Deja Escarlata
las hebras otro ensortijado,
que el ánima mía tiene enmascarada,
a través una nieve no pisada,
el blanco mis rosas purísimas,
abandona perlas y collares,
corales flagrantes,
vine a hendir mi alma,
preciada, cual mi cielo preciado y codiciado,
ven al combate,
mi boca en lengua adornada,
de soles que te he robado.
Gracia y discrección no fueron hermanos,
allá tus ojos celestiales marcho,
ayen la contienda fulge mi astro,
oh angelical Natura
posee ejes, hilos,
madre nuestra,
danzemos en torno
el círculo de fuego,
vine a desnacer,
no me iré sin dejarte santo y seña,
blancura hábil, la densa forma,
oh silueta, contorno
de Lilith sombra de Eva,
somos los designados
a volver a vivir en seno la Luna semper,
sempiterna;
lo purpúreo al rosal der alba lisa,
dulce canto a la Medusa
este Centauro no achanta ni se achica,
a Venus la gentileza,
mi día de luna,
alteza muerde mi mirada,
de cabellos naturales
y son en vena,
mi amor de ira a Diana presto,
rosas suaves que se esparcen y flores,
colores, tierra,
otro llanto,
luz clara y bien en día,
astucia del arte,
oh gentil azul que me crece,
allá nació este poema
allende la sombra mis oscuras parras,
desplaza los montes
limpios de azul sereno,
en valle su llano,
cabalgo a nuestra vecina cumbre,
licencia y el mundo me coloras,
mis esperanzas en viento furtivo,
sucumban ya mis años derrocados,
ó momentos cuidados en suspiros nobles,
suspiros
cual gemidos
de alma en ribetes,
hagan sueño los sentidos
que Musa ya eres realidad.
Förüq y Leannán-Sídhe
I Retiro sembrado frente la casa consistorial de los Santos de la Humosa; en una banca sentado en compañía la vetusta del lugar, dos ancianos y una anciana de ternura en raíz, senda de labriego sordo de tranquilidad acrisolada, al reposo del sombrero y la azada, de tórrido verano y pepinillos del diablo bajando sus matas la iglesia de San Pedro. II De la vid a la higuera del patio rural con mecedora y fuentecilla azul, un cuenco con pasas y botijo de agua fresca, saqué mi decencia a pasear las cuestas y callejas de encanto acompañado por fachadas centenarias que brillaban fortaleza en reposo era este un pueblo de gatos en tejados y sus calles, decenas, conté sus patitas, y sus bigotes III Asomaban, al titilar las palometas en farolas, solos cantiles de aura luminosa. Vine buscando cumplimentar mi misión de cabala fantasmagórica y reliquias llevan sortilegios de almas herradoras, por regias forjas en ventanas y portones madera añil al barniz. Me encara la emoción de afre
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