
entre el descampado
donde las casas eran malas yerbas,
malas por qué
acaso lo bueno es el humo
de un coche,
cuando ellas en primavera,
arrastran las penas
con su fragancia
a mujeres desnudas,
miro dentro de mí
pregunto por qué todo
torna azabache,
habitan cuervos mis ojos,
ya no hay precipicios
en mi mente,
que se dibuja de ladrillo,
miro al cielo
que todo parece una cueva,
acaso ya bajas,
sigue tu curso de Dios personal,
que te seguirá cómodo,
el bajo cero ciñe su lustre,
mi sentimiento afligido
hoy canta con mis dolores,
con rezos fugaces
alargando la noche
teñida en el ojo de mi despierto,
porque me cansa
esta fébril, verde, emplomada
mosca impuesta medicamentosa,
hombre en el acre oscuro
por encontrar mi decencia,
estoy colgando del párpado
de la quietud noctámbula,
yo no estoy escribiendo,
soy un vuelo
sí de murciélago,
vendo mis mañanas
por un ayer construido a su lado.
Es como el hueso
de un poema imaginario.
El Castellano
Canta mi cuclillo canta,
picotea en mi cabeza,
entra al silo de mi idea,
donde telarañas
coagulan mis pensamientos,
abre esta puerta hacia mi oscuridad,
allí donde negros ratones
cobijan con fijos ojos
mi sueño sin desempolvar,
me conduje por escalas
donde colgaban brillantes ojos
sin pestañear,
arriba donde se acumulaban los sacos,
un murciélago despertaba,
era como una sombra que flotaba
entre llenos agujeros de aire,
sombra con alas,
la guadaña estaba recta
pareciera que me esperara,
la trilla afilada,
era nueva de esta primavera
el grano no vio su oficio,
respirad este olor a trigo muerto,
habitantes de mi silo,
hasta la araña teje con tesón
su geométrica hambre,
pardas motas salpican las paredes
por las que corre pegada la salamanquesa,
grietas vivas por este frío infernal,
arriba la sangre parecía evaporarse,
sólo quedaba yo
y esa sombra colgada del techo.
El Castellano
Cuando los
ángeles desertan a morir,
en los ojos de
otros ojos
estás
buscándome,
me despierto;
los dioses
celebran
un silencio
sepulcral.
Colores me
evocan de la nada,
ruido cómplice
aborda
como navío
tiznado al 2025
senderos del
mar de tierra
que abre mi
lengua en tu guarida de boca.
Melodiosa
suerte de la máquina de tu cuerpo,
tonos sobrios,
vespertinos
absorben la
mirada como filo inexpugnable.
Absorto cae el
tiempo en tu sangrada candente
azada
dispuesta, es tu verbo un franquear de desvelos,
que respiran estrellas
fratricidas.
Es un solo
cuarteado en siglas,
los soplos
resplandecen vibran al son de nueva grama.
Sombras
inmobles cuentan de tu respiro
infranqueable,
por jóvenes tapiales
de tu
inexorable, florido, grandioso desvelo
de metales,
cobres anidan campanas
de media noche
aguardando el
surgir de lo sepultado.
No frena la
sintonía de tu saliva, una,
ensueños
duermen llamando se cumplan los anhelos,
cuando los
ángeles desertan a morir
tu mirada se
enciende, abismos silenciosos se prenden,
tu voz se hace
palabra.
Me sigues te
sigo cariño de ternura dispuesto,
luz enraíza tu
alma, efímera en mi mano,
vuelve a mí una
paz que ni los nichos toleran.
contratiempo
por fuelle,
magarzas de
otoño,
corona de reyes
en primavera,
etéreas hojas a
solas peregrinas,
dejando
embriones por verso,
capataz de
siembra única,
al compás
liberando golondrinas,
punto de Sol a
ciegas,
es mi mente
surcando brumas grises
que me
acercaron.
Vagido
indeleble,
fúlgido yo
destellaba tu sien sin marca,
caliente al
arrimo de mi ser,
valedera fuga
sin ocaso,
un caracol en
un verso montado, arrastrando:
sacado del
pecho
como heraldo
sin desquicia semblanza,
corriente
arrastrando cadenas de errores,
fruto de
libertad
y conciencia
sellada a ciegas.
Comiendo raíces
por hechos
en fruto divino
insoslayable,
frío de noche
bañando la casa
de lo eterno
llamada Diosa
de tu entraña
mi musa bella.
El Castellano
Resurge el añil:
Florece agua
ignota,
azoga tus
blancos corceles
de rocío sereno
sé bruma gris
de abrevaderos
juega con mis
mariposas serenas
de los vientos,
fragua mi sentir
en tus venas,
roquedos,
bebe mi sed
como un desnudo ayer,
entre flores
del paraninfo yerto,
augura mi
suerte entre tus vellosidades
colmadas de
savia joven,
un reverdecer
anhelado
que tantas
espumas aguarda,
madre de mi
blanco chopo,
tu cristal
luciente;
Cuántas eras yo
he conocido
tantas vidas
más longevas
que la mía,
osadía pulcra
de espadas azules,
cuchillos
calizos de cerros
castizas
fuentes
en ramblas del
terreno,
rieras terrenas
al sosiego
de vid y
centeno,
hablase yo
entonces
de un sol que
desgasta
de cincelados
bosques
de espliego y
atochas de esparto
del grillo
solariego
que abre el
sendero,
baja vida tus
espumas verdes
de paz y
sosiego,
vence tu paz
sepulcral
al fervor de mi
vana sombra
que no te
puede,
háblame tus
hojas
bailando,
jugando con el viento,
de este otoño
que no llega,
ni su bruma
honrosa desciende.
Tráeme tu
febril aleteo de estambres
clava la
simiente esquiva
que raje la
tierra,
contigo el
resurgir de las estaciones,
pariendo el
desnacer
de toda muerte
en color
de simiente.
El Castellano
Río de encinas:
Manadero de
silencio,
sepulcral de
enjutos,
ojos
complacientes,
sien de verde
amarre,
sin febril
cumbre,
entre llanos
que velan,
su coraje
entre espigas
del mañana,
por este río
grande
de encinas
sorteado,
clava el
paisaje,
que su tierra
nace
en retina
pasajera
al fervor
de nichos que
caminan,
conjuro de
sierra labrada
por espartos de
savia y fuego,
de estío
navegante,
su perenne edad
sin hombre,
calma sin vicio
ni manso
aletargo
donde verdecía
mi estridente
simiente,
mi noble
Castilla
vestida de
encina,
que el monte
hace santidad
de alacranes,
entraña sí
de esa mi madre
porque soy de
tierra,
lustrales fríos
olvidados,
en copa de sed,
pardo, noble,
antaño azul,
de torcaz
mensajera negra,
entre córvida
espera,
hablaré sin mí
con el Sol,
y que mi pueblo
me guarde el
solitario sueño,
por el que
místico
encaro la vida
porque yo
siembro la mía.
El Castellano
Trenzado del
terreno:
Abro de mí, la
rigurosa sombra
acogedora de mi
blanco almendro
fresco dosel
que presta almazaras
llenas de
olivos,
hermana del
negro hilo
cuándo mi
jardín florido.
Rasguña con
tembloroso sigilo
de savia dulce
su arroyuelo.
Blanca luna que
me reflecta
en los sabios
bosques,
que sus mieles
Himeto me concede,
colinas serenas
me aguardan,
y en las
prósperas perviertes,
apacibles
bellezas
parirán tus
ojos;
Lágrimas sobre
mis tibias cenizas
de aquel que
duelen y sigue
porque son del
poeta que te ama.
Derecho, en
espumas trenzo
vaporosos ríos
de mi sangre,
vernal lozanía
que aún gozo
como luce la
flor sepulcral.
Ceñida cabeza
tuya
de las rosas
más vivas,
¿Quién cauto te
hará cortesana?
Raudos Lapitas
no hay futuro mejor,
el viento me
pulirá su acento,
bien funesto
que considero
que me
sembraron
de la bronca
hendidura
que no sucumbe
ni se hiende,
Baco enseña
haciendo danzar Ninfas,
aguzaban sus
canciones,
pobre labriego
este que nunca se dio,
pilares auras
según lo pidan tus liras,
¡Oh Calíope!
Musa de mi
lenta melodía,
tráeme la
fronda verdecida
de tus mantos vestidos
de Ferento la
sola campiña.
Sin feroz hija
hambre,
yo providente
augur
de todo lo que
amo;
al escondite
del alacrán
no proclamo,
por doquiera me
dirija la suerte,
veo la oscura
tempestad que anuncia
que yo estoy
bailando en la luz
para poder
bailar en la oscuridad,
Galatea la
corneja no me espantes
que mi buena
remembra.
alma présaga de
lluvias
que a la flor
incitan,
yo que en
pulido ribazo
quiero prender
a Ninfas de flores
absorbentes de
miradas
y de fugaces
estrellas.
Amor tan torpe
¡Oh mis castos
Dioses!
soy yo humilde
un ser hermano
de la tierra
que no permite
ni a víbora ni
culebra
le retiemble
la paz diáfana
hallada.
El
Castellano
Días
oscuros en la plaza del Sol,
abrirse
pudiera entre rayos regentados
matices
insoslayados, fauces brillantes,
y
candados de luces, humilde haz,
purpúreo
al tacto, suave nube rígida
impalpable
entre ocasos azules,
y
leones grises,
con
tacto terciopelo
una
vida de amor eterno,
ola
infame viene crispando
metales
y fuentes, soberanos eclipses
que
el viento nocturno navega y juega;
soledad
atónita entre enjambres de gentes,
confiante
sentirse bajo el Sol humilde,
espumas
de ángulos fugaces,
me
palpita amplio con serena voz
desangelada,
la vida del hielo,
helor
entre escarchas,
y
su vorágine de cementerio.
serpear
entre raíces ahogadas,
afluidas
esperanzas unidas
en
el trasiego.
con
el viento te digo
que
no te olvido ni muerto,
no
surcaré sus vetustas alas
ni
enterraré mis ilusiones
en
sus jardines de albas
y
hiedras voraces.
Entre
ortigas que abren insomnios
fugaces
colaterales
donde
exista el acero y ala de pecho,
dormiré
en los siglos de tus ojos,
entre
turbios cipreses con sabor a luna,
entre
la grama reposaré mi razón,
despertando
habitando mis granates
huéspedes
de mi corazón.
El
Castellano
Sigilo
de sobriedad:
Fauces
amarillas
el
humo de su tabaco seco
cuelga
de su blanca sien.
Bocas
de agudos filos
nada
por todo.
Tomaba
su café
de
grano recién molido.
Como
si goteara del árbol
del
insomnio.
Era
un hombre chapado de años,
dormía
cuando tenía sueño,
comía
cuando tenía hambre,
amaba
más las flores de su jardín
que
a las personas,
la
amargura no conocía
si
no se hubiese casado con ella,
su
bigote recto comía por él,
era
apuesto
pero
le asustaba mirarse al espejo
y
contemplar que el tiempo
podía
más que él,
de
diálogo era más parco que una tabla
agarrada
bajo yunque,
no
amaba el dinero
que
sólo empleaba en gastarlo
en
necesidades básicas
hablaba
con sus flores,
lo
extraño que le respondían en su cabeza,
consecuencia
de la soledad avanzada,
seguía
la ley del ojo por ojo
si
le daban amor devolvía lo mismo,
en
cuanto a odio este le temía.
Le
gustaba sentarse en su mecedora
en
su jardín y acercar comida
a
córvidos negros como azabache
y
observarles,
era
pleno, hacía honor a su vida
amando
lo sencillo
cogiendo
su armonía en una mano
con
su cigarrillo
que
blanqueaba ya su bigote.
El
Castellano
II
Lámina
del cielo
tu
gris en estiaje
ángel
del cielo teje
macabra
sinfonía
lluvia
se derrama aplomada
por
su guiño de ala,
por
venas cavas, su quitina,
estrechas
vías consumidas
en
atroz entrega
del
mensaje del cielo,
sangre
de tierra en zigzag,
río
de caudal
por
arterias de arañas,
por
acariciar la flor del iris,
un
barco y una vela
un
puerto y una quimera,
una
vida de aciaga solar siembra,
verso
saciado cabalga
el
colchón etéreo del aire,
hasta
anclarse en valse,
sueña
el viento ser capturado,
atrápalo
en tu mano
y
en la otra derrámate como gota,
precipita
tu esencia bebe del cáliz
la
yaga de nuestro vino,
infinito
remansado en cuña de estambre,
es
un ojo de tierra,
es
una espera,
una
inmortal faz,
la
canción con la que bailan las flores,
un
cariño de flamígera estrella,
un
armazón dorado de escarabajo,
una
casa de caracol,
ven,
ven conmigo soy aullido,
una
entrega de cuarzo llorado,
un
cuchillo de sílex afilado,
en
el trillar del campo,
soy
mis venas naciendo en un charco,
un
sorbo y soy fuego en tu mano,
gimo
y corro el vasto templo
de
mi perdida religión,
viendo
el devenir venir
cruzarse,
deshacerse, alzarse
para
acabar siendo tierra
del
inerte azar profuso,
mi
tinta se bebe un rayo solar
en
patita de un caballito del diablo,
mi
vaga libélula de mi suerte,
para
que siempre viva
esta
hormiga león
siendo
mi cosecha más que tus besos,
más
que tus rayos de sol,
siendo
yo del camino y el camino ser de mí,
irisada
vida en son de mis tambores
de
insecto tejiendo, volatilizando lo inmortal.
El
Castellano
III
Seco
y duro, seco y umbrío,
corría
el linde quieto
por
la arboleda despejada
daban
las tres y treinta
de
la madrugada que se marcha
por
oscuro diván de la sombra,
un
espejo tímido sonaba,
el
reloj paraba,
con
un grito de estrella,
su
alcoba fría en la que despertaba,
no
quedaba viento de palabra,
ni
pensamiento ágil que en eco no quedara,
lanzó
aquel espejo contra el suelo,
y
rápidamente sangró un borbotón de sombras,
se
abría la noche y sus quimeras despiertas,
brotaba
de su ceniza de pulmón,
el
irisado que la oscuridad clama,
quedando
para siempre
su
alcoba fría y vacía,
sombra
de aquel que sonaba una noche
que
ya escapa.
El
Castellano
IV
Fantasma
del tiempo:
Indivisible
fulgor ostentado
resquicio
opaco de la luz
con
sabor a fase de luna.
Invierno
de los ojos veloz
en
una gota de llama de vela
fuego
del fuego creado ensimismado
quiero
arder lo malo de la maldad
cuando
sin sombra ataca
el
humor de la sangre existente
si
voz tiene cuál fuese dicho ente
hablándote
desde la arteria
donde
el cuerpo helado busca
y
te busca verdad sin pestañeo ni apellido
sin
venas surca la ola tibia y oscura
que
nació sin viento ni mareada razón
de
océano de versos
camino
sin recorrido en yerto color
fulgente
de la estación sin mente
entresijo
de la mecedora
que
sensación sola la mueve
con
indicio de que la oscuridad me puede
fuerzas
que escapan
a
la razón del entendimiento
resguardo
de luz que por verla doblega
a
la insensata dicha escondida
que
grita y se engrilla en aquella orilla
distante,
que une y divide
ignorantes
y sumisos bordes
de
lo que existe por soñarlo
suspiro
ese suspiro del hastío
y
estío de mi río
escapándose
a mi legible saber
un
vencedor encontrado
círculo
perfecto del equilibrio
en
la locura nacido
en
la frialdad del respiro mecido
yo
te tuve, te sostuve
en
la risa que dio llanto
en
el llanto que dio risa
sin
motivo ni razón encausada
allí
donde la emoción era transparente
ni
necesitaba conciencia para ser
solamente
armonía que nadie te describe
porque
fui yo quien te tuve
brevemente
pero tu recuerdo pasará mi muerte
frío
recuerdo de honrarte tan malamente
sin
saber describirte
indiferente
si vuelvo a encontrarte
porque
eres lo más inusual,
te
buscan y imposible de encontrar te vuelves
de
la suerte llamada casualidad viniste.
Vengo
del nacido sin nombre
del
que hace lumbre del alarde del hombre
del
espíritu parásito engendrado
y
el veneno de mi sangre
te
llegó a donde el camino se abre
a
infinitas escaleras interminables
donde
el surrealista se raya la mente
que
del caso cuelga el Sol en cruz
en
la pared del diáfano enervado calmo cuarto
marcando
las marcas de los arañazos de su luz
que
en negro dio su astenia quietud
horarios
de su ser perdidos
en
un atardecer que ya fue
en
el azabache de mi bolsillo
sus
sombras que recorren mi pasillo
me
entretienen para ser fusiladas
al
encender la luz,
no
puedo creer el encontrarte aquí
inerte
arte del único poema que vale
por
no tener nada comparable
beso
mis sueños que el oscuro espíritu
por
no tener color arde
no
quiero darte a entender
ni
que seas adjetivo ni valoración
solo
lo inerte de lanzarte al río y donde llegues
o
lo creativo de guardarte en una caja
y
enterrarte en el jardín,
para
que te crezcan malvas,
es
interesante que no llegues a materia
sólo
a eternidad de quien te leerá
en
mis sucesivas muertes,
ténue
destello, elaborado albor
nacido
del rayo de sol,
y
la noche que ya calló
en
las pestañas del amor
milenarios
son los espejos de los astros
que
dictan y laten en caricia
esa
fría cuchilla que se clava
dándote
finalidad y fin.
FIN
Miguel
Esteban Martínez García a 19-02-2015
Pseudónimo:
El Castellano
V
Te
busqué voz:
Todo
me lleva al cauce,
que
te dibuja displicente
allí
donde la muerte
se
siente imaginada
puesto
que ni la belleza simple
la
piensa, ni imagina
ya
que es de la enfermedad invento
no
la voy a dar creativo alimento.
