Una creencia para el gris
afuera, para el gris
dentro la lluvia,
rojo, azul, púrpura, negro,
hacen blanco,
blanco es tu amor,
blanco es el color,
todos los colores
hacen negro,
¿o blanco?
No lo sé
mientras tanto seguiré
amándote en silencio,
¿ y la inversa del azul,
rojo le creí,
y del rojo amor
tu azur aura índigo,
Blanco es mi amor,
que eres tú,
llámese objetivo,
todas tus creencias
serán resurgidas,
renacidas,
un gris dentro de la lluvia,
mi vida suena que aflora,
la creencia,
todo en cuanto creo,
volverá a vivir,
un gris, afanoso afán,
por ser negro,
por ser blanco a la vez,
conjunción,
de ying y yang,
avanzo a la montaña sanadora,
no hay ley, mi amor perdió la guerra,
y ahora es más fuerte,
un paso al frente
aquella montaña todo sanaba,
sin repercusión,
eso dijo,
como que el amor lo curaría todo
entonces quise sanar mi vida
amando la parca negra
vestida de estrella,
habló mi sangre,
permiso denegado
para atravesar el reino muerto,
introduzca clave de nuevo,
Amor es clave,
llave y designio,
sí pero de otro reino Föruq,
su Misión no ha terminado,
debe continuar su pèndiente,
guerraa, su tiempo no ha acabado,
inversa del azul,
pregunto callado,
sí es el rojo granate sangre escarlata,
tu doncella
del rocío más fresco,
de la fragancia inapagable
del aroma a todas las flores del valle,
Portón verdadero abierto,
empezó a soñar
su nueva vida desde su muerte.
Roto el nueve
queda besar a su Musa para siempre.
Förüq y Leannán-Sídhe
I Retiro sembrado frente la casa consistorial de los Santos de la Humosa; en una banca sentado en compañía la vetusta del lugar, dos ancianos y una anciana de ternura en raíz, senda de labriego sordo de tranquilidad acrisolada, al reposo del sombrero y la azada, de tórrido verano y pepinillos del diablo bajando sus matas la iglesia de San Pedro. II De la vid a la higuera del patio rural con mecedora y fuentecilla azul, un cuenco con pasas y botijo de agua fresca, saqué mi decencia a pasear las cuestas y callejas de encanto acompañado por fachadas centenarias que brillaban fortaleza en reposo era este un pueblo de gatos en tejados y sus calles, decenas, conté sus patitas, y sus bigotes III Asomaban, al titilar las palometas en farolas, solos cantiles de aura luminosa. Vine buscando cumplimentar mi misión de cabala fantasmagórica y reliquias llevan sortilegios de almas herradoras, por regias forjas en ventanas y portones madera añil al barniz. Me encara la emoción de afre
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