Ahogaba el silencio.
En el jardín me abordaba el viento mordaz.
Sus sonajeros de hojas flotantes,
festejaban sobre un velo invisible.
Las canicas han rodado
entre gritos de persianas.
Su melodía de estruendo
cincelada por el arte del ruido
se escuchaba en danza de gemidos.
Estrépito, choque de pilares de la atmósfera,
aires secuaces, luz cortante,
trombosis de ventanales
y agujeros, olor de madera chamuscada y canicas deformes por la calle
MIGUEL
Miguel Esteban Martínez García
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Ahogaba el silencio
sentado en el jardín
abordaba un ventisquero
de viento mordaz,
que saltaba hojas flotantes,
bailaban sobre un velo invisible
un precipitar de sonajeros efímeros,
sobre la levedad de canicas rodando
y gritos de persianas.
Una melodía del estruendo
jamás cincelada ni interpretada
a solo haberla escuchado una vez,
gemidos entre danza
de aires secuaces, choques entre
pilares del cielo a ras terreno
maderos entre ventanales,
y agujeros susurrantes de idea 💡
MIGUEL
Miguel Esteban Martínez García
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