Inspiración
lejana,
para
encontrar la esencia de su ser
eterna
eres ni muerte te veo
fuente
nocturna, o diurna
o
ninguna, surges a amplia voz
a
latidos no puedo contenerte
y
el que no sabe
ya
está viviendo de ello,
el
mundo nos es ajeno,
calma
de tu calma invernada,
diáfana
quietud
de
tu silencio sembrado,
en
el barbecho de mi pecho,
regadío
del olvido
que
a imposible crece
para
letra ser
y
beber la sidra de tu piel,
que
ni la manzana prohibida
Eva
la pudo morder,
iridiscente
canto sin ser canto,
voy
buscando belleza
habrá
que darle ritmo
a
lo inerte de la suerte,
aljibe
donde encontrarte
bebiéndote
en el tejo
de
alabada montaña perdida,
que
en sus arroyos y arrullos
me
tumbé a mirarte,
me
nació del helecho un curvo hecho,
con
boca gris me dijo:
-Lucha
que todo ser vivo tiene un motivo,
sólo
le faltó decir
que
del barro fui creado
mi
tejo amado enamorado de la nube,
soñando
su imposible beso
viéndola
única porque todas son iguales,
menos
cuando la atmósfera se cabrea,
manantial
de los manantiales
los
ríos del cielo
donde
en espejo se hace eterno
para
regar los campos que Castilla
dibujó
a vid y Encina.
El
Castellano
VI
Desgarrado,
desaconsejado,
al
mal intencionado intento
de
sacarte provecho
noche
de subrepticia
que
traes flagrante,
camino
sanguíneo
oculta
intención
de
elevarte a los cielos
en
espiritualidad sagrada
donde
los reyes lanzaron
sus
coronas denigrantes a lagunas yertas
de
tus profundidades,
olvidadas,
sociedad
de creer o no creer,
yo
amo lo oculto
mas
inspiración lejos de éste mundo,
elegí
creer
yo
lejos de creerte te sueño Demonio,
Dios
es una chica y tú eres un hombre
con
lo que único que respondes
te
hago caso gran sabio
mas
me entrego
con
un deseo ciego
que
me da inspiración
si
no es confusión
el
norte círculos de piedras adoradas,
el
este de cosacos borrachos
de
éste continente.
Contigo
dentro demonio de literatura
locura
de tu verso,
yo
ya estoy muerto
designio
poeta maldito
que
en su locura
vive
del yerto suplicio de tu posesión
sin
mundo cuerdo
eres
bueno y Luz tu belleza
te
denomino subrepticia de la noche
estado
entre velas y tijeras,
entre
espejos e invocaciones a símbolos
y
tu estrella me proclama
que
se equivocan
viniste
a esta tierra
pero
no eres de éste mundo
quisieron
leyendas hacerte
y
atribuirte el mal de todos
a
invenciones y metáforas
serpiente,
dragón
que el arcángel te mandó al subsuelo
yo
te sirvo flor de conocimiento
te
digo que el mundo siga con sus mentiras
de
sociedad impuesta
que
la iluminación
viene
de tu boca
y
todo éste planeta tierra
tiene
miedo a saber la verdad
a
metáforas padres la empleo
por
la belleza olvidada
por
la rosa secreta
y
los sueños y deseos consumidos
en
el rocío
tu
llamada me llama
mientras
las damas hilvanan
los
hilos de seda en sus cabellos.
Desgastado
tiempo que entre velas e incienso
tú
estabas con ojos abiertos
clamando
por complacer a este ser
un
alma en larva me trajiste adorado
voz
para ser inspiración
le
dije vuelve cuando quieras
no
voy a intentar capturarte
y
de rosas negras
anoche
soñé con ese único
secreto
mío
de
espada solitario en mi mano,
el
de entregarme al amaranto de la naturaleza,
cambio
me trajo
hoy
sigo en contacto así sea onírico
con
ella, la perfección no escrita.
Resquicios
de su existir
que
a mí vino para ser yo su eterno aprendiz
para
mí único secreto y verdad
de
que tengo una pasión,
lejana
de este mundo me habla
el
ser perfecto y su inicial reclamo insecto
que
mi sangre dio a luz su verdad
y
mi duda de mi origen,
de
mi objetivo vital
que
ricen su lengua
lombrices
grises de ciudad
que
yo en mi tierra compito contra mí mismo
a
escritos sin suerte espero a mi dama
y
ella lo sabe por eso no la nombro
porque
no la conozco
y
quiero conocerla.
El
Castellano
VII
Este
bregar me cubre,
del
que vengo,
un
sol de esparto,
un
ocurrir del que venga mañana,
nubes
acolchadas me aguardan,
por
febriles heladas,
horizontes
sin guardas,
ni
francas tapias
deshacerse
puede,
era
una luna de trapo,
que
espolvoreaba la tierra,
su
belleza se acostaba
en
dunas de plata
mientras
su alta ojera desplomaba,
su
insomnio de infancia miro
y
dime,
por
mi desnuda imagen
que
yo cerraba mis ojos
se
acostaba a plañir,
tu
transparencia me clavas
como
ferviente yunque helado,
las
espuelas tuyas corren sin caballo,
intranquilos
ceños
me
conducen por muros
y
celdas de sosiego.
Cuándo
venceré en este diáfano cuarto,
donde
las sombras caminan,
y
las voces en letra difuminan,
esbozos
en coro de grillos,
en
este lecho,
mi
nicho donde me acuesto.
Confín
de vagarosa imagen
que
despierto,
cada
vez débil,
cada
vez más encerrado,
surtidor
de fantasmas
que
arregazan era mi dolor,
esperando
para brindar con el enemigo,
humo
oxidado sin ojos que duelen.
golondrinas
dulces balancean mi día,
día
entre sotos sin perdices
caminando
mi patio;
fabricándose
en él escarchas azules
con
todos los rostros de diciembre.
llave
fue, cincel encadenado,
lenguaje
del ser claveteado
en
recuerdos vanos,
polvo
de poema parlotea
y
dirige a callar hogueras,
fuerte
raíz es palabra,
un
calor retumba,
sobre
márgenes de ríos sanguíneos,
reposa
sobre la música su alba,
ventiscas
que trae la noche,
alejando,
alejando los sueños;
despertando
el pasado,
abriendo
luces en osadía
a
quebrar el tiempo.
El
Castellano
VIII
Odas
sembradas:
Duero
Grita
mi estupor y cuchillos
hieren
volteando
una
boca que la onda mece
flameando.
Se
duerme la costilla
en
el altiplano enjutado
de
hayas y fresnos
recuerda
su geología
únicamente
saboreada
por
el soñar de los picos,
virginal
cuna del Duero
con
tus curvas en rotonda
de
castizas fuentes y abrevaderos,
dulce
azada de agua
que
bascula el sentir
de
la enamorada palabra,
por
cimas tu voz se hace meseta
haciendo
el amor
con
los pájaros dormidos,
templo
y morada
de
la cepa que a ti te alcanza,
agua
furtiva corre por tu era
y
reposa en tu infinita onda,
que
se riza, que se insinúa
en
vaporizadas Torres de belleza,
que
en tu alma anidan,
sortilegio
de rosa y clavel
cenit
del dolmen tallado,
quién
a ti en la vastedad del ser
en
su pecho te lleva prendido
el
fuego en fanal hoguera
en
anchos panales de tus abejas.
Cuentan
de la vida del chopo
tus
diez mil espumas,
que
por sierras
tu
rúbrica dejas,
navegante
con alas azules
el
terreno que jamás te vence,
secretos
de amantes
tus
aguas llevan
haciendo
bullir el inframundo
de
los amores y sus galas mayores,
agitas
con sangre terrena
el
candil que abre en espiga,
anudando
en tu cintura
tu
idioma olvidado
pasando
años fugaces por tu campo,
rodeando
en ortiga
el
triguero espárrago,
girando
de la vid tu capazo
y
sus manos,
haciendo
de tu Vera
un
Dionisio que al tiempo fermenta
tus
besos de tierra.
El
Castellano
Arlanza:
Arlanza
cubres tus olas
de
infinita seda
con
el palpitar de olmos secuaces,
al
verdor de frescos, jóvenes
álamos
en pulcritud
de
cenizas de fresnos avanzas,
quién
en tus aguas
te
lleva de espuelas
por
tus solas riveras,
sin
ocre con verde aliento,
te
elevas de entre tierra de muertos,
deshojas
tus notas dulces,
entre
crepitar de martillos secos,
inertes
en sed del más fuerte,
tu
agua sin palabras,
tu
agua sin vergüenzas,
sin
rubores de plata
y
sus nieves de espuma,
haces
bullir inframundos de amantes,
romances
con tus robles,
nadie
te sostiene
tu
olvido deslizado,
solo
lindes quietos
osan
acariciarte para siempre,
tú,
tú imperecedera ante la muerte,
eterna
suerte,
yo
estoy contigo,
magistral
obra no creada,
idioma
oculto de tu haya,
espiga
líquida donde las haya,
senil
canto de cigarra
cuna
del grillo en su sangre del atardecer,
acaso
te alcanzan.
Cumbre
eres sin filo ni cima,
rebosar
de la vida sin prisa,
hoguera
sin ascua,
calor
de los seres que amparas,
descampado
porque
el campo eres tú,
fulgor
entre verdes sienes,
savia
dulce de vida,
qué
milagro a ti te llenó de vida,
o
ya estabas en ella perdida
para
ser envidia del Creador,
ciencia
sin papeles
libro
de tierra,
onda
de segada curva
pulcritud
de espadas al alba
sin
principio ni final
sólo
tú alzas la luz,
en
esperanza de los que cayeron
en
tu huerto donde descansan
las
almas.
El
Castellano
Río
cuervo de pitanza corva
Vestido
del risco tu nacimiento
negro
en tu soledad de azabache,
tu
soledad acristalada
por
luces del monte,
tu
idea reguero
que
mi sangre lleva,
de
enebro cincelado
tu
cuerpo,
que
se hunde y flota
de
la roca
tu
eternidad azogada,
huyes
y ríes con carrascas,
sin
quedar graznando
tu
alegría.
Tu
cuerpo de aguas sin ceniza
que
la tierra llora,
recorres
mi infancia lejana
sí
esa que nunca acaba,
para
yo ser del monte
y
el monte ser mío
como
piedra a su gamusino,
eres
de la tierra
un
dulce sino,
caracoleas
tu rizada vida
de
monte y estepa,
de
árbol y raíz de tierra,
eres
más que sístole
de
romance que el alma enerva
con
tus negras alas,
entre
tus lenguas de plata
bañas
la fauna
que
a ti te alcanza,
por
fresnos y hayas
riges
tu templanza,
verdadera, que
viste,
que
enamora
ojos
que te hablan,
abre
amor tus pizarras
construiré
mi casa
por
el tejado de tus aguas,
para
decir:
Yo
aquí vine a vivir
bajo
las alas del río cuervo.
El
Castellano
Castilla:
Perdurable
onda,
en
cresterías
de
la honda voz nacida,
tu
profundo soto
de
altas torres enfundado,
me
esmalta la idea
con
fragor de risueñas carrascas
las
soledades del hombre ultrajadas,
agarrado
a dulce señero inmóvil,
al
pelaje esmaltan quebradizos
colmillos
de umbrío tomo.
Cal
y tierra entre follaje
de
mi sierra,
pardas
vidas me avanzan,
una
oda al sendero
y
su vida despierta
entre
ojos de azores y sus ocres,
se
siente, se añora,
se
enraíza,
esto
es Castilla,
esto
es el flamear de una cerilla
de
sangre henchida,
linde
quieto de tierra madre,
por
solares tu voz se despeña,
sosiego
que tu linde oculta,
lumbre
de entrañas
en
quietudes de escarcha,
lento
fuego ciego
de
sonrisas del alba,
quédate,
libérame este haz eterno,
quédese
mi piel segura
al
retorcer del castillo de Almansa,
honda
tumba para tu belleza desvencijada,
entre
piedras, y caracoles de astros
tu
espada,
patio
en sobriedad de tu tarde,
robusta
flor entre Ermitas del mañana,
un
talle del pueblo
sembrado
por tu cúspide naciente,
sueño
en fruto
carmesí
sangrante
de
tu corazón de amapola venidera,
dorada
al cantar de espigas
y
su mañana,
honduras
de vidas
labradas
cepas de sarmientos,
acoge
en tu alma
este
fiel ofrecimiento,
Castilla
mi tierra, mi vida,
mi
eterna semilla enamorada.
Fiel
disparo entre acordeones
de
encinas afligidas,
un
marco difuso entre colchones de grama,
perdiz
entre perdigones viajeros,
voy
a tu encuentro,
me
hablan fuentes y abrevaderos,
como
tus tierras
hacen
el amor con parajes dormidos,
respiro
tus frías cuchillas
que
entre clavos me marcan su herida,
fiel
de caricia bebo la sombra
en
tu calma sin despedida,
un
trino quiebra el silencio
en
blanca dama me avanza tu cebada,
un
calor presto de caballero
a
su dama hoguera,
servil
entre abejas
y
sus mieles alcarreñas,
tejida,
lista,
vaporeada
tu siembra
por
años cobijan tus azadas
solariegas.
El
Castellano
IX
Cáléndula
joven del camino,
vieja
de la senda que lleva a tu casa,
ardor
de luz brotado entre florestas hirientes,
alza
tus pétalos comunión de insectos,
por
estos solitarios caminos
que
me llevan a verte
alzas
en pitanza
tu
verde semblanza,
de
la tierra vida en añoranza,
fulgor
entre tus sienes,
darás
de flor simientes,
así
demostrarás que no hay tierra
sin
flor así no importe estación,
María
oro, flor de los difuntos,
luz
entre luces del alba,
sostenme
la caricia en tu flor,
que
me creo abeja por un día,
álzate
entre cardos y malvas que te rodean,
demuestra
que eres única,
que
ni caracoles osan morderte por tu savia fuerte,
señero
silvestre donde los haya,
oro
luciente entre engranajes verdes,
espera
a tu ababol compañero
que
tú sigues dando flor
sin
ser primavera entre despertares y albores
de
vidas y sus trinos,
navegas
mi alma esta mañana
glorificando
mi tierra yerma,
te
aman mis ojos, te admiran latidos precoces,
eres
más que silvestre flor
eres
una vida precoz de luz,
si
pudieras ser mujer yo sería tu eterno acompañante,
colmas
la belleza de lo sencillo
eres
mi alegría del camino,
pasarán
fugaces las generaciones
y
brotarás cualquier terreno
que
el reposo tornó sin construcción,
para
que tú grites
que
la belleza también tiene casa
contigo,
Caléndula
arvensis
El Castellano
Sin
mi otro, él mismo,
primerizo
hexámetro
en
miles largos
de
centésimas
en
broncíneo
invocando
mi falange griega,
insoslayable
argento
tejiendo
mi póstuma égida.
Musa
o ardua estela vislumbré
en
arcano fuego,
tengo
miedo de ser perfecto para ella.
Sin
y con cumbre
en arduo
intelecto
mi
Sol mayor blande
cenit
de esta idea
por
cuantas cóleras desvencijada,
mis
herramientas cabales
dictan
muerta
mi araña,
paredes
para mi yacija y su sombra
alumbrada,
esquiva,
por
piadosas ninfas
muestra
lo que perdura.
Otros
jáctense de páginas que han escrito,
ni
me rozan en vil osadía,
manifiesta.
No
habré inquirido
declinación
laboriosa
en
afán de romper sintaxis.
He
profesado a mi musa de agua
que
soy su aguja esquiva.
Ni
sargento ni venas de Horacio fui
ni
filólogo ni malabarista de letras,
Ciego
y quebrantado,
labré
mi verso
todos
los meses,
desde
cruel insomnio aplacado
que
despertó mi quimera
quebradiza
de ocho patas
aquel
2005 que comencé
a
ser alguien con mi existencia a espaldas.
Rostros
y mis notas.
Vanas
apariencias que anidan.
Alacrán
manso y ciempiés soberano,
mirto
e hinojo que hace monte.
Tus
pies de jara.
Cierra
muralla.
Hacedor
que invoca su río,
Heráclito
de intangible astro,
llorando
mi amor, por cuánto espero,
por
cuanto he conocido,
las
tres armas, el guerrero
reminiscencia
en laberinto de sus espejos.
Serán
ascuas
corazón
y sequedad de piedra.
Tiento
de cuanta ceniza yo amo,
pensamiento,
muerte
o
proclamo;
tinta
servil de amarse a sí mismo.
El
Castellano
Anisar tu honda presencia:
Terca mi sangre,
tiempo del frío río
inmenso, todo dado en espinas
su rivera,
por ciega neblina bajo
con tabaco precoz,
pienso,
todo he soñado
para el letal lecho del olvido.
Mi temor sorprendido
alega que no existe;
vida o belleza,
ala o metal cansado,
gloria de grandeza, ¿Dónde?
Mi tabaco de neblina
ahonda, penetra y surca
la esmaltada silueta de tu figura,
por mi caricia ruda
y el agua afligida,
admirarte yo cual fugaz garuma,
anisado vive el cielo,
nuestra blanca estrella
mineral candente
refulge su luz desnuda,
por vespertino son
de todo lo que tiembla
como abanico de mi pluma.
El Castellano
Rostro beso de vieja herida:
Solitario bogo,
aterido soplo de la montaña,
pastor de tus astros,
torres de nidos de tu saliva,
perfilada tu sombra me acompasa,
mi sayal remiendo
entre sedas
de moreras de ensueño,
olvidos me trepan por enredaderas,
tarde en la tarde mi esperanza vive,
si soñase volaría a tu vera.
Sol este de oro
ciñe mi álamo negro
y su esmeralda araña,
cumbre te nombra
en la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte conmigo siempre
eternidad risueña, melosa
sangre de mis dioses.
Señora tú de silencios
y sepulcrales vértigos,
no amansa mi fosa
la dulce azada de metal soporífera,
carne y cuerpo
mi rigidez de pluma,
lírico trasnochar.
Claro cristal entre paisajes,
ceniza de recuerdo
es ella, recuerda,
aire desnudo fama de estrella
inviolada,
mi musa bella,
un azar flamígero
que no pido ni alumbro,
no espera
ni las aguas de tiempo inmenso,
jamás complacen.
Ay día, rosario terco,
deja ya la gloria,
grandeza en amor
se llamó belleza,
lastimada mi carne desvelada.
Gusano soy
que hila su capullo,
tejiendo desde sentir interior,
mi vida en serenatas blancas
levantaré,
su fronda,
inabarcable vergel primoroso,
cuenta mi linaje
alas ignoradas de mi pecho.
No podrán tapar en vida
mi silencio que aflora.
El Castellano
Vespertina verdecida:
Oración a la misa del alba,
revuela una golondrina,
esquiva los ramajes
cenizos del fresno,
abre monótona brisa
una caricia de tierra
por el musario cerro,
carrascas afilan allí
sus flores de piedra
para dar sus bellotas,
ya escondida la luna de seda,
aumenta un zorzal su trino,
sube entre rayos de sol
la espuma de un desnudo álamo,
a su raíz un precoz mamón
sonríe al iris de nueva luz,
un grillo chirría su nota
en melancolía por nuevo cierzo,
la encina secular
no pierde atisbo de rigor
en follaje,
como nervudo verde
que no llora,
la retama grita al esparto
que su amarillo impera,
plegaria entre verdades del monte
un nuevo esplendor
canta la paz sepulcral del campo,
como luminaria entre río reverdecido
en tapiz de terruño arado,
aria dolida en arrebol
de sollozo verde,
lento abre su retoño la tierra.
Entre vid de nueva espera.
El Castellano
Eres tú,
cantil todo almíbar
que hunde en forma
todo mar,
toda luna,
nombre en mi fecha,
sombra de peces en aire,
aquellos, rocas,
plomo metálico
impiadoso,
fuego en mi vida,
numen que luz arrastra
a otra orilla,
a otro cruel reflejo
con tu solo nombre,
puñal de este Sol dorado
intransigente velo
delicia de inviolable ojo,
prenda, morir en espumas
del mar en olvido su hondo,
rompiente de tu faz cristalina,
crispa mi cuerpo
mi oscura golondrina,
en su azul leve, frenético,
claro falaz que envuelve,
mudez
de argento astro,
mi boca dentro su boca.
Muerte transparente me toca,
ángel de halo
como tierra en una gota de agua,
como un puñado de arena,
hoyo de mi pena que no existe,
gloria que entraña ella,
quimera de dulce espera,
color de sangre
en quimera,
una fiel mujer
de espectral rivera,
es ella como nota oscura
cantando su oscuridad brillante.
El Castellano
Elevado trigal de mi oscuridad,
amapolas desangradas, río de sangre
por llegar,
de este confín
al inframundo.
Del pozo de Airón
va este celta carpetano,
Sigfrido en Alemania
nombrado.
Escudero del dragón Cuelebre.
Araña tejida en el ojo del lugar,
el cuerpo ama el frío caído,
deslumbrado, yerto de la pupila
con su telaraña montada,
en su palabra,
en cicatriz silente, doliente,
abrasada cual fuego leña abrasa.
Avanza mi trino comulgado,
vivo por la ley
de mi corazón invernado,
del suplicio,
al suspicaz verbo
por visualizar,
para su estampa domar,
en el cerro del lugar.
Por el templo de mi congelado habitar
gloria,
de este mundo cruel
jamás caigo destruido,
parco dulce tormento,
que mece de vuelta
al inicio del sentimiento,
jamás dicta su única verdad,
Luz es Luz
Madre de Oscuridad,
comienzo de todo.
Voy con mi caballo a cuestas,
turbado esquivo nacido,
cual linde deseado perdido.
Quiero encontrarte,
conocerte,
tornada quien tú eres,
en efecto y beldad,
amarte.
Ya te amo en verdad,
lleve donde me llevase el cante,
el umbrío, tibio,
parco hálito,
allá donde mi latido no cupiese,
te llevo en mi huerto
mi flor oscura,
en este invierno que el Sol
de amarillo la vida ungiese,
y la tierra en encina y esparto blandiese.
Gloria,
puedo empezar
sólo basta dibujar,
detrás de mis ojos
mi amada está,
llamada poesía a su entraña
de Gloria oscura,
vivara entraña retuerta.
Musa-araña dicte lo que es de ella.
El Castellano
Como
ciega figura contesta tu presencia:
Insondable, la luz
de tu impalpable seña,
guiño áureo al latido,
insubordinado, labrado
en madero de este hierro,
ya dejó de ser infamia tornasola
en ascua de piel borrosa.
Ensueño alado te alzo
mi musa en estridencia recta,
develada, reveladora senda
dictas que afliges voluptuosa
cuan cerilla arrostra mi alma,
rebulle tu sueño alado
de golondrina azabache,
no perturba mi paso
tu luminoso azar descorajinado,
en sones del capataz del brillo primero.
Arde no se colma mi vaso,
al cantoral
fraguo férreo lazo,
indivisible alianza, comunión
de ambos argentos astros,
como entrelazan alba y ocaso,
pura seda mi correr
de atleta precipitado,
arrostró
mi piedra espectral,
tu brisa ya nunca más fría.
Alumbró mi sien
el fractal de frágil leño.
Y desveló que todo es y fue
más que un sueño.
Enmudecida siembra tu garganta
lamo la tierra boca a boca,
tu raíz salvaje me toca,
como verde planta a tu corazón invoca,
silvestre y musical nuestra rosa azul canta,
henchido de tu voz voy
mi doncella escarlata.
El Castellano
Mi ausente estrella,
murmuro de grito silencioso,
nota de terso metal crispado,
un sigilo de viento nocturno
descendido,
que sangra tu voz
en verde grama
de aullido solar,
vespertina estrella
que refulge tu eco solaz,
llana entre quejumbres,
alza tu violácea brisa
ensortijada,
como blanca aurora fugaz
entre sienes
y aladas razones de mi corazón
sin mi pecho,
que tu luz siembre mi carne
y germine siendo flor de mi sierpe,
hoy y siempre alzaré mis rosas desangradas
sobre Galatea
partirán oscuros sones
mi hiel bandera,
serás tangible
como yesca espera,
abre tu espíritu de hielo,
retemblarán negras caléndulas,
y rosas de difuntos
entre crisantemos
avalando tu áureo nombre,
llorará tu etéreo faz,
alzará tu nombre yerto
que mi ser injerto
orando a ti
mi dulce amada fantasma,
viniste a despertarme el invierno,
para ser solsticio
de eternidad sin nombre,
ni suplicio irisado,
hoy por hoy
viniste para ser siempre
sonrojando
mi invectiva condena
de observar el sonido de la noche
en tus ojos,
vine a coger tu mano,
y descifrarte
como azul enredadera,
late,
sé disparo de plata,
inmortal hacienda
en la que vivir
siguiendo la azur estela.
Te amo sin manto ni rienda,
te brindé
mis flores argentas, solitarias,
desangradas en tu tez serena.
Veré para siempre, en cada siglo
el sonido de la noche en tus ojos,
lividez carmesí flamígera,
en nuestra condena
que dictó la posesión
de tu alma certera;
para siempre deslumbrar
que llegas en otoño
para ser el añil invierno
que me desposee
y llena mi vida
de ti mi amante estrella fría,
mi dorada ausencia repleta,
te extrañaba
viniste mi no-estrella,
que yo te creo, tú me creas.
incendia mi semblante
arderé el abismo
para sembrar allí
mis latidos por ti confesos.
Miel de tu sombra,
mi cariño,
un azar de nueve venas razones.
Vivirán a tu lado
todas mis densas, sanguíneas
ilusiones.
Donde yace,
donde tu magia,
es tu halo intransigente
que esta vida dictó
fuera mi sangre,
certera posesión
de tu alma en comunión
de astro padre
y luna madre,
rizarán ascuas
que sembraré tu luz,
y tu alma será carne.
Mi amante fantasma
quiero aceptes mi mano,
en sediento compromiso,
azar desvelado en despierto iris,
su sombra de flor oscura.
Que yo amo.
Förüq a 26-12-2018
El Principio estaba en la Colina.
Un hecho,
claridad de brea encendida,
o transparecia de pez de cristal.
Timón enfurecido
que tormenta iracunda tizna,
Cuervo en el alma
mi ser alzo, prendo,
mi idea luce
cual hollín de azabache tuviera,
gragea mi voz un crascitar
de mi señor Baco,
persona de garabato nombro a sombra latiente,
acaso opacidad de materia cuidase,
sacrificador mi tiento.
Sonetada su parda sepultura.
Falte mi ley, sonará la albilla.
Diablo aguador mi buen Luciente;
cordován, recuerdo de soleta,
no me faltará maceta,
Parnaso que ya cae asaetado,
cisnes negros,
de Apolo,
cuidados como vellón descendía su grajo.
Musario monte yo he sembrado.
Yo, pensamiento y porfía guardo,
me los retiemble
el Sol lucido,
ninguno estribe
mi mesura,
Señora, valerme quiera,
ni peligroso
el tiempo Bárbaro se me pareciera.
Förüq
Sol creciente:
Destapa mi tiniebla pura, tibia, serena,
Sol refulxit umbra refulgens,
noche que tus luces breves
duermen el sosiego del asfalto,
plomiza, la música de tus ojos,
funde sus calores mi niebla matutina,
Sol de trece estrellas
acoges tus lenguas de amores,
fuegos irisados a siempre reinar,
el camino de la vida,
y sus fauces sigilosas descienden,
camino de esta bruma
que el mundo extiende,
sin nombre no te busco,
te encuentro, en la cumbre
de toda montaña,
en la concavidad de tu luz que entraña,
desvelo del despierto; fundición de mares,
nacimiento de desnacer nos alumbre,
la vida de solaz muerte,
amor flagrante de lumbre,
vestigio en ascua sin final
ni honda luna secuaz,
odisea en parajes de temprana escarcha,
oh sol de soles, ¿por qué tu osadía de seco tajo?
el nervio de mi ballesta tensa
mi Dios sin nombre sepulta
y aviva mi grana brasa,
la tierra cruzará un día tus fuegos
azules, despiertos,
tumulto de quien te vio castizo,
el tiempo se fuelló,
brotaron entrañas de la tierra
sombras densas que apabullaron,
sólo las golondrinas danzaron
y las mismas espinas me arrancaron
el corazón.
Sobre la grama viene a descansar.
El Castellano
Traigo de mi alma
una incrédula, extraña poesía,
entre un capítulo de tierra y viril llanto,
seco abrojo regio en cumbre de plegaria,
culto de mi cultivar
a lo habitado tras mis sentidos inermes,
llana música afligida,
entre virgen llena de mi Pesar
que mi brazo aguerrido no amancilla
ni mancha en vano,
silencio esquilmado
escondido de mi alma traigo,
vislumbra mi trazo
la solitaria musa de su araña
por impía herida
traigo mis soles de caléndula.
Melancolía hija del siglo venidero,
alzo beso su belleza
sin honroso templo desnudo,
lucha diaria enajeno
al pie de este soto,
viperina sierpe
su aspereza alcanzo,
placer de mis dioses arregazo,
todo es bruma siempre gris,
esfuma mi lecho real
de sangre gualda,
mi directa pluma,
nimbo mis astros guardo
en sonrojada pupila,
misterio, azar o tinta
siderales los ensueños,
avanzo,
arrepentido de cuando no he elegido,
piedad aflora yerta,
y ante Lugh no se humilla,
apego mi faz
acuartelamiento entre rejillas;
y mi rostro penitente,
mi semblante pardo no cambio.
Fervor por el que prendo fuego
a este sueño de orgullo seco,
Indefinida vida
sin rastro de su silueta,
con puerta florecida
custodiada por los mil alacranes
que puridad cuida,
por los Suelos
¡Levanta la frente!
El Castellano y Leannán-Sídhe a 21-12-2018
Vestal en llamas:
Sueño de mi Vestal
mármol al pie del ámbar del alba
aromo lineado,
espuma de rosas balanceadas es tu mirada dama,
pies sedosos de cristales pulcros pulidos,
asestas mi mar innominada,
mi sueño no traiga el viento,
somnus versus littera
methaphora blanditia,
azur levanta.
Lejos donde la puerta mi amada,
irisada tallada,
ángel mío diga si sembrarla
a destellos la he pulido,
lejos muy lejos, ¿Dónde ahora?
esbelto suena su vuelo
sí en la sangre mis ojos.
Sí ha elegido,
cal y sal delineadas,
verde, amarillo, azul clareados
al vespertino brillo ungido,
alta como ella sola y mi nieve,
densa espuma de alevosía,
de pétalo intacto, sonrisa dura,
transparente, helada,
vidrio y azabache en escala,
llegar su alma puedo,
espada en pristila esencia,
sainé como pez de metal.
Sonora arboladura,
de frío intacto.
Gozo en término de arpón,
gruta o lux esquiva flox bellator,
otra vez si amansar la aurora,
rosa pétrea,
lanza de mis cenizas que laten.
El Castellano y Leannán-Sídhe a 20-12-2018
Mil
ecos acogen mi beldad,
sangre
en piedra negra
que
abre extensa eterna noche.
Canto
a tu pluma
de
mineral candente,
abierto
a nueva brea del mañana,
muros
de mi Arlanza por tuerto rayo,
a
la llamada del cerro estaba yo despierto,
últimos
caminantes apostaron más que sus ojos.
Somnia
de sacro labrador,
corazón
de roble,
flamígera
eternal savia
larga
noche de pedrusco,
veo
las flamas estrellas,
humo
lento de dicha en círculo de piedras,
oscuras
maderas, señor que de la guerra viene,
puntales
llevo en la camisa azul,
el
yunque soporífero reposa en tierra.
Es
usted un capitán de tierra,
espejos
de ámbar te acogen tu solo reflejo.
Lluvia
encendida
y
recuerdos entre niebla umbría.
Tempestad
bajo tus pies señor,
Guillotina
de las memorias de otoño.
Hijo
y padre del Sol naciente,
cuidas
tu caballo solar
en
redil de tu morada en llamas.
El
Castellano
·
Lo relativo al Sol, la estrella del sistema planetario en
el que se encuentra la Tierra.
·
Solar, linaje o descendencia noble.
·
Casa solar o solar del linaje,
primera casa donde una persona portó un apellido genealógico.
Añejo,
extenso afán entregues ni fíes venidero:
-Mercuri
facunde...
Atlas
y su nieto secunde,
como
Hombre primitivo
a
ti Mercurio afloro,
temples
mi bonanza
o
rudo y noble ejercicio.
Canto
place
mi
solícito mensaje,
como
buey audaz abrió surco
cuando
era niño,
recobrar
cuanto no he perdido
aboco
que imploro.
Yo
desposeído de Troya
con
su rico Príamo,
sopores
Atridas cayeron,
en
fatidicas hogueras de Tésalas.
Mi
alma piadosa exiguo
su
aposento en el Elíseo.
Alzo
mi áureo caduceo
con
barba extensa de grey mísera
de
albos espíritus
certeza
que soy grato
al
Averno sus dioses
y
recelo de encumbrados,
encegados
en Olimpo pulcro,
que
mi aposento no amancillo.
Esta
claridad serena,
con
mi sangre nítida
no
mancho,
empírea
ascua del mañana.
El
Castellano
Voluble
cielo
crió
tu rauda ala clara,
próvido
planeta
de
florido consuelo,
por
su sol fúlgido lucido.
semejanza
quiere contigo
corona
el día por aspilleras suaves
las
glorias que descifra tu nombre,
sublime
en altura por quier
anublen
desventura
por
mesura,
encumbrarse
la ya satisfecha
estela
endógena no osaba,
realizada
dispuesta
en
manos y cruz de Apolo.
Amante
lebrel
de
sentenciar causa y retiro.
Aragua
tribute el franco templo,
inimaginado,
con
peñascos y mi arroyito,
alevoso
corredor
robusta
bizarría
entre
furor de tus solos labios,
felonía
de caverna umbría,
retiemblo
atónito
sorteando
fieras,
amansando
mustia frente,
sacro
fuego tu esplendor
contigua.
Entre
tus cauces férreos amada,
quebraste
tu saliva y mi lira,
¡Oh
musa, tu encanto
no
me retires,
Batida
mi hada,
pastorcica
de Castilla,
invencible
de esta dicha.
El
Castellano
El
Castellano
Quiero
mantener
mi
suerte segura,
como
hondas imágenes
en
frío lacustre.
Agua
de labriego sordo.
Eco
en árbol de sigiloso azar.
Hombre
al menos
en terrazgo
seguro
al
pie de bandoneón,
clavando
cigarra
a
su escarcha afligida,
manos
trabajen
la
melodía
a
tu voz morena.
Primor
en viento
de
mi sepulcral prestancia,
tierra
o ceniza
eternal
mármol turbado
de
vida atada a tu vida
y
perseverante esencia.
Árbol
de luz y acento,
revuelo
a tu son
el
mundo no trasplante.
dulces
sueños
sones
flamígeros te aguarden
en
su seno.
Suelo
en miel
de
nota obscura,
guerra,
oh gran momento,
rizar
mis ascuas al viento,
hoja
que tu filial enmarca,
verdecida
mamona yesca,
invadido
por substancia
de
tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia
de altivos lares,
fecundos...
Llevo
verdecida mi sangre,
Asaltando
el trigo mis ojos,
palabra
con sonido
eterna
herida
resuena
que sigo en ti
como
aromo de flor
y
curva pitanza corva,
redimido
a la abeja
el
avispero ya no zigzaguea,
abre
cariño tu senda,
nácar
dispuesto y frágil
al
candor de mi cóncava vena.
Para
cosechar mi pena, mi cruz
y
mi condena.
El
Castellano
1. adj./ s. Que está en edad de mamar su hijo todavía es mamón. lactante
2. Que mama mucho o más tiempo del normal mi hijo pequeño fue un niño mamón.
3. Insulto sin significado preciso deja ya de pitar, mamón . capullo
4. coloquial Se aplica a la persona que toma con frecuencia bebidas alcohólicas siempre bebe ron, es muy mamón.
5. s. m. Diente de leche.
6. BOTÁNICA Vástago de un árbol, que le chupa la savia.
7. BOTÁNICA Árbol sapindáceo de América tropical cuya fruta es acídula y comestible. mamoncillo
8. adj. Méx. Se aplica a la persona muy arrogante o soberbia.
NOTA: Nombre científico: (Melicocca bijuga.)
Verdecida mi sangre
en son de mis latidos
de alto suelo,
oígo la agreste reverberante,
al pie de solaz viento
mi sentido.
En sones de férrea fragua
afilo mi metal primordial.
Canto a sus manos
de terrazgo quieto,
insubordinado.
Atadas sienes
cruzan tus ríos soberanos;
vegetal extasía
y cumbre en tu nombre
de perenne morada.
Vástaga palabra herida
de sonido disuelto.
Voz etérea
viviendo mi secuencia,
metamorfosea cual bronce
de hoz sin tiempo
resuena suave el hálito
desertor.
Soledad vigorosa
de voz difunta
sin morir mi pena.
Fragor redimido suena el martillo,
agua, tu risa y la suegra y nuera.
He de amarte
aunque tu hipnotismo dictes.
Ni olvido a primer vuelo,
perderte puede,
en la eternidad del corazón
y su cielo de soporífera muerte.
Perfilas camino a encontrar mi aljaba
y diriges su certera flecha primigenia,
por mi ardiente vena
danzo, danza mi lobo.
La áspera prisión de mi cordura,
cual amor con espejo,
siempre dura.
Cautivo mi soga enroscas,
calor sin ojos
como luz sin verte es niebla
y lejos paz, azul, nervio silente
ardua premura,
noche mi cruz
sonriendo amplia
mi condena.
El Castellano y Leannán-Sídhe a
12-12-2018
Por
mi olmo, Insurrección 04\2016 Reedición:
Diestro
albor
de
tiempo nacido
algún
día retorcerán las flores
al
mirar los astros
lejos
veo mi cielo colgado
al
trémulo desliz nacarado
vuelvo
jinetes
muertos
se
comen mi tiempo
un
día caminaré por fuera
veré
ajeno el dolor
me
carcome el sentido
por
el que colgar flores al viento
me
enamoré de una Hadita
y
hoy sólo siento frío
que
juega naipes helados de mi sangre
mi
Señora Hada
diestro
el viento
se
lleva lo que siento
telarañas
ahogadas en tazas de café
sí
esas que nunca tomé
el
paraíso de lo sentido
queda
lejano
dulce
cruel estampa
al
invento deshojado,
abandonada
la razón
queda
el fuego vespertino
de
todo aquello que duró
como
hoja mecida en suspiro;
yermo
terreno investido
por
el que se descubre
yerto
mi pecho
me
caminan las soledades del hombre
ya
sólo quedan bailando mis tenues sueños
cogidos
de la mano de flores
mi
pecho ya cansado de abrirse
florece
en ababoles de sangre
mi
pulso lo caminan ilusiones
siempre
se podrá estar peor
que
el muro que divide las dos realidades
en
mi sótano de luz cuelgo pensamientos
y
nacen opacos colores
al
atardecer de la suerte
yo
la amo en verde
brotan
mis pesadillas asesinadas
hoy
mi Sol agotado llama a las nubes
releven
su acto
yo
seguiré buscando la flor lejana en la Solana
de
su mar perdido.
Iluminó
mi vida donde ya mis ilusiones
son
un manto de caricias por entregar mi tundra
despierta,
como
siempre me mantengo fiel a la luz
llamada
esperanza de poder cuidarla
y
protegerla hoy y siempre
por
ella armo mi égida y avanzada.
II
¿Que
por qué te adoro?
Porque
ni el azul de los mares y los ríos
se
mide en belleza anisada
como
pura llevas el alma
ni
el brillo del sol y de la luna blanden
ni
poseen tu ternura
como
tu piel madura
joya
de alabastro y de miel
tu
almíbar en ambrosía al son de tu mirada púrpura
me
hago un templo de mares y océanos
si
lloran de emoción enamorada
yo
soy océano
porque
ni el fuego de los volcanes
puede
con el de tu corazón
y
el mío mece enamorado
el
sino de un sembrador labrado
esperanza
que espera
la
risa de tus labios
pura.
bella
ella
es mi azucena fría,
de
la tarde de mi corazón
que
llora
que
ríe
que
se deslumbra su calma de estrella inviolada
mi
buque mi navío
quiere
arribar
y
jamás naufragar
al
son de su fragua serena,
porque
su espíritu me clava
me
blande el verbo
y
el verso en silencio
ella
es Leannán-Sídhe mi acompañante en mi
naufragio
sereno
en
lides de su alma y esencia
una,
pura en terneza y pulcritud
soslayada.
III
Retiemblo
en
un tiempo
que
no me corresponde
agujas
inermes
al
eco sordo de oscuridad
flamígera
que
late y envuelve;
se
desdibuja mi horizonte
vestido
de guirnaldas
fugaces
y trompetas de los ángeles
el
suspiro cae derretido
por
tus labios mi señora hada
hoy
avanzo como ayer
no
tengo nada que perder
sólo
tu piel por enternecer
resquicios
del idioma del viento
crujiendo
persianas
y
los suplicios invernados
que
cayeron asesinados,
no
puedo elegir
llevo
años amándote
y
no se desvanece tu figura
llevo
años adorándote
y
no se desangra tu corazón
eres
todo lo que alcanzo
a
soñar de verdad
y
en la realidad me visto de sembrador
de
tu jardín de rosas
quiero
ser al que recuerdes
en
brea y espuela,
si
no mis sentimientos
por
ti plasmados en ámbar de Förüq
hoy
por hoy
ayer
por ayer
te
seguiré perteneciendo
desde
la malva-luna,
al
diente de león celeste
abriendo
yo en la flor de Odín
dame
un firmamento
vestido
de tu sonrisa
dame
un sol
y
una luna como tu mirada
que
visto de flores
de
todas las eras
dame
una salvación a mi alma
dame
un calor
que
me recorra la espalda
dame
un firmamento
para
que vivamos los dos allí
no
puedo descender
estoy
en el cielo desde que te insignia
y
solo allí encontré el idioma secreto
de
los pájaros al viento su nido sedoso
por
ti se desmochan
los
árboles tras el invierno
para
que resurjan cada primavera
con
la fuerza de un lucero
gente
dice que mi Sol ha muerto
mi
dios de dioses es invencible
te
alzo mi Sol
te
aro en albor
piel
con piel
corazón
con corazón
no
me faltará una razón
para
adorarte y mimarte como dicta
mi
sentimiento preso
estoy
esperando mi nueva vida
por
ti enardecida hasta que avance
y
tu ser abrace;
mientras
seguiré solo
como
mi pensamiento
y
mi imagen
se alimentará
de tu vivo eclipse de párpados
soy
yo quien pidió el cielo en colores
para
su amada.
Mereció
más que albo traje de su azur
eternidad,
fuente de su serenidad
margen
de esquiva puridad
en
su mirar.
El
Castellano y Leannán-Sídhe a 11-12-2018
I
Vislumbro
tu voz
que
clarea el soto
del
campo mi templada dicha.
Clarísimo
sonido
en
virtud y calidad
del
cristal
como
llamas se dibujan
en
la amapola de mi corazón
y
el azur de mi vivo ser
se
prende.
Nacen
relámpagos ruborosos
en
la fluidez de tu ternura
ensordecida.
II
HOJA
Rueda
mi azada
sobre
mi cabeza;
súbito
hematíes sanguinoso
que
me tiendes,
iluminado
mi ruginoso lienzo.
Río
virtuoso
de
mi acecho cual zorro
persiguiendo
en litigio
la
espantada tórtola.
No
es más hombre
que
yo, mi verbo.
III
HOJA
Quisieran
ser tus mejillas
soñadas,
dos flores
entreabiertas.
Mis
animalitos
como
falanges
o
nervios de estambres.
En
pie de luz
cantando
tus horizontales
muslos
gemelos.
Ilusión, dicha
o fervor
seguiré
quietito en el campo
y
su derredor.
El
Castellano
Tesituras
afables, filo inexpugnable:
Ensombrecido
en caudal
encumbrando
la tersura armoniosa
de
espadas.
Caudal
tenebroso
este
fiero, adusto Sol de flamígero son.
Por
la vena de luz de luna
mansa,
descubre su reguero
en cal
y canto su piel sedienta.
Avanzad
mis ciegos corceles
vamos
a sembrar nuestros ramilletes
y
que nos apiade suyo
el
Padre de los hoyos del sol,
surcos
extensos
con
superficies de luz,
llorando
a esa luna
que
blande mi runa de cuervo,
danzo
mi hoguera
en
un torno de cristal,
profunda
encañada,
desapagable
herida,
fui
niño ciprés, con pie
de
soto, entre acordeones
de
oscuros fresnos
y
pureza labrada en ojos,
hito
de fuerte mimbre
ahogaba
que soterraba
la
violácea arpa,
bajo
manos de mi madre,
un
río se acervaba,
por
sedientos muros,
sosiego
mañanero
que
acicala mi espada,
en
siglo de hondo tajo,
mi
montaña, cumbre de Nervión
irascible,
su clara secuela,
por
mi lengua de heno,
mi
hijo es de agua,
como
pretiles chubascos,
sudor
de senos
que
recoge,
una
égloga en Sol tramontado,
yo
sin luz,
febeo
arriendo,
con
espinas
descolocando
las ondas
de
su paso,
tapial
se alza entre mis muertos,
con
hoz que sosiega,
mampuesto
entre
sangre de mayo,
que
la tierra abre surco,
claridad
de amapolas,
magarzas,
por
un regato apostado
en
este mi tejado cristalino.
Hasta
avengar todo mi pasado
yerto
en huecos
y
fisuras de un tiempo difunto.
Por
él y lo acontecido
marcho,
afilo
mi zarpazo
abriendo
clavelinas
y
fuentes como inermes regazos
de
lo que dispuso
el
hierro de mi destino,
surcando
a solas
la
bravura de procelosas
tesituras,
en
colmena y comunión
de
mis ancestros;
padre
y madre soporíferos
en
numen del astro áspero.
Regio
Lugh mediando.
El
Castellano
Sembrar
unos versos,
en
nueva hornada
que
el río lleva
en
estribillo
cantad
pues
que
cantaremos
los
mineros del verso.
Luz
y claridad
en
seno de nueva alborada.
Certeza
en mi corazón
que
late a las raíces
del
antaño oculto,
por
padre soy minero
por
madre soy barquero,
cavando
esta mi sombra
voy
al hoyo del Sol.
Medito
cual azada
de
tres cabezales.
Tiemblo,
retemblando
voy contento.
Onda
vítrea marco mi andar,
por
costales del Álamo
forjador,
a su boca de fuente solariega.
Sed
cándida de funesto, aciago sol.
Luz
en aire es del herbario viejo,
padrón
de arpa y su son.
Cantó
mi campana
vengo
por piadoso cerro
como
solitario
señor.
Oro
jovial seré
como
vena del ámbar
relumbraré
mi
añil,
amarillo
viejo.
Pintaré
lunas
y
sus anchas ojeras
que
relucirán sin ocasos
ni
malvas espantarán,
fríos
vernales.
Vendrá
la niebla clara
por
arboledas
y
pinos tupidos
que
caracolean
mis
ideas reverdeciendo
los
antiguos pesares
y
su alameda errante,
vine
por el murmuro de la piedra;
arraigado
yo voy de mi insepulta tumba.
Hierros
repican
sones
como astros cinceles,
desnaciendo
de la roca
su
candor mineral.
El
Castellano
Ensombrecido
querer
traspuesto
a los fuegos
del
hombre,
y
su azar flamígero
de
tres caras.
En
halo umbrío
alzó
rosas sobre Galatea,
alta
honra en flor;
la
más hermosa,
en
belleza gala,
sobre
el áureo
plano
insubordinado.
Astros
que callan su beldad
entre
todas las cosas.
Indecencia
bañada
en
vil ascua intransigente,
es
mi origen.
Aureola
de sopor iracundo,
por
las venas y sangre
que
me dio mi padre.
Que
quemar todo puede.
Aroma
en desdén
de
lumínica era;
que
nace de la tierra
la
amapola vieja,
cumbre
de Nervión
sobre
escala de savia borde.
Y
sus filos de alegría fecunda,
en
color de pigmentos
colgar
quiere.
Rosácea
tez avanza
su
inviolada amarillez.
Que
exuda entre notas
y
acordes su alto sabor.
En
copa, preside,
dicta
cual amor
😍 que morir sin amapola de fuego.
No
es complacer,
ni
transmigrar el alma
su
crisálida en romo metal
consigue.
El
Castellano
Tregua
soporífera,
blando
augurio
entre
escarchas rectas,
sombría
se alza
la
inquieta mirada,
recuerdo
entre
amplios lares
primigenios,
una
calma en trance
de
verdes estrellas
que
tensan
ásperas
cuerdas
de
estos ángeles de hielo.
Alma
en soto cercado,
avenida
sin fuego ni brea,
un
grito soterrado,
un
suspiro en vals
aplacando
el
erizar de una piel ausente.
Muerte
vana
o
flor de niebla,
transparencia
amarilla,
mitad
oscura.
Puro
alacrán
camina
de la vereda
a
la rambla enajenada.
¡Cuán
pulcritud no bastó!
Yerto
el viento,
mansa
late la espera,
en irisada
vega compadecida,
donde
suaves las fuentes
riegan
la sangre.
Ocaso
de morada negra,
fiereza
deslumbrada
en
sones
abriendo
el nacer de nueva tierra.
Vela
sin prisa
denostando
antiguo
sepulcro de adobe,
triste
olvido en destierro
de
mi sombra.
El Castellano
a 26-11-2018
Recta
acritud al evanescer
del
cenizo claror.
Un
soto escueto amalgamado,
un
tránsito por acordeones de fuego
y
venas calizas,
como
cromados aromos
al
extender de la estela inviolada,
madre
de mis fúlgidas cabelleras,
Pensamientos
que abren crisol
en
violácea arpa
durmiendo
mi mortecina desquicia.
Áurea
honra bélica
en
claridad de clareza inerme.
Atarralla
en pie del bandoneón
por
el que mi grillo sonando fenece
y
el centígrado decrece,
Cumbre
de romo hierro ultrajado
extasía
corpórea
esclarecida
la niebla.
Abertura
del gris que desnace
una
escolopendra en limbo
que
su mandíbula no le duele,
tiempos
mejores escucho.
Al
acecho insubordinado,
de
francas sedas
y
crisálidas vespertinas
acunando
las simientes del mañana,
horizonte
sediento como el ayer,
y
mis sarmientos
sin
esas manos ajenas.
Fulgente
chopo
etéreo
percal
por
el que apuesto tu soberbia.
Mi
ego es mío.
El
Castellano
Hueso
o eje central:
Acritud,
alacridad
acridad,
alacritud
crisol,
acenizado, claror
cenizo
amalgamado
romo,
fúlgido
mortecina, desquicia
violácea, atarraya
cándido, esclarecida
empírea,
áurea, estela
honra,
claridad
terneza,
clareza.
24/11/2018
Llueven
las estrellas,
tus
estrellas
de
tu sitio.
Sopor
flamígero inevitable,
moviendo
círculos
siguiendo
espirales,
qué
no daría
en
el centro de la caracola.
Serpeo
esta vida,
voy
rumbo al estupor,
desnudo,
la
penumbra mueve
yo
de esta ausencia opaca hago nido,
resueno
alto bajo tu pavimento,
estela
en rubor de nácar
y
una sombra mía se hace tuya,
para
ver y brindar por la tormenta,
un
solo de arpa abre esta nube de hierro,
resquicio
tenue, veloz mi densidad
alza
en pulcritud
pordiosea
mi miseria otra esfera,
pude
ser adorable
me
quedé en lo hondo
tu
silencio,
una
vez para cada vez
volver
ataraxia
este
brillo descarnado.
Hoy
por ti
mañana
será turno
de
mi araña de acequia.
Abre
mi claror bélico
tu
profusa esencia
riza
eleva, mi desdén
por
el que nacer en seno tu azur
es
cabalgar tu iris
en
letra montado,
y
perecer en cuarto de luna
misma
alegría
caracol
de espejos
laberinto
en tela mi honda aura
si
decidiese seguiría indemne acontecido
de
quererte sin perjurio.
Incólume
seguiré espectro
de
este mordido silencio.
El
Castellano a 12-11-2018
Voy
por tus desangeladas, profusas luces.
Hierro
que me tiembla la osadía,
oxidado
resorte candente,
que
afuello;
relamen
linces del tamaño
tu
dispuesta ternura.
Hirsuta
ciencia tu tomo de tierra.
Acristalado
vence marea súbita
de
ojos realizados;
mi
espada no luce marchita
afila
latidos de mi corazón
ignoto,
ante tu ser, casi desnudo.
Orando
llegue revelado momento
de
aspados dientes
y
destellos secuaces.
II
Aruña
mi tierra una vez más
como
un grito en la vena,
como
un gemido perplejo
que
brilla el tiempo,
que
empañó
tus
vidrios líbicos,
atemporales,
dispuestos,
sin
margen, sin curva, ni acervo.
Saliva
en aljibe de hondo deseo,
exasperado,
irisando crisoles
que
jamás marcharon;
beso
y muerdo tus orejas malvas
profanando
tu blancura primorosa,
en
tus piernas gemelas, semiabiertas.
III
Mis
violáceas hojas marchas
raíces
que maúllan mi calma;
profundo
el zarpazo de amor
que
me afliges.
Osadía
acariciarte en destelleo
entre
vela y candelabro
avivado
tu hornillo de espejo,
supina.
galvanizada
garra llega
a
arañar la puerta;
rumor
de fiera vespertina.
Solo
ante tu sosegado
siempre
azul violín
que
la humedad
de
tu floresta,
nunca
más virginal,
entona.
IV
Despierta,
flamea nuevo cierzo
por
tus sotos de rincones sedosos,
humedad
permisiva blanden
al
desnudar tus mieles
entre
tu piel serena;
abejas
mías
dejar
que la flor duerma.
Corajes
florecientes
en
ocaso que el alba lanza.
Desde
la luz del día
hasta
dentro la oscuridad
más
densa que late y envuelve.
V
Sus
cerrojillos tersos yo beso
en
esmero amilanado de erizar sus nervios
a
flor de candor estrellado, navego que avanzo,
tus
filos de rubores aplacados,
esta
luna entre mi tierra y mi solferro
una
vez que su luz perdure mi hierro.
Placer
enarbolado, en lustre de acanto,
ya
mi querer no es piedra rodera
ni
de osadía alabastro,
fuera
de la batalla,
tersura
que gemía la espera.
Mi
piel de quimera,
inimaginada
senda,
es
un hálito y su verbo
una
escala y nuestra escuadra.
Al
placer preso
de
sonido extinto.
VI
Retiembla
el agua
un
haz sobre espada,
inabarcable
sentido
sigue,
ahonda fiel
su
rendición
en
estallido del tesón.
melodiosa
sierpe
en
un vals del gemido
secundando
el alarido
sembrado
en su interior.
VII
Fuentecilla
parece mi noche oscura,
fuentecilla
retozona,
y
de verdes lamentos quejumbrosa
como
sombra leve de mi pájaro piador
que
acuesta a dormir su entraña.
Sombras
largas que descubren
el
canto los lisonjeros grillos.
Blancura
y azabache descansa en la arcilla
el
nido mi golondrina.
Al
fresco respiro de mi chopo soñador
lanzo
un severo destello argento.
Longevidad
imperial cercenada
como
retazo de persistente
carcoma
manida a mi verde intelecto
grave;
embaucaría
sin tenerla
todos
mis instintos,
todos
mis impulsos.
VIII
Canta
, canta mi pena azul
sin
ocre zozobra.
Abre
el verde ramaje,
a
la espesura de mi idea.
Entre
un camino serpeaba
como
culebrilla de un destino azaroso.
El
murciélago castellano
rasgaba
bailando, ladeando
el
cielo mullido
de
levedad de colchón sin luz.
En
sintonía opaca que rodeaba
y
acariciaba.
El
cielo abría su sangre a la noche.
Un
sopor de estrellas
que
en este invierno no tardaban,
y
el rudo vigía ciprés soportaba.
IX
Bajo
tenue luz de luna
que
los sentidos, arrugaba
y
mi fiero ciprés de lanza colgaba.
Avanzaba
por el camino
los
álamos,
como
un sendero
en
cal de maderos cenizos,
rumbo
al Valhala.
Alumbrado
, rememorado,
anhelado
por
todo guerrero.
Era
un olmo frente la tapia
de
un cementerio
en
Fuente la higuera.
Caminillos
de hormigas dispersaban,
desplazaban
los vástagos
de
forrajes venideros.
El
Castellano
Vestigio
yerto,
al
candor del astro.
Una
luz en onda
como
limpia esfinge cegadora.
Es
un aspado sentimiento
entre
serviles ruegos;
los
arrojé todos al fuego,
cenizas
enervaron pavesas
al
amplio aire.
Honda
pena que soslaya
que
habita
la
pulcra espina
de
mi razón.
Cavé
una fosa
en
el patio de mi araña
donde
enterrar
mi
fiel sobrecogimiento.
No
logré más.
La
tierra me devolvió
la
flor de su recuerdo.
No
tuve ni compasión
ni
vencimiento
del
aura de este pesar.
Remembranza
que existo,
porque
no marchitan
los
pétalos de este dolor.
El
Castellano
Fuente de tu ánima:
Virgínea sombra casi tuya, casi mía,
etérea
cadena que amilanaba
a
dos voces purpúreas, purísimas,
albor
en simiente, franco,
inabarcable,
de esencia
en
ascua flamígera al tacto.
Lasciva
entre hondos secretos,
sierpe
de una mirada verde,
promesa
en ojos de rocío esmaltados,
romos
hierros en crepitar de albores
y
ondas extensas de inerme sostén.
Pulida
atraviesas mi tardío,
por
sotos de espuela
y
carcoma translúcida.
Tierna
sombra en transistor
me
desciendes,
en
sienes nativas de ti
océano
abierto
o
tierra madre sin numen de estela.
coagulaba
yo sin fragor
cuantas
dichas tejidas me dictaban
su
cruel esperanza imberbe a ojos ignotos,
como
aceros ruginosos
en
umbrío páramo de monte
con
bosque implacable,
albo
rizar de sus enraizadas
espumas
verdes.
Heridor
azar de noche lisa,
por
luna espolvoreada,
escala
de un eco
que
crujía las ramas
de
un tiempo oxidado,
quiero
tus ojos sombríos
de
luna sempiterna
mi
dama de oscuridad tenue,
camuflada,
desangelada
abre
tu sombra
dejándome
adentrarla,
sin
tus hálitos
no
vuelan las golondrinas,
y
mis murciélagos
se
recogen del frío yerto
que
peina mi alma,
sangra
mi árbol
de
este horizonte palpable
mi
caricia en Sol mayor
que
te ilumine
y
sea certeza de fresca agua del azul
imantado
hasta
percepción, ilusión o vida.
Hereda
que transmigra, transmuta
mi
sangre malva.
Sotos
sin voz
de
alaridos en magnificencia
exacta
de este carbón y ascua de pluma.
El
Castellano
El
yerto,
esfumino
de
la torcaz silencio,
en
sotos de ranqueadas
magarzas
al sigilo de blancos
álamos,
acequia
cercena
el
oro en tierra
por
donde mece extasía
lebrela
alada
tras
la matutina liebre.
jauría
de fiero colmillo.
Aulla
el vaho en pensamiento,
ávido
cual estela tangible
que
sigue la galga.
Sopor
maldito
de
torvo pico,
en
ala negra de grajo,
crascita
mi sien aquella huella,
un
día de campo.
Anublan
hijas de tiniebla
un
sol desempolvado,
en
batalla de Candamvis,
con
tempestad que soterraba
rostro
abandonado;
en
estancia yesca,
descarnada,
sigo
la ceniza del fresno
y
el quehacer encuentro
de
esta mi vida oscura.
El
Castellano
Azur:
De
tu savia
extraje
tu tierra,
era
como matrona ciega
y dulce,
de blanco seno
lleno
de hondo heno.
Dulce
jugo en oro viejo;
espolvoreado.
Frondosa
villa
entre
sierpes y caléndulas,
hermosa
villa inquebrantable,
era
tu boca maravilla,
de
santo sueño de sol
y
pétalos de girasol.
Suave
rumor
de
pecho en ala
y
alma erecta.
Duda
el dolor,
destierro
de este abrojo
al
cielo
compasivo
campo
en pretiles candores
y
venas sin su calor.
Albas
huérfanas
entre
rayos de miradas altivas.
Abre
mi pecho el frío colmado,
Tierra
de nacimiento
vespertino,
convertido,
fuente,
ala o roca,
trilla,
espiga
o
verde grama mojada, blanda.
Tierra,
silencio
o
espada.
Fiel
oruga que soñaba volar
y
que volaba en alas montada.
El
Castellano
Canto
a la fuerza de la naturaleza:
¡Oh
lluvia!
¡Oh
tormenta!
Que
con tus rayos
iluminas
la oscuridad
de
la noche.
Fuerza
devastadora
que
hace desoladas regiones,
incendia
bosques,
que
inunda vastos territorios.
Fuerza
celestial
rayos
cargados por Zeus.
Nubes
negras y densas,
vientos
devastadores,
que
arrancan arboles enteros.
Granizos
que arrasan cosechas,
tejados
y persianas.
¡Oh
temporal! Que sacudes con violencia
la
mar y los barcos de los hombres,
hundiéndolos
y llevándote sus vidas
al
fondo del océano.
¡Oh
fuerza de la naturaleza!
Que
llenas de vida y destruyes
a
la vez.
Fuerza
devastadora y vital.
Fuerza
destructiva y magnífica.
Que
contigo no puede el hombre ni
con
sus diques ni con sus presas.
Tu
agua corre sin descanso por la tierra
anegando
y llevándose todo a su paso.
Tú
no entiendes de bien y de mal.
Tú
sólo surges como la noche o el día,
como
la brisa y los vientos.
Sin
arrepentimiento ni conciencia devastas y
arrasas.
Y
el hombre que se ha creído todopoderoso
siglos
y siglos no puede contigo.
Naturaleza
grande y hermosa pero mortífera
a
la vez.
A
ti te invoco con este poema.
Para
que alivies la sequía que corre por España.
Por
sus parajes y páramos España te necesita.
La
tierra te necesita, el campo te necesita.
Los
bosques te necesitan.
El
hombre te llama a gritos y mira
a
los cielos con la esperanza de que llueva.
Para
aliviar su sed.
Agua
de vida, agua que da vida.
Agua
que forma nuestros cuerpos y tejidos.
¿Qué
seremos sin ti?
Si
no riegas nuestros campos y ríos.
Moriremos
por maltratarte y contaminar
tu
atmósfera.
Han
llegado nuestros días hemos acabado
con
la selva, tu pulmón.
Hemos
derretido glaciares y los polos con nuestra
soberbia.
Y
con nuestro pensamiento de que tus recursos
son
ilimitados.
Pobre
ser humano que con su ignorancia ha dañado el planeta.
Te
ha maltratado hasta dejarte sin árboles y sin bosques.
Tus
océanos sin peces.
Ya
no llueve como antaño.
Hemos
cambiado el clima.
Dioses
se están vengando del hombre.
La
vida volverá a surgir después del hombre.
El
hombre ha destruido su casa y todo lo que le rodea.
Sin
conciencia alguna.
Sólo
sobreviviremos los hombres de los dioses;
que
vemos la naturaleza como obras suyas
y
que la cuidamos y respetamos como don divino.
Perdona
al hombre que ha destruido y asediado
tu
creación.
Yo
a ti te invoco naturaleza celestial.
Naturaleza
divina.
Haz
que llueva sin descanso.
Esteban
el castellano
Perpetua
una,
por
el bajel del alma,
bajaba
recorrida,
por
entre encajes olvidados
me
descubría,
el
caballo del ansia mía,
donde
empezaba a abrir
en
sus piedras de ojos negros,
y
la cabellera levita
por
altas ramas,
donde
acaba el sueño
taciturno
de su sonrisa helada,
voy
allí sembrando ojos
en
sus labios áridos,
no
me apetece seguir sufriendo
para
ello sirvo mi aliento,
donde
acaba lo que siempre
creí
conocer más me detuve a envejecer
sin
mecer alas cansadas,
el
horizonte me cuelga la rama,
y
yo loco callado pienso
en
un tiempo que me apetecía recorrer
tus
simientes azules,
en
un mundo, que mis labios, cierra
tornándolos
grises,
la
idea vuela eterna del estado mental
por
conquistar,
esta
es mi vida,
esta
es mi suerte,
pregunta
a mi orificio demente,
que
dispara por mi boca
la
locura quieta que mía te arropa ,
haciendo
cálida la estrella
de
mi popa
y
mi ángel sangrando versos de hielo,
en
el tibio, ancho, escurrido desliz
que
me llevó a contarte mi verdad,
por
la que quedaba frágil,
vulnerable
sostenido yo
en
un destino incierto
del
comienzo del alba a mi insomnio
que
me da energía.
Que
fiel asesinó la caricia,
en
cama de ojos en alfiler
y
patadas del sueño,
crujiendo
mi ser en una araña,
llegó
el tiempo de escalar
por
si un día abandono
será
cuando me vuelva polvo.
II
Bello
alto claro de mi silencio,
cumbre
sin lomo, torre espinada
de
mi única belleza,
con
su pajarito que pregunta:
¿Por
aquí? Es por allá bonito,
estoy
creado y soy perfecto,
hasta
mi mala suerte
y
mis defectos son perfectos,
resumen
de lo vivido
en
esta esfera escrita se encuentra,
hoy
no es un día cualquiera,
ninguna
bruja está de fiesta,
ningún
muerto no sabe que ya está muerto,
flor,
vista, vida, lozanía, fuente, verso, letra,
color,
sabor un desencuentro con mi inspiración,
recto
escalafón, augurio exterior,
un
patio para esta oscuridad,
cercanía,
sueño que no recuerdo,
yo
era mejor que mi voz,
un
ciempiés, casado con una tijereta,
mi
dulce estampa cromada,
un
iris de plata, una escala al abismo interior,
era
o no era estoy hablando con mi quimera,
mundo
atención,
esta
es mi vida, esta es mi religión
este
es mi rifle sí señor.
Resumo
en esta botella que llevo,
que
no me vence ni la araña de mi recuerdo,
soy
feliz o intento serlo,
soy
la duración de la madrugada
sí
en mis ojos,
soy
el verdadero maestro de mi vida,
por
encumbrar mi propia salida,
por
construir mi futuro tejado,
letanía
trenzada sobre un caracol de mármol,
aunque
no me acuerde quien yo era,
a
este mundo un disparo de mi siembra,
lobo
furtivo en este coto
llamado
tejida realidad de sangre,
es
un amanecer sonriente
es
una luna de hueso,
un
destino ciego sin ventanas,
un
desespero, un hielo, un desnacer cabalgado,
un
verbo, un adjetivo derretido, es mi palabra,
un
monstruo, un pajarraco, una alimaña desempolvada,
es
mi vida una de la mañana, es mortaja,
no
conozco el peligro,
yo
soy el peligro, arde, arde, arde
he
venido a ganar.
Soy
la una de la madrugada.
III
Etéreo
desliz sin sargento
cumbre
febril por lomas desgañitadas,
soliviar
vetusto sin intelecto grave;
avanzo
que escampo,
este
mar de venas en ojos,
es
un frío yerto,
padre
de la tiniebla rizada,
encuentro
con el hielo de la eterna
oscura
mañana,
desnace
el viento en una mano,
en
la otra atrapa
lo
que gemía mañana,
esto
es bajo tierra,
encuentra
germina la malva.
Vespertina
ciencia colmada
casada
con vespertino abrojo,
era
mi dolor que más no retuerce
ni
canta con quimeras de mi aliento.
Recto
escalafón dorado al gemido,
hoy
el silencio se adueñó
se
embebió del luto de áspera luna
de
ojera suave,
en
dulce sueño, no mira leones
ni
soles perdidos
amamantando
halos dorados,
era
la una solitaria,
Un
manto de estrella velada,
un
maullido de pájaro estridente,
como
vagido azar indeleble
que
la osadía dorada mece.
Es
por ti
que
me he quedado
más
ciego que tu pseudónimo,
avento
que avengo el paso
esta
rosa-malva será eterna
así
egos ajenos se devoren a ellos.
El
Castellano
Luna
plateada de mi cielo, en las noches voy a tu encuentro,
pero
te escondes entre bloques de hormigón y cemento.
Quiero
verte, pero incluso te escondes, por las violetas ramas.
Mas
los dragones, del cielo sonámbulo te acarician.
Cielo
obtuso, de sueños fluorescentes,
tú,
de color líquido, solo templado con miradas intermitentes,
por
el tiempo de espera angosto.
El
murciélago baila con el colchón de tu luz,
rasgando
sombras,
para
reposar siendo una más.
Oscura
nebulosa de tu vítreo trasluz dime,
por
qué te siento incluso estando solo.
flores
opaco reflejo de luz violeta incluso de noche;
artificie
luzzae.
Lucero
de ciudad,
rompiendo
la obscuridad.
La
noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más,
humo,
humo, humo.
De
tierra a ceniza llamando,
su
inerme sentido mágico.
Luna
plateada,en las noches voy a tu encuentro,pero te escondes.Quiero verte,pero
incluso te escondes,por las violetas ramas.Mas los dragones, del cielo
sonámbulo te acarician.Cielo obtuso,de sueños fluorescentes,tú,de color
líquido,solo frío con miradas intermitentes,por el tiempo angosto;El murciélago
baila rasgando ...sombras,para reposar siendo una más. La noche se detiene para
sentir que estás conmigo otra vez más.
Luna
plateada de mi cielo, en las noches voy a tu encuentro,
pero
te escondes entre bloques de hormigón y cemento.
Quiero
verte, pero incluso te escondes, por las violetas ramas.
Mas
los dragones, del cielo sonámbulo te acarician.
Cielo
obtuso, de sueños fluorescentes,
tú,
de color líquido, solo templado con miradas intermitentes,
por
el tiempo de espera angosto.
El
murciélago baila con el colchón de tu luz,
rasgando
sombras,
para
reposar siendo una más.
La
noche se detiene para sentir que estás conmigo otra vez más.
Viene
acariciando, ella,
con
sus palabras altivas,
desvanecerse
quiere, con letras solitarias.
En
sus ojitos los luceros,
por
sus labios, disfruta el piropo.
Despeinarla
con caricias piden sus manos.
El
dulce golpe de su voz quiero escuchar,
dificil
de olvidar, todo por ganar.
Creo
que la quiero.
Pues
díselo.
Calma
para llegar,
por
poder luchar y no abandonar.
A
veces, invade mi pensamiento,
y
más deseo crea su recuerdo.
Pienso
que no estaré agusto hasta que no la diga lo que siento.
XII
Luna
plateada de mi cielo,
en
las noches
voy
a tu encuentro,
pero
te escondes
entre
bloques
de
hormigón y cemento.
Quiero
verte,
pero
incluso te escondes,
por
las violetas ramas.
Mas
los dragones,
del
cielo sonámbulo te acarician.
Cielo
obtuso,
de
sueños fluorescentes,
tú,
de color líquido,
solo
templado
con
miradas intermitentes,
por
el tiempo de espera angosto.
El
murciélago baila
con
el colchón de tu luz,
rasgando
sombras,
para
reposar siendo una más.
Oscura
nebulosa de tu vítreo trasluz dime,
por
qué te siento incluso estando solo.
flores
opaco reflejo
de
luz violeta
incluso
de noche;
artifficie
luzzae.
Lucero
de ciudad,
rompiendo
la obscuridad.
La
noche se detiene
para
sentir que estás conmigo
otra
vez más,
recuerda
que
tus ojos tienen sangre
recuerda
el viento
que
aúlla mi nombre
recuerda
la luz que tiembla
y
cruje la noche en las pupilas
recuerda
que me hablaste
de
amor en el tiempo
que
cae muerto
que
pactamos con el hielo
la
vuelta del invierno,
recuerda
cada latido
de
oscuridad
que
llama a tus venas de humo
recuérdame
en la eternidad del beso,
en
cada rosa que robe tu cuerpo,
recuerda
que vivo para ti
dando
voz a la soledad asesina,
la
flor vive soñando
que
fue mariposa y abeja,
vive
durmiendo la semilla
enamorada
de la tierra
para
despertar
y
enamorarse del sol,
clávame
estas nubes de sangre
en
el hierro de mi destino,
se
me negó la luz
encadenada
a esta tierra sin cuerpo,
solo
tú me sientes
en
este camino
que
no lleva retorno
sólo
espiral anhelada de renacer
el
tiempo ya no nos puede sostener
camino
buscando el frío
en
este calor que quema el alarido,
te
encontré perdido
hoy
vives un amor
que
sientes soplándote al oído,
en
la puerta del infierno caído,
te
casaste con la luna
que
reinaba en tu corazón,
al
viento le diste voz,
a
la lluvia la nombraste
lágrimas
de mi ayer,
le
diste ojos
a
la sombra para mirar,
la
espina caía herida,
la
caricia retornó a las polillas,
la
vida marcha deprisa
cuando
abras los ojos
ya
todo habrá cambiado
solo
encontrarás que seguiré a tu lado
aguardando
tu otoño
y
la caída de tus hojas,
esperando
que seas mi acompañante
en
los siglos y milenios
que
nos condenaron,
encontrarás
esta sed del cielo
en
cada silencio muerto,
en
cada raíz
que
grita en su tierra
toma
de la vida lo que quieras,
siembra
tu aliento
en
cada tierra,
tú
todo lo tienes
yo
solo soy una fantasma
que
sólo tú ves.
El
Castellano
Oda
de sombra nocturna:
Noche
silo de oscuridad
destapada,
traspasas
mi
ventana entre espejos
tu
voz se hace la dormida.
Carruajes
malvas del sueño
taciturno
entre las espigas.
Fuegos
y fusiles iluminan
tu
dama de oscuridad,
amanecida
por soles
que
bajo ella
parecen
de trapo.
Canto
a tus pestañas morenas
a
tu iris deslizado
entre
colchones sonámbulos
te
clavo este guiño
a
tu dama de sosiego.
Por
este hueso único
desangro
a mi murciélago.
Altas,
profundas esferas
gimen
luciérnagas.
El
otoño tupido
se
acuesta con mantas
de
hojas arrebatadas,
árboles
desnudos
que
descansan,
ya
no hacen el amor
con
el viento,
persianas
de un tiempo oxidado,
al
abrigo la vida contra el frío
de
la luz.
Escarchas
de punta
lloran
las avenidas
victoriosas
de la noche
que
todo devora
y
mece lentamente
con
su ojo de sombra.
El
Castellano
Solo,
acompañado de una doncella escarlata
que
me late y envuelve mi fascinación,
este
día vuelto noche sólo por ella,
no
tengo piel soy agua de su saliva,
rocío
de su comunión de estrellas
trashumantes,
plácido rasguño de rosa,
yo
no tengo sombra, no tengo aliento
ni
alma puesto que soy vampiro
de
su silencio,
alzo
mis cuchillas de luz, coronas vestidas
de
fugaces caricias al alba forjada,
edificios
hirientes de mi amor etéreo,
canto
alto que ella me hace
sentir
eterno,
como
el cuchillo inmortal de su silencio,
cargo
mi luz para atravesar su corazón,
disparo,
su alma es mi blanco,
mi
párpado de la noche llora por su beso escrito,
rizada
saliva verdadera,
estas
rosas del alba cantan
que
si admirarte es para siempre,
seré
guardián de todos los latidos punzantes,
porque
solo tú sembraste la belleza,
hasta
colmarla de infinitos sonrientes
que
mis ojos lloran,
pintando
la veneración a lo que en silencio
trepa
y escala
la
caléndula enraizada en mi corazón.
sigo
y seguiré tu camino
que
me lleva por el cielo,
corto
el aliento de la noche,
al
despertar de mis sentidos resplandecientes,
no
me despiertes,
eres
mi sueño de penumbra y sus formas de mujer.
Late
mi caracol siniestro con la forma de corazón.
El
Castellano
Lividez
carmesí 2017 reedición:
Sangre,
sangre
que
yo sin ti no tengo
vida
para morir
preso
de tu bello cuerpo,
al
tarot helado
me
muestro
fiel
desespero
en
umbral rojo tejido
cae
siniestro, rendido,
sangre,
sangre fiel te espero,
por
estas ramas
de
yedra despierto,
el
negro cáliz de fuego,
tu
nombre destapo
tu
sed abraso,
en
esta hora
que
cuelga mi cuarto,
araña
enfundada, tejida,
avista
su caricia,
abre
el telar de yerta letra,
descampado
oscuro
que
me aquieta,
hoy
parto mi hiel
con
cuchillo de piel
sangre,
sangre;
carmín
al abrir,
estertor
añil,
brota,
sube, emana
de
fanal hoguera,
esta
es mi vida quieta,
de
verso maldita la estampa
fiel
condena
abriendo
la subrepticia de la noche,
se
mece, se acuesta la rambla,
avenida
amada
senderos
de pieles tuyas sedientas,
colgando
tus pestañas,
la
noche escapa,
la
tela se difumina
en
un mar de azabaches
trenzados,
soplados
llorados
por la luna soñados,
vistas
al cristal de cuarzo
tu
entraña de araña
tu
fiel boca
de
estrella tejida,
naciendo
otra súplica,
para
acabar mi historia
en
ti con el color
y
el humor
de
mi cuchillo envuelto
en
feroces testigos
de
lo que sujeta
la
araña de esta noche
por
mis venas escaladas,
por
mis ojos fruncidos,
me
rompo,
me
quiebro,
en
mil cristales de roca,
para
ser yo
vivo
y afortunado
el
osado,
el
descubierto
en
capa humeante,
en
tu ser clavado,
fumando
mi cigarro de noche,
y
el humo que te dibuje,
puedo
caer,
puedo
nacer,
puedo
reverdecer
mi
vida sembrada
en
este patio
de
media luna,
brotando,
sucumbiendo
enraizando
tu
soto de boca
despierto
besando
esta
penumbra que sujeta.
II
Y
el ser amamanta,
estela
de mi yerta cara,
pediste
rescate
en
esta la tela
de
mi araña,
peligro
en cauce
de
aguardar el beso
no
hay resistillo
que
tu alma cubra,
Remembranza
en bastión
de
oscuras danzas,
abrirán
perplejos los mañana,
brillando
ocres en verde, los noviembre,
por
sujetar un cierzo que agarra,
y
tu floresta tiesa escampa,
un
abrir del cielo a la tierra,
sangre,
sangre
que
sin ti no encuentro,
ni
réquiem despierto,
conduce
mi aspaviento
refulgiré
en tu ser repleto.
Dulce
alma, no hay esencia
fruto
del amor
que
te crease,
no
hay cielo ni cigüeña,
que
belleza de tu tamaño
entornase,
ni roja hiel
humor
carmín te engendrase
al
cristal hiriente alzo
mis
agravios y señales;
ven,
ven a mi yermo arcano,
digno
del carrizo del mar
más
sereno,
encumbradas
pestañas que quieren mirar,
altos
sotos sin hacienda
siendo
naturaleza,
desdén
erosionado, cabalgas
luna
sempiterna, luna de plata
cobija
arrostra mi sentir en tu caracola
de
serenidad repleta,
al
encuentro que te presto mis ojos
y
me devuelves dos flores,
altas,
soturnas, dignas de tus bellas frondas
por
las que perder a mi gato negro
y
algo más, perder mi tristeza, por tu alegría.
El
Castellano
Cerrojillos dormidos II:
Rubor cristalino,
en
haz luminoso de hoja purpúrea,
deshoja
esta nieve de chopo,
liman
vientres
mientras
envejezco
el
matiz liberado
entre
fuelles de viento,
alzado
tu silencio perplejo,
una
escala al cielo,
un
sortilegio
en
clavos sedientos
aclaman
sones
sus
verdaderas razones,
me
acicalan procesiones
en
hálitos de perfectas oraciones,
hoy
verá el día
izarse,
levantarse
su
raíz de tiempos lúgubres,
desparramo
que fluyo
por
ataraxias desmenuzadas
trémula
mirada fundida
en
solanas de lunas
y
sus mares
bajo
yunque,
se
clavan sienes forjadas
al
verdor de pinos,
y
sus consecuencias de yemas,
un
verbo despuebla mis santos astros,
coagula
mi pensar
entre
trenes fulgurados,
solapados
del ayer difunto,
rizando
lo que siento
por
repetirme
es
más que mi don funesto templado,
un
dialogar si encontrase oyente,
un
hervor de mi recta frente,
noche
sin llegar,
vienes
y perviertes,
mi
osadía vestida
de
placajes sin hacienda
de
viento,
transparente
se dibuja el miedo
rayos
sin luna
y
oscuras rúbricas
sin
luz de vela,
enfrento
mi brava espera
por
si baja Ostara
y
se duerme en mis flores de caléndula,
hoy
es por mí guíame hasta ti,
bajo
el relámpago asido
a
embeberme tus cauces
a
tormenta sin cresta,
lloverán
tus estrellas
que
paran mis relojes
por
atar segundos
de
espera quieta,
ven
a mi cabaña del cielo
y
bebamos nubes,
desliza
y enmaraña
tus
hilos de cabellos,
extenuando
mi yermo claro
en
mi siembra directa
a
finalizar mi Indeleble trazo
que
tu sed viste y aguarda,
en
fiel, impetuoso regazo.
Desnudo
en son
del
etéreo esplendor geométrico,
que
te bañan las fuentes de mi tinta.
El
Castellano
Obtuso
limbo,
de
perenne yerta cárcel.
Entre
sosiego y dichas,
enajenadas.
De
oro en paño sus barrotes,
por
crisoles de luces rosáceas ;
un
Sol muerto rige
su
fiel compostura deslumbrada,
aojo
que blande su pulcritud
de
estelas inermes, rectas, embelesadas.
Cárcel
recta y umbría
sin
pestañas lucientes
es
mi querer.
II
Mi
querer pulcro sin sonrojo
ni
otra senda
de
yedras esquivas.
Avanzo
sin mirar
el
solo llanto
😿 vestido de la ambrosía, verdura.
Un
desliz y supe
que
nací por un destino superior,
escrito, predestinado, independiente
de
lo realizado,
él
ya estaba fijado.
III
Pude
ser otro
pero
no soy adorable.
En
esta cepa broto que afilo
este
sino desdentado
y
su cruel miseria
gira
en alambres,
de
azares flamígeros.
Vine
a la tierra
y
soy de ella
con
lo que ella es mía.
En
pordiosera complacencia.
IV
Mi
amor, mi familia, mi gato,
no
son míos
por
lo que soñando sé
que
existo.
Una
alondra y un piquillo
huyen
de mi ilusión postrera.
Mi
amor de nombre
en
batalla
como
insecto de barbas de oro;
un
llorar eterno de rosa
🌹 o instigadora bajo fronda suave
de carnal
caricia dulcísima,
postrera
senda.
El
Castellano
ODA A LOS
CAMPOS DE CASTILLA
¡Oh
viejo encinar! Que llenas de vida los vastos páramos de nuestra geografía.
Que
bajo tus veredas han visto la vida infinidad de seres vivos.
Y
hasta has dado de comer a hombres y animales.
¿Qué
pena tienes que mueres sin ninguna explicación?
Por
la mano del hombre que ha contaminado tu tierra,
ha
explotado tus recursos hasta ahogar la tierra que te vio nacer.
¿Por
qué mueres tú? Que has sido tan
noble.
El
águila imperial
ya
no vuela sobre tus cielos.
La
sequía se ha apoderado de tu tierra.
Haciendo
asesinar tus raíces con hongos
Que
te matan por dentro.
¿Qué
penas tienes? cuéntame.
Tú
que has visto crecer al hombre por varios siglos y que fuiste su pan de cada
día.
¿Qué
penas tienes? Para morir sin explicación.
El
hombre te libró de los incendios limpiando el monte,
pero
te ha matado contaminado el aire que te rodea.
Tú
que vives siglos y siglos y das cobijo a numerosos animales,
¿Por
qué mueres sin explicación?
Los
campos de castilla te necesitan.
Pero
ya es demasiado tarde para ti el hombre te ha dado muerte
con
su avaricia y sin ningún arrepentimiento te ha matado.
No
solo eres un árbol eres un ser vivo creado
por
dioses.
Como
el hombre y como tal es nuestra obligación ayudarte a hacer que crezcas sano y
fuerte.
Pero
ya es demasiado tarde para ti.
La
vida se te escapa fugaz y con ella toda la fauna a la que das cobijo y
Sustento.
Cuando
el hombre se mate por destruir el planeta en el que vive,
volverás
a nacer.
Y
la vida seguirá su curso sin el hombre.
¿Qué
penas tienes? que mueres en soledad y en silencio.
Tus
hojas caen mustias y abatidas, tú que has sido
emblema
de castilla, orgullo de jóvenes y viejos.
Te
mueres sin explicación alguna y el hombre no puede hacer nada
por
ti.
Gracias
a ti el Imperio del sol vio nacer su armada invencible.
Y
sus galeras de remos, un imperio con tan
vastos
dominios
Que
no veía ponerse el sol.
El
hombre que con tanto esmero te cuidó y taló con sus manos y brazos.
Tus
ramas muertas han modificado la atmósfera y ya no llueve sobre tus campos y
páramos.
Los
olivos te toman el relevo.
Te
talan sin compasión para sacar madera y tierra de cultivo.
¡Oh
viejo encinar! vereda de la infantería española que sacó tu madera para librar
ardua batalla contra turcos donde Cervantes perdió el brazo.
¿Qué
penas tienes? cuéntamelas que el hombre no te escucha.
Ya
no hay mochuelos, ya no hay águilas volando y anidando en tus ramas.
¿En
qué monstruo nos hemos convertido? para hacer daño a la madre natura.
Que
nos da cobijo y alimento.
Ya
no llueve como antaño.
Los
ríos se secan los embalses se vacían, los peces se mueren.
Contaminamos
nuestros ríos.
Fumigamos
con herbicidas que van a parar a la tierra
y al
agua de los ríos matando y asediando al cangrejo autóctono y a infinidad de
peces,
que
la península Ibérica vio nacer en abundancia.
¿En
q monstruos asesinos nos hemos convertido?
Cuéntame
tus penas que yo me las sé
todas.
Hemos
traicionado nuestra naturaleza.
Nos
hemos convertido en viles asesinos de vida.
La
única fauna que llegaremos a ver serán las granjas de pollos
¿En
qué nos hemos convertido?
Ya
no somos humanos somos monstruos.
Ya
no quedan humedales, los pájaros migratorios pasan de largo
al
volar sobre España.
Tú
que has visto nacer al hombre y ahora se ha vuelto contra ti
y
te mata y mueres en silencio.
La
tierra grita, tus raíces gritan, tus ramas gritan, pero nadie lo oye.
Somos
hijos de Dios pero los animales y los bosques también.
Dios
se avergüenza del hombre y del monstruo que ha creado.
Ya
nos castigará.
Pero
tú te mueres sin remedio.
Y
contigo la conciencia y el alma del ser humano.
MIGUEL
ESTEBAN el Castellano
I
hoja:
Canta
mi piedra
por
inencontrable esencia,
promesa
de luz del sol.
Azar
de imposible
fuego
fatuo en tejas
que
son nubes de altos cielos.
Serenamente
místico, me alzo.
Ascua
empírea fueres
o
carbón del destino atronador.
Mito,
constelación:
constante,
pura flamígera,
eterna
de cimiento terreno
sobrevivirás
a lo alto.
Escarno
mis solas sombras.
Promesa
de tiniebla,
promesa
tibia,
nunca
alcanzaré luz tan ardiente.
II
hoja:
Perecer
a los cielos que yo amé,
te
amo en medio de mares,
entre
pulcras esferas feroces.
Clamor
por férreos bosques,
boscajes
de tu sed de miel,
arrebatada
tú, de tu albo espíritu,
generosa
es la penumbra
eco
pálido de azul viejo
virginal
fuerza de noche añil.
Presencia
misteriosa
en
haz, de luna áspera.
Destino
opaco, inclinación
por
verdades de monte desgarrado.
III
hoja:
Tránsito
estremecido, el río,
ligero,
nitidez de espejos
que
dulces presiden
hondas
tierras.
Constante
agitar de sus fuentes.
Resplandor
baten tus argentísimas alas,
palabras
entreabiertas
buscando
dicha.
Esencia,
eclipse de mi sangre.
Sideral
cuerpo estrellado.
Sigilo,
tus pupilas
con
las que a fuerte garra
me
amas,
y ardua
me miras.
IV
hoja:
Lejos
queda el miedo en cestillo,
a
ser feliz; si tú escribes.
Por
esos juncos que el día
no
cierra.
Un
remero hábil,
desnuda
la noche.
Bogando
que su luna sonría.
Oscuridad
larga
que
nunca secunde.
Desemboca
arriba ardiendo,
tu
frente rosácea abarca.
Mi
armadura, mi espada, fragor,
pico
torvo, ojos cerrados.
Penumbra
desconsolada
por
riveras de mi ciego Arlanza.
V
hoja:
Fondo
de monte
en
el verde mar
de
tu boca.
Claros
rectos, únicos, confunden,
luz
vasta y su sombra
que
más ya no languidece.
Viento,
velo, acallada luna.
Muda
escucha
espesos
vellos.
Faroles
latiendo
corazones
en celdas
con
llave de tu alma.
Noble
secuela
de
mi dios Gemineye.
Entre
azucenas de la tarde
mi
suegra y consuegra arde.
Rubricó
tu gentileza, orquestando.
VI
hoja:
Luminiscente
polen
en
interiores de colmena.
Abro
espumas esbeltas.
Desnudeces
en carnal tomo
de
mi cepa.
Brusco
y dormido
en
leyenda diferente.
Caí
a mi tierra.
Toqué
maravilla, flor de supremacía.
Palpé
tu olor fecundo
a
esquiva adormidera,
de
tu órgano erizado.
Por
tus estelas claras
que
escriben galaxias
y
agujeros de luceros.
VII
hoja:
Viejo
pabilo iluminado
humo
rojo vióse apuesto.
Gallarda
tu entraña.
Decreta,
no cese
Mas
nunca mi terco aljibe
que
te escribe.
Con
ojos rendidos,
ojos
cada vez más humanos.
Pureza,
tu plata.
Amortecida
ahuyenta la negra Parca.
Piadosa
suerte
en
sombra densa montada.
Eco
amplio,
ley
presunta de todo linde quieto.
VIII
hoja:
Difieren
ligeros, tus sortilegios,
de
verbos que nacen.
Ya
nacidos estudio.
Ellos
que escalan mis ojos.
Opulentos
pinos reposan
su
verde nupcial.
Ato
presunto borde,
llego
a tu almena
donde
vive tu alma serena.
El
Castellano
Telégrafo
dicta, ordena avance:
Trato hoy, desgañitado,
dando mi hiel desquicia
al ajeno.
Estuve con existencia
y soledades,
bebiendo en ubre amarilla.
Hay un cuarto de formol
y un gramo de yodoformo
en mi mesita,
colores para nuestras naciones.
Era un triángulo angular,
bajo un terciopelo verde listado,
sobre el que se suspendía
un alambre oxidado de telégrafo.
Era el medio del idioma
del hijo de nuestro cielo;
un gritar escarpado a lo desconocido,
hablando intrínseco en plata de tiniebla,
con su paralelo perplejo, desconocido:
chirriar de un poste de pino muerto,
herido por el viento;
una carne de metal vacilaba;
era una tetera cantando al fuego.
Lo ignorado latiendo,
súbitamente.
Su idioma de ruido,
por ruido vertiginoso,
vibraba de aquel poste
como si el piadoso terciopelo de césped
de abajo le sintiese bailar.
Tendido con recorte,
lucía como una colgadura
de iris vertical;
como jícara blanda,
paralelo, vencido por alambres
de boca misteriosa,
miedosos, oscilantes,
bajo el verde terciopelo tendido,
que espera sus corzos secos de invierno.
Afilado desdén
hirviendo en escarchado
seco,
aguzado,
era solo él
sonido escita del silencio
que oscuridad pautaba
para yo seguir vivo,
traspuesto.
Orando germinase
mi hábil perplejidad,
prima de su sanguíneo cauce;
que destapa mis vides verdaderas.
Desterrado a petición unísona,
propia
que cantó:
COMPLETO PARA LA OSCURIDAD
REINA DE LA SOMBRA
El cuclillo en mi azotea
dijo soy buen pájaro cuco.
Encontré mi sentido
y ella oscuridad,
no puede negar mi devenir
ensangrentado,
en soles de regencia,
y terciopelo anisado,
el hijo del cielo es nuestro poema
haber si una orden judicial lo acaba,
y tapa mi grito soterraño que avanza;
besa su escarlata espalda
casualidad, preguntar a la centella
si ella no nació perfecta,
y sólo acato su sentencia,
porque ella no habla, escribe,
¿Quién puede acompasarla?
Un juego de telégrafo y señal
haciendo estría,
entre halos va siguiendo
digno hilo eterno en cobre
de su Chile natal,
electrifica su letra,
misiva en jícara certera,
profundidad abisal,
sin fecha,
ven a mi diario
esto es prosa,
amada sentencia recta.
El Castellano
24-06-2018
Cuchillo de doble cara II:
Tú mi ventana volada,
un
cristal que escapaba,
recto
hacia el frío desertor,
nazco
del suplicio invernado,
no
erró mi destino en llamas de sangre,
se
iba alimentando mi camino afligido,
entre
yedras desoladas,
y
su escarcha helada,
era
una nueva era sola,
en
la que alzar alas rotas rasguñadas,
y
enraizar en esta copa de sangre
borbotones
relucientes.
Un
monte dividido, dos espejismos nacidos,
reflejos
en par de lunas abotonadas,
un
ínfimo horizonte derretido
en
azar de lo que prevalece,
un
iris yerto y su magia nocturna,
sin
razón cabalgada a la novena luna,
titubeaba
mi dolor en mi sien enraizando,
un
despojo pulido hasta que relució,
despojo,
de mi alma que no quería
que
no toleraba parásitos,
era
una voz dentro de mi voz,
yo
la amé sin importar su naturaleza,
hoy
la pido permiso para que me deje descubrirme,
encontrarme
desde el hueso a la cábala del muerto,
abierto
mi pecho, un despierto retuerto,
no
calculo eso es del experto,
subvierto
mi agua en este desierto,
advierto
a las vidas de un día que mi alma revierto,
y
mi ser divierto,
el
sentido opaco injerto,
hasta
mi dicha pervierto,
quedando
mi cauce abierto,
aúllo
a mi lobaluna para que siempre sea mía,
preludio
de mi posesión certera,
como
mi solear nocturna en luna de trapo,
de
sombra ramificada,
eterna
rama asida a mi vida,
paralela
entre dos ríos de brea,
entre
dos realidades,
razón
y locura
una
buena y otra estupenda,
hasta
juntar en eclipse
las
dos dimensiones de quien quiero ser
en
un abrojo entre tierno y filoso.
El
Castellano
Oscuridad.
Dentro
de mi cabeza
hay
algo escalando,
llamando
y llamando nuevamente
mi
cuerpo ensambla y encuentra,
llamando
a la tierra, viento y fuego,
besando
mi autocontrol,
arte
de conflicto mi autocontrol.
Perdiendo;
mi antigua generación ciega perdida,
lleno
de dolor, está corriendo de nuevo,
restaura
mi mente,
dentro
de mi cuerpo a la tierra,
el
amor dispara de nuevo,
tú
eres mi alma,
eres
mi dolor.
No
creo en mí
este
tipo de brillo,
matando
y matando una vez más.
Estoy
perdiendo el control,
mi
deleite,
mi
espíritu
caminando
por las calles, camina solo.
Yo
nunca podré ser el mismo,
involucrarme
en su magia.
Voy
a chamán del nuevo viento,
la
tristeza podría describirte,
en
mi piso curando locura, nunca más,
y
nunca más ser el mismo.
Necesito
la oscuridad.
Necesito
sombras,
dormir
y una vez más despertar para ser la luz,
en
mis noches de oscuridad estaré contigo,
mi
maravilla,
mi
brillante de sombra de mi ternura,
escalando
la línea del horizonte,
matando
mis ojos de plena esperanza,
sé
mi ilusión nunca más,
mi
tipo de flor de esta luz que rodea la tierra muerta
de
sueños, pensamientos este tipo de locura
matando
y matando mi vida personal
porque
yo soy tuyo
y
me rodeas
madre
de la oscuridad.
El
Castellano
Original
fecha febrero 2016:
Darkness
Inside
my head
there
is something climbing by,
calling
and calling again
my
body assemble
calling
to the earth, wind and fire,
kissing
my self control,
art
of conflict my self control
loosing
my old blind generation lost,
full
of pain it's runnig again,
restores
my mind,
inside
my body to the earth,
love
shoots again,
you
are my soul,
you
are my pain,
I
don't belive in me
this
kind of brightness,
killing
and killing once more,
I'm
loosing control,
my
delight,
my
espirit
walking
by the streets walks alone,
I
could never be the same,
involve
me in magic,
I
will shaman of the new wind,
sadness
could describe you,
in
my floor healing insane thing nevermore,
and
nevermore be the same,
I
need darkness. I need shadows
to
sleep and oncemore wake up for be the light,
in
my darkness nights I will be with you,
my
wonderfull,
my
bright of shadow of my tenderness,
climbing
the line of the horizont,
killing
my eyes of full hope,
be
my ilusion nevermore,
my
kind of flower of this light surrounding dead earth
of
dreams , thoughts this kind of madness
killing
and killing my self life
because
myself is yours
and
you surrounds me
mother
of darkness.
El
Castellano
Dispuesta égida forma celada:
Luna venidera,
aguardo,
augurio de tu siembra,
vengo
que nazco
a
párpado fijo encumbrado,
ven,
ven quimera a mi yermo,
donde
todo luce dispuesto,
y
un ángel redentor
te
esquilma el beso,
preparado
para disparar
y
tu anhelo flagrar
preparado
dispare
acoge
amor
mi
temprana osadía
estoy
nacido del hierro
de
tus ojos.
Venga
a este mi ser
tu
alumbrada existencia
para
nacer de exhausta
secuencia
indeterminada.
Ahondo
que surco
venzo
dispuesto
mi flamígero
desespero,
soy
porque seré
tu
sol Lugh
mi
enhebrada luna
aventaja
mi ansia
nómbrame
tu apoderado,
cuántas
lunas sempiternas pasaron,
y
yo nací para
que
fueses mía
en
taciturna desangelada
sonrisa
venidera,
no
me desampares,
sé
mi fuerza,
sé
mi anhelo
que
yo tengo diosa,
que
yo tengo madre de mi luz
verdadera.
Por
este soto derriten las estrellas
para
ti ofrezco
una
estampa, una espiral
que
no acaba
por
mis cinco litros de sangre
irrigada,
nacerá
una estela tuya y mía
desde
hoy hasta siempre
el tiempo
mi rival,
soy
yo nacido para la eternidad,
ámame
musa
porque
comienzo a amarte
desde
tu ambrosía,
que
decreta no ser
vida
de un día,
germinará
esta etérea semilla.
Miles
dei lumen, flagro metaphora
creavi
blandus morx timun malum,
veneravi
blanditia, dedisco cordis solus unno,
verstro
paremo, sed de vita ostendi alae,
decreto
ser de tierra
y
tú musa, luz que germina
mi
entraña verdadera.
No
me desampares
estoy
formando celada.
De
égida dispuesta
este
Escita levanta
por
ti de su tierra castellana.
El
Castellano
I
Blándeme
en mitad del campo,
sólo
allí que la encina enraíce mi carne,
el
hinojo lata al son el tambor de sus flores,
la
carrasca grite verdades del monte,
vereda
quieta, enarbolada,
soledad
disparada sin descanso,
sólo
allí reinará mi alma,
en
letras escritas en las hojas de vida,
las
lindes teñirán de rojo y negro,
de
tinta y sangre el resurgir del añil
aliento
dibujado de toda vida en color,
del
albor a la muerte en flor
se
alzará mi latido con su amor.
El
Castellano
II
Hálito
silente
yo
creo en ella
porque
su piel demuestra
que
los sueños se cumplen.
Volamos
juntos al viento
como
molinillo diente de león.
Hoy
la vereda canta nuestra canción
dos
corazones en un mismo latido unidos al unísono
Su
carita que llama a la mía
de
su cuerpo es mi caricia
por
ella el piropo jamás escrito
solo
desvelado en su oído
Sólo
al viento le pido viento bonito
mantenme
en su destino.
Que
de lo vivido muerdo su corazoncito.
Weche
tengo en mí la fuerza
escrita
corriendo como puma gris
de
sus Andes por sus campos
sus
margaritas que mi te quiero
no
sólo su nombre, llevan, e incitan
en
caricia ella me quiere
del
ababol a la verde espiga
Yo
la quiero a ella mi margarita.
El
Castellano
Sentido
yerto:
Renace
en la piel,
en
el albor sin conciencia,
hace
más frío que antes
sentido
muerto, caído
olvido
yerto
raíz
del ser
más
callado que el invierno
avanza
camina a voz
todo
lo que he perdido
polvo
de estrellas, hierro de océanos
piedra
de montañas...
hazme
recordar alas cansadas
cosas
grises que te gustaba sentir
mi
amada así sabes
horizontales
que no puedo olvidar
ejes
verticales de conciencia
sin
dormir
danza
la primavera del lugar
con
mi soledad pintada
en
la sangre de mis ojos
todo
lo que veo teñido
la
ilusión cae en gotas derramadas
cayendo
congeladas
desnudo
mi cuerpo en la penumbra
del
segundo quieto
raíces
comiendo mis venas
hojas
de mi historia mustia, abatida
sentido
muerto
viviendo
por ver morir el momento
momentos
atrás que cae el recuerdo
sin
miedo, sin sentimiento
todo
hirviendo
sólo
este sarmiento de cuerpo
esperando
que juzguen a su alma
libre
de maldad
quién
estará allí
quién
vendrá a darme un camino que seguir
solo
en la oscuridad
donde
todo comienza
las
sombras me reconfortan
y
veo en luz mi vida
para
encontrarte
algo
que darte de dentro de mí.
Un
amor rugiendo en la boca de la estrella.
El
Castellano
Aguerrido
albor
Diestro
del mar a la montaña,
visten
sus flores coloradas orgullosas y sentidas
cual
caricia de su jardinero que las ama
el
viento armado escala cual seco rayo
su
sol enturbiado se paran las oraciones
Hipsípila
dejó su crisálida
en
un caballo alado recorre sierras y sus manantiales
recolectando
toda simiente desde todo confín
al
inerte sombrío albor,
mientras
su fría luz crece y camina
sin
franca tapia ni verja que detenga su escalar
vuela
vaga la libélula para posarse en su hombro
recio
brazo arrido ninguna simiente cae a su lado inerte
que
lleva que trae a su castillo olvidado
hechiceros
de todos los reinos desvelaban que sólo
un
reino se mantendría vivo
y
no era el del humano ser
Hipsípila
cabalgaba por naturaleza su religión
abarcando
de la tierra a la lluvia
cual
rayo cortado de Sol su cabello
los
pájaros trinaban en su castillo
hipsipila
siempre vivirá como invencible Sol.
El
Castellano
Final
con comienzo
Retina
escarlata,
su
ojo de niebla
y
bruma que avanza
donde
corta mi flor de luz
el
sendero,
esposa
del Sol al mirar
lumbre
quieta, retina abierta
muerte
final con comienzo
en
alabado fin de existir
y
quebrar el tiempo
conquistando
el terreno.
Sangrando
raíces que gritan,
aullando
hojas al viento,
pintando
su dispersión eterna
como
sustento y cobijo
de
toda vida
mecido
del insecto al mamífero
desde
el helecho
al
alto árbol
hoy
canto para ti
vida
vegetal.
Mi
caricia te sembrará
una
y mil vidas más.
El
Castellano
Flor
de tierra
Fuego
en el agua de su mirada
de
los vientos auspiciada,
la
ceniza consumía su carne
ardía
sin mesura su compostura
naufragó
valles y sus caricias
su
bandera fue de su vena acequia
molinillos
fugaces sus pestañas
de
él se enamoraban las hadas
de
ella la primavera entera
con
cabellos del rayo de Sol nacidos
ojos
de tierra sin lugar era bella
clamaba
su voz la cima de la montaña
descendió
abismos
para
anclar su esencia en la belleza
que
late y envuelve su huella
conquistada
en miel
su
ambrosía
gemía
la caricia
para
brotar altares de hueso
y
murciélagos de sangre
lloraba
piedras en sabiduría prendidas
la
bondad alzaba en servicial entrega
su
fuerza era de su amor hoguera
él
lloraba flores para ella su amada
su
verbo a veces tornaba carmín
en
pétalos de silvestres rosas desangradas
su
voz germinaba la tierra a su paso
el
amor a la tierra no le detuvo
ni
sostuvo en fracaso,
encontró
con ella el amor
que
le fue negado llorando espinas
y
si sus abrojos nacieron no fue
más
que para rajar el viento
difuminando
el tiempo en estaca
de
eternidad con fuente y manantial
anclado
gozo en armonía
bailando
de la mano y naciendo del alba
jamás
capturada
pupila
enfrentada
que
mecía
que
gritaba
siempre
te amaré musa de agua mía.
El Castellano
Quimera
quieta
Umbrío,
tibio,
al
resguardo de voz habitada
serena,
llena de luz
en
este linde
donde
corta mi sendero
y
florece mi sombrero
al
viento
ojos
llenos de paz,
sendero
atravesado
en
árboles de sosiego
encontrados
en
hálito congelado,
lumbre
quieta se dibuja,
espino
amarillo que clavas al guiño,
calor
de mi calor,
cauce
de mi sangre displicente
desde
la montaña al valle
luce
mi traje
para
encontrarte
vestida
de Sol y caléndula
mi
bella doncella escarlata;
resplandor
dorado
al
trasluz de tu amor,
granate
mi sed de tu cuello
al
destape
mi
río de calma y arrojo
en
réquiem por la rajada tierra
en
albor de la centella
colmando
su belleza
donde
mi carcoma quieta
mira
y avanza
sintiéndose
en armonía plena,
yo
fumándome un cigarro
en
la piedra de tu belleza,
quién
te alzara voz
entre
los campos en flor,
fuego
de tu fuego sin más razón,
ciprés
que clama protección
para
sus muertos que vela
tejo
morador de siglos y cobijo,
ababol
de versos de piel y abrojos,
desde
la verde espiga
a
la mora sin espina
y
su zarza esquiva
hoy
te veo como eres
y
perdona
me
apasiona
ser
guerrero de nuestra luz
donde
avanza mi quimera
y
mi pasión poseerte entera.
El
Castellano
Tierra
en el viento
Quieto
silencio investido
doblado
en el filo de la hoja
ese
umbral que corta mi calma
avanza
en un sentido
rápido,
veloz el resguardo de tu
amada
voz
encontrada
cercana
donde
estática enhebra la silente parca
fluye
de un confín a otro confín
yendo
mi barca atravesando el brillo
al
compás del sí bemol mi traslúcido pío
y
su suplicio en la carcoma
que
recorre mi horizonte
infinito
pintado en el borde de la ola
en
la espiral de la araña y su tela
la
flor de difunto abre su luz
al
resplandor del cielo
que
cae emplomado
Se
corta mi alma para aullar
en
la centella
quemándose
en su hoguera
hoy
el viento lleva nuestro nombre
mi
árbol será sentido
en
cada flor de niebla
la
bruma su color gris dejará
en
este jardín de mundo viví
para
sembrar mi aliento
que
cayó como tierra en el viento.
El
Castellano
Silbido
de la centella
Claman
verdades de la tierra
por
nacer y resurgir
el
eterno ciclo de la vida, muerte
y
resurrección de la simiente al albor
de
sangre sin condición
yo
soy por siempre
Así
como dura sonrisa y guiño
al
azar de la existencia
efímera
esencia
apellido
y nombre que nada representa
como
resplandor de la centella
cargo
el silencio y el infinito de mi verbo
resopló
en la montaña sin nombre
de
mi tierra que jamás tuvo dueño
latido
sin final
agua
de manantial
va
girando mi vida por enraizar
yo
soy siempre
el
eterno comienzo sin final
aullido
del viento
hoguera
crepitando la tierra del volcán
Río
que acaba y resurge del mar
ese
soy yo por despertar.
Resurgir
Hoy
las fuentes bullen
los
ríos desbordan
las
vidas dejan sus grises
de
invierno y sonríen
al
alba de la lluvia
que
toda vida mece
sal
al jardín ayer sembré mis ojos
esperando
que la tierra fuese sangre
las
raíces mi boca
y
la planta mi cuerpo
para
con longevidad imperial
llegado
el momento
decir
de este jardín yo no he muerto.
El
Castellano
Compilación 2018:
Solitario bogo,
aterido
soplo de la montaña,
pastor
de tus astros,
torres
de nidos de tu saliva,
perfilada
tu sombra me acompasa,
mi
sayal remiendo
entre
sedas
de
moreras de ensueño,
olvidos
me trepan por enredaderas,
tarde
en la tarde mi esperanza vive,
si
soñase volaría a tu vera.
Sol
este de oro
ciñe
mi álamo negro
y
su esmeralda araña,
cumbre
te nombra
en
la saeta mi oscura golondrina azabache,
traerte
conmigo siempre
eternidad
risueña, melosa
sangre
de mis dioses.
Señora
tú de silencios
y
sepulcrales vértigos,
no
amansa mi fosa
la
dulce azada de metal soporífera,
carne
y cuerpo
mi
rigidez de pluma,
lírico
trasnochar.
Claro
cristal entre paisajes,
ceniza
de recuerdo
es
ella, recuerda,
aire
desnudo fama de estrella
inviolada,
mi
musa bella,
un
azar flamígero
que
no pido ni alumbro,
no
espera
ni
las aguas de tiempo inmenso,
jamás
complacen.
Ay
día, rosario terco,
deja
ya la gloria,
grandeza
en amor
se
llamó belleza,
lastimada
mi carne desvelada.
Gusano
soy
que
hila su capullo,
tejiendo
desde sentir interior,
mi
vida en serenatas blancas
levantaré,
su
fronda,
inabarcable
vergel primoroso,
cuenta
mi linaje
alas
ignoradas de mi pecho.
No
podrán tapar en vida
mi
silencio que aflora.
El
Castellano
Terca
mi sangre,
tiempo
del frío río
inmenso,
todo dado en espinas
su rivera,
por
ciega neblina bajo
con
tabaco precoz,
pienso,
todo
he soñado
para
el letal lecho del olvido.
Mi
temor sorprendido
alega
que no existe;
vida
o belleza,
ala
o metal cansado,
gloria
de grandeza, ¿Dónde?
Mi
tabaco de neblina
ahonda,
penetra y surca
la
esmaltada silueta de tu figura,
por
mi caricia ruda
y
el agua afligida,
admirarte
yo cual fugaz garuma,
anisado
vive el cielo,
nuestra
blanca estrella
mineral
candente
refulge
su luz desnuda,
por
vespertino son
de
todo lo que tiembla
como
abanico de mi pluma.
El
Castellano
El
Principio estaba en la Colina.
Un
hecho,
claridad
de brea encendida,
o
transparencia de pez de cristal.
Timón
enfurecido
que
tormenta iracunda tizna,
Cuervo
en el alma
mi
ser alzo, prendo,
mi
idea luce
cual
hollín de azabache tuviera,
gragea
mi voz un crascitar
de
mi señor Baco,
persona
de garabato nombro a sombra latiente,
acaso
opacidad de materia cuidase,
sacrificador
mi tiento.
Sonetada
su parda sepultura.
Falte
mi ley, sonará la albilla.
Diablo
aguador mi buen Luciente;
cordován,
recuerdo de soleta,
no
me faltará maceta,
Parnaso
que ya cae asaetado,
cisnes
negros,
de
Apolo,
cuidados
como vellón descendía su grajo.
Musario
monte yo he sembrado.
Yo,
pensamiento y porfía guardo,
me
los retiemble
el
Sol lucido,
ninguno
estribe
mi
mesura,
Señora,
valerme quiera,
ni
peligroso
el
tiempo Bárbaro se me pareciera.
Förüq
Insondable,
la luz
de
tu impalpable seña,
guiño
áureo al latido,
insubordinado,
labrado
en
madero de este hierro,
ya
dejó de ser infamia tornasola
en ascua
de piel borrosa.
Ensueño
alado te alzo
mi
musa en estridencia recta,
develada,
reveladora senda
dictas
que afliges voluptuosa
cuan
cerilla arrostra mi alma,
rebulle
tu sueño alado
de
golondrina azabache,
no
perturba mi paso
tu
luminoso azar descorajinado,
en
sones del capataz del brillo primero.
Arde
no se colma mi vaso,
al
cantoral
fraguo
férreo lazo,
indivisible
alianza, comunión
de
ambos argentos astros,
como
entrelazan alba y ocaso,
pura
seda mi correr
de
atleta precipitado,
arrostró
mi
piedra espectral,
tu
brisa ya nunca más fría.
Alumbró
mi sien
el
fractal de frágil leño.
Y
desveló que todo es y fue
más
que un sueño.
Enmudecida
siembra tu garganta
lamo
la tierra boca a boca,
tu
raízsalvaje me toca,
como
verde planta a tu corazón invoca,
silvestre
y musical nuestra rosa azul canta,
henchido
de tu voz voy
mi
doncella escarlata.
El
Castellano
Oración
a la misa del alba,
revuela
una golondrina,
esquiva
los ramajes
cenizos
del fresno,
abre
monótona brisa
una
caricia de tierra
por
el musario cerro,
carrascas
afilan allí
sus
flores de piedra
para
dar sus bellotas,
ya
escondida la luna de seda,
aumenta
un zorzal su trino,
sube
entre rayos de sol
la
espuma de un desnudo álamo,
a
su raíz un precoz mamón
sonríe
al iris de nueva luz,
un
grillo chirría su nota
en
melancolía por nuevo cierzo,
la
encina secular
no
pierde atisbo de rigor
en
follaje,
como
nervudo verde
que
no llora,
la
retama grita al esparto
que
su amarillo impera,
plegaria
entre verdades del monte
un
nuevo esplendor
canta
la paz sepulcral del campo,
como
luminaria entre río reverdecido
en
tapiz de terruño arado,
aria
dolida en arrebol
de
sollozo verde,
lento
abre su retoño la tierra.
Entre
vid de nueva espera.
El
Castellano
Quiero
mantener
mi
suerte segura,
como
hondas imágenes
en
frío lacustre.
Agua
de labriego, sordo.
Eco
en árbol de sigiloso azar.
Hombre
al menos
en
terrazgo seguro
al
pie de bandoneón,
clavando
cigarra
a
su escarcha afligida,
manos
trabajen
la
melodía
a
tu voz morena.
Primor
en viento
de
mi sepulcral prestancia,
tierra
o ceniza
eternal
mármol turbado
de
vida atada a tu vida
y
perseverante esencia.
Árbol
de luz y acento,
revuelo
a tu son
el
mundo no trasplante.
dulces
sueños
sones
flamígeros te aguarden
en
su seno.
Suelo
en miel
de
nota obscura,
guerra,
oh gran momento,
rizar
mis ascuas al viento,
hoja
que tu filial enmarca,
verdecido
mamón,
yesca
su sangre;
invadido
por substancia
de
tu irisada voz en letra fraguada.
Resonancia
de altivos lares,
fecundos...
Llevo
verdecida mi sangre,
Asaltando
el trigo mis ojos,
palabra
con sonido
eterna
herida
resuena
que sigo en ti
como
aromo de flor
y
curva pitanza corva,
redimido
a la abeja
el
avispero ya no zigzaguea,
abre
cariño tu senda,
nácar
dispuesto y frágil
al
candor de mi cóncava vena.
Para
cosechar mi pena, mi cruz
y
mi condena.
El
Castellano
Mi alma vespertina:
Anubló la tarde,
su
grillo bruñó su último acorde,
el
día escapaba deprisa.
Con
perfil de cerro viejo,
desfalleciente
rebrota un viejo hinojo,
su
tallo de nuevo anís resurgido
de
entre sus escamas anuales.
Lentamente
un charco se apodera
del
sueño del paisaje,
todo
siente que su agua no miente;
nostalgia
entre borrones de savia nueva,
caminos
se perdieron entre retazos su verde sien.
Mi
corazón
por
mamones de carrasquillo,
entre
ensalmos de romero silvestre,
entre
rosas caninas de añiles fauces,
vendería
mi dicha ya cansada,
por
su prosperidad,
lejos
su tierra que ellos querían,
dime
mamón de almendro
si
yo todo hice hasta pedir permiso
en
tiesto mi patio de la araña
acogeréis
vuestra segunda vida pautada,
esclavitud
sumisa de compostaje superior.
Alto
ventano os puse a todos
mis
hijos adoptados.
La
fortuna os reverdezca.
El
desencanto final no hallaréis,
por
oscuro redil de mi cuidado,
os
descienda la gloria.
Sórdido
plano en tierra nueva,
de
ocaso desnudo con infinita alba,
mi
mano brindó por vosotros
con
sueños sin cruz
encima
mi pecho.
Mis
hijos invernales os ofrezco mis cantos
y
sangre de esta tarde muerta,
sois
más nobles hoy que si nunca os hubiese desterrado.
Enjutez
en cobre irisado, un sol de trapo,
frondazón
del musario cerro
que
indemnes, os vio nacer.
Volar
mis criaturas sin osar
el
cielo de las plantas.
El
Castellano y Leannán.Sídhe:
I-
1/09/2016
·
Mi
polilla desvencijada
nace
del espejo que crepita
una
boca de esfera y su artificio,
revoloteos
en torno a la bombilla
que
más quisiera ser ella la estrella
que
te atrae
tu
noctámbula sed
de
espinas blandidas,
un
viento lunar se reposa
en
mi ventana,
siega
del mar oscuro
que
todo tiñe de malva nocturno,
hoy
estoy aquí
ante
ustedes cigarros
para
latir
y
que vuestro color
sea
expulsado,
recibo
que acuso
ponlo
en mi pierna
caminaré
el infierno
por
si consigo pagarlo
con
mi sangre algún día,
serrana
se torna mi almohada
de
su musgo y lozano rostro,
por
el canto de este caracol
que
ya no late se quedó seco
en
su intento,
es
una luna menguante
y
su aguacero litigio áspero,
un
iris y un prisma lejano
es
mi hombría un surco
en
mi jardín de cementerio
por
el frío rígido
y
sus cristales de hueso
de
un sol
que
le enfadaba su luz.
II
19-1-2019
Nuestro
tiempo derretía
como
oscura poesía,
hermoseaba
una melodía
de
tu voz serena;
en
virtud y nota
de
un salve a tu condena
que
hollaba.
Con
inspiración sublime húmeda,
se
arrostraban tus azules labios,
fuego
sacro, oh musa
de
esplendor retirado,
cóncavo
cielo que más no habita.
Este
dolor sin manos, todo ojos
te
visualiza quebrando la lira
de
mi pecho naciente,
Vana
memoria, destierro evanescente,
placer
oía,
sucumbir
acaso al frente,
virtud
en sollozo,
por
oscuras sombras latiendo inerme
mi
dicha que relampagueaba,
esta
estación de hielo,
y
azabache nevado en la retina,
límpido
tu celaje golondrina nocturna,
brillas
bailando tu presencia ruda,
no
aseguro más que lo que no puedo conseguir
con
ímpetu esforzado,
esbelta
tu flor
brilla
fugaz su vaga huella,
que
enraíza tu candor de frente,
brava
fuente,
que
me brinda mi corona
de
brumosas tempestades.
III
Te
brindo y dejo mi destino incierto,
sobre
las zarzas de la tierra
de
mi camino,
armonía
solaz de ojos duros
y
nítidos,
silencio
expresivo, desunía;
santo
sueño,
su
quietud inabarcable que mío
su
transcurso que yo te miro,
mi
dama del pensamiento mío.
Sañudo
el arrebatarme,
el
designio inexorable,
mi
guardia implacable,
sentir
late eterno en y sobre la tierra,
en
su vientre profundiza
su
raíz de tiempo
que
es huella eterna, con infranqueable tapial,
a
esta luna canto,
su
aspereza que germina
invernal
siembra difunta.
Toda
sombra ella fulgura,
crepúsculo
esparce por colinas,
su
luz agrietada profundos lagares ilumina,
alma
de tierra acuso
en
ocaso que mece, y yace su digna,
inefable
espera.
El
Castellano
Esa luna que ama:
En la noche
como
etérea surtidora
de
azules, longevas aguas.
Esencia
de tiempo
y
su febril carcoma,
verdad
o mentira
todo
lo tuyo gira.
Ya
tus aguas en sustancia;
oscura
abre el seno
de
mi acrisolada fuente,
luz
de natura
a
sol oculto,
que
en mis manos crece.
Y
su noche aparece,
coge
este mi solcillo,
al
candor de arreboles,
dictarán
mi exilio,
amigos
a pie de página.
Gira
este solaz trompo espacial,
o
arduo ligamento severo
en
sentidos y sentires férreos.
Corazón
verdecido,
con
semblante déspota milenario,
acurruca
tu raíz salvaje,
como
fe firme
de
argento ángel,
tu
carne rememora el libro olvidado
de
tus falanges dictando,
tomo
brotando del destino insumiso,
endiosado
como púrpura de nieve roja,
azar
cromático
de
tu agua geométrica,
mi
musa cristalina.
El
Castellano
Miro tus ojos en los míos,
como crepitar enroscado
de enredadera
como filamentos que adhieren
mi retina.
Son luces bailando
en el rocío tus labios,
ensayando sones
de espirales en espera,
apacigua mi alba
sobre tu río,
de infranqueable seda;
desliza tu brillo por mi ensenada,
silencio mío de corbata,
deseo de cristal o divagar
jugando nuestras sombras,
camino o pensamiento,
anudar deslizando el viento
en tus mejillas,
recojo mi aliento
que marcha acariciando
tu mirar sereno,
vestigio de tu figura iluminada
por mis enajenados candiles
al rubor de astros.
Perdóname
sólo es mi amor
como reguero surcando el viento
de tu insondable palabra,
rayando fulgores en esfera fría,
rasgo perpetuo de inmarcable seña;
lienzo deslucido
ingrato cuan abarca mi espejismo
de acariciar tus ojos
si así danzo en la luna
de tu alma,
enseñándola que la quiero,
como a tus peces de cristal.
El Castellano
Bajo el signo de la luna Azabache:
I
Me
llama en la noche,
me
acaricia su recuerdo,
con
sus caricias desvanecerse
quiere;
y
renacer en la oscuridad
del
ocaso eterno.
Comprendiendo
y llevando dolor.
Yo
sin comprender su aparición.
Pero
recreando su alma viajera.
sueños
serán, pero cada día
la
siento más.
En
la belleza de imaginar
la
complazco con la sencilla palabra
de
amor a su alma
sin
cuerpo.
Que
me acompaña
desde
que sufro por el querer.
II
Te
busqué detrás de la estrella
más
brillante del azul eterno.
En
el suspiro de amor
que
corre y descansa
entre
la inmensidad de un parpadeo.
Entre
la oscuridad que alcanzó
a
ver la belleza que envuelve
tus
imaginadas piernas,
adentrándome
para reposar
siendo
una sombra más.
Y
te encontré en mi sueño
más
cálido, en el cielo encerrado
que
liberé.
En
la noche que mi amor corrió
en
tu flamígero seno,
y
te amé aunque fuese un día
en
la penumbra.
Para
así no olvidarte nunca.
III
Manantial
fulgente de inspiración
tu
mirada tierna sin compasión.
Matices
de esmeraldas
tu
pupila enfrentada con mi pupila.
La
golondrinera el aroma
de
tu piel frágil y esquiva,
con
sus amapolas amarillas
el
color de tu áureo.
Un
piropo, el suspiro
de
mi amor eterno.
Que
corre que escapa y vuelve
el
cosquilleo.
Tu
boca con mi boca bebiendo
del
mismo agua del deseo,
tu
piel con mi piel
avivando
el ascua
del
sentimiento preso.
IV
Resplandor
de auroras en los recovecos,
donde
se refugian mis ilusiones
en
mi pensamiento.
Tu
tez conoció mis manos
y
mis manos te moldearon para su recuero.
Eterna
batalla a la noche,
cuando
noto tu ausencia,
la
noche que galopa
y
yo con palabras sufridas,
de
nuestra vida sentida.
Ya
no hay felicidad entregada
con
besos y roce de nuestros cuerpos,
medida
y entregada,
ya
no te buscaré en esa nostalgia.
Me
enamoré de la vida
y
nada me falta
porque
todo me llena.
Te
volviste a pasear por mis sueños,
y
en ellos nos reconciliamos.
Vuelve
a mí el dulce tormento
para
vivir soñando
con
el recuerdo.
Y
amarte soñando despierto.
V
Noche
en vela de navegante
sin
destino,
noche
despertada,
por
la luna.
Y
acariciada por sonrisas de estrellas,
cercanas
y lejanas
según
sean miradas,
a
través de la copa de sangre
o
con la nostalgia del corazón.
Luz
a la vela que ilumina la pluma;
tinta
de ánima mezclada
con
los recuerdos de una vida a tu compañía,
pasada,
con hielo y fuego, con besos
huidizos
y fulgentes,
eternos
y efímeros,
con
sueños rotos,
y
días de amor
a
la sombra de tu reflejo,
disuelto
por el embiste del tiempo,
que
partió mi corazón en dos y un cuarto,
en
el que me alimenté de las rosas
y
flores desangradas.
La
copa de sangre
en
recuerdo
de
una sonrisa que resplandeció.
VI
Amada
mía te escribo esta noche invernada
detrás
de la estrella apagada
que
yo te amo amada.
Luna
mía, tú mi flor que brilla
luces
bonita, estrellita mía
sólo
tú eres mi vida
runa
azabache mía,
jamás
se apagará tu boquita,
que
llama a la mía.
mía
sólo mía,
mi
flor de luna
sólo
para mí encendida.
Yo
nací para tus ojos,
madera
de los cipreses.
Yo
sólo soy escarabajito,
yo
camino despacito
de
tu mano, duermo contigo.
VII
Sólo
soy lo que tus ojos
dicen
de mí.
Sólo
soy amor, vivo en ti;
yo
nací de un rayo de sol,
dije
soy fuego sin más razón;
de
mí la sangre huyó,
yo
sólo viví como flor
al
muerto le di helor,
porque
yo viví solo, solo
como
vive la flor
pero
ni aroma tuve
ni
tuve color,
sólo
tuve polen carmín rojo,
que
a la tierra llegó.
VIII
Muerto
vivo, si no te miro;
luna
muerta vi encender
y a
mí llegó.
Para
yo decir viví, fui, amé,
reí,
y con su amor
digno
orgulloso sucumbí,
hasta
de su boca morí
pero
un día desperté
frío
como sol que fui
y
ella huyó de mí.
Así
mi condena
cuando
yo muero,
ella
vive por mí.
IX
Amada
inspiración lejana
o
cercana, según seas mirada,
del
interior embelesada
alma
de mi alma,
espíritu
sin nombre.
Destello
sin horizonte.
Luz
atraída cual estela indefinida,
venda
que el ojo no vea;
orilla
de mi barcaza,
sin
suspiro, ni terraza
cruel
hornaza,
letanía
sin lejanía.
Ni
caricia existe
sin
manos que te modelen cual arcilla,
lugar
de mi lugar sin hallar;
bello
templo tu mirar.
Ni
beso existe sin sentimiento inicial.
quién
afortunado
que
en mitad de la rima,
muriese
para no cesar.
El
Castellano
FINAL
Contenido
Sin luz
late brillante oscuridad 13-1-2019
Brillante
oscuridad 13-1-2017:
Como ciega
figura contesta tu presencia
Añejo,
extenso afán entregues ni fíes venidero
Por mi
olmo, Insurrección 04\2016 Reedición
Tesituras afables,
filo inexpugnable
Canto a la
fuerza de la naturaleza
Lividez
carmesí 2017 reedición
Telégrafo
dicta, ordena avance
Bajo el
signo de la luna Azabache:
